
Colapsada la economía cubana: los datos del desplome
- Cuba
- julio 22, 2025
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La industria azucarera se desplomó un 46,7%, la agricultura cayó un 20,5% y la pesca un 22,4%; el retroceso económico acumulado entre 2019 y 2024 alcanza un promedio anual de -1,9%.
MADRID, España.- Las cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI) sobre el Producto Interno Bruto (PIB) de 2024 permiten ponerle números concretos a la realidad de Cuba : el continuo deterioro de la economía. El economista Mauricio de Miranda Parrondo, tras analizar los datos oficiales —calculados a precios constantes de 1997—, concluye que la contracción de los sectores productivos es tan severa que “ilustra el nivel de colapso de la actividad económica del país”.
Más allá de los porcentajes, el análisis revela la magnitud del retroceso. La industria azucarera cayó un 46,7%, la pesca un 22,4% y el sector agrícola (incluyendo ganadería, caza y silvicultura) se redujo en un 20,5%. También sufrieron fuertes contracciones la generación y distribución de electricidad, gas y agua (-10,6%), la industria manufacturera no azucarera (-9,6%), el comercio (-8,8%) y la educación (-9,9%). A ello se suman los retrocesos en ciencia e innovación tecnológica (-6,1%) y en administración pública, defensa y seguridad social (-4,6%). Se trata de sectores clave para el funcionamiento del país, todos en declive.
Aunque algunos sectores reportaron crecimientos —como transporte, almacenamiento y comunicaciones (9,7%), hoteles y restaurantes (5,3%) y construcción (4,4%)—, De Miranda advierte que detrás de esas cifras pueden esconderse distorsiones. Por ejemplo, el alza en comunicaciones podría explicarse por las rentas de la estatal ETECSA, mientras el transporte urbano permanece “en estado comatoso”.
El economista también cuestiona la eficiencia del gasto público. En 2024, el 25,3% de la inversión nacional se concentró en servicios empresariales, actividades inmobiliarias y de alquiler, un sector que apenas creció un 0,7%. “Esto muestra cuán ineficientes han sido las inversiones realizadas”, apunta.

De Miranda no se limita a una fotografía anual. Su análisis del período 2019-2024 revela una caída promedio anual del PIB del -1,9%, lo que implica una contracción sostenida a lo largo de seis años. Durante ese lapso, sectores como la industria azucarera (-25,4%), la pesca (-15,4%), la agricultura y ganadería (-14,8%) o la manufactura (-9,9%) sufrieron descensos acumulados alarmantes. También se contrajeron el comercio (-6,2%), la salud pública (-2,9%), la educación (-2,8%) y la ciencia e innovación (-2,6%). En contraste, solo cinco sectores experimentaron un crecimiento promedio anual, aunque modesto: transporte y comunicaciones (7,6%), hoteles y restaurantes (3,2%), construcción (1,3%), cultura y deporte (1,2%) y servicios empresariales e inmobiliarios (1,1%). Para De Miranda, esto demuestra que “los recursos del pueblo se han mal utilizado en un sector prácticamente estancado”.
En palabras del propio economista, la evolución de la economía cubana en los últimos años se asemeja a “la historia de Benjamin Button”: una regresión constante que compromete tanto el presente como el futuro del país.
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