“Nos obligaron a ponernos camisetas y marchar con el Gobierno”: Las denuncias de los trabajadores del DAPRE en medio de la guerra interna en Palacio
- Colombia
- mayo 3, 2025
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El Departamento Administrativo de Presidencia (DAPRE) es la oficina más importante de la Casa de Nariño. Por allí pasa la contratación de todo el staff del Gobierno central; incluso más recientemente se designan recursos para programas de política pública y obras de infraestructura, la logística de los esquemas de seguridad de toda la familia presidencial, y la agenda del primer mandatario.
Pero el DAPRE hace muchas otras cosas. Por ejemplo, es la oficina que aprueba los nombramientos y las comisiones de los funcionarios de los ministerios.
Por eso quien está al frente del DAPRE tiene las llaves del poder del Gobierno. Si un ministro necesita nombrar con urgencia a un funcionario o enviarlo de comisión a una región del país, tiene que pedir el desarrollo administrativo de esa tarea al DAPRE.
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Como si fuera poco, la oficina principal de la entidad está al lado del despacho del presidente. Esa es la razón por la que Laura Sarabia se convirtió durante varios meses, ya no hoy, en la mujer más poderosa del Gobierno. Sarabia era la que decidía quién se acercaba a Gustavo Petro, quién llegaba a Palacio, a dónde iba el jefe de Estado y cuál era el detalle de su día a día.
Hoy esa agenda la controlan dos personas: Angie Rodríguez y el actual ministro del Interior y jefe de despacho, Armando Benedetti. Benedetti llegó de nuevo al Gobierno hace seis meses; primero fue alto asesor y luego le ganó el más reciente round del poder a su ex asesora convirtiéndose en jefe de la cartera en la que quiso estar desde que el Pacto Histórico ganó las elecciones.
Y con ese triunfo desplazó del núcleo de Palacio a Sarabia, con quien ahora desarrolla una guerra frontal que tendrá más capítulos por venir. La canciller asistió esta semana a la Fiscalía y entregó nuevas pruebas que podrían poner a Benedetti en problemas.
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Por su parte, Rodríguez es una mujer cristiana que trabajó antes con el ministro de Salud, Guillermo Jaramillo, el otro hombre influyente en la Casa de Nariño. Jaramillo recomendó a Rodríguez para reemplazar a Sarabia y así llegó al cargo, aunque nadie la conocía en el Gobierno y no tenía un papel destacado de activismo en el petrismo.
Su presencia al lado de Petro es notoria y se ha hecho cada vez más presente. En las marchas del primero de mayo estuvo junto al presidente mientras este alzaba la espada de Bolívar en la radicación de la consulta popular. En medio de su discurso Petro se dio la vuelta varias veces para señalarla y en una ocasión incluso la abrazó y le puso la mano sobre su hombro.
Rodríguez le señaló al inicio del discurso la bandera de la campaña libertadora de Bolívar que Petro usó en su retórica para hablar de la “libertad o muerte”. Estuvo sonriente todo el tiempo sin despegarse un milímetro del jefe de Estado y le ayudó a sostener el documento de las preguntas de la consulta cuando este las empezó a leer para los manifestantes.
Estuvo adelante incluso de figuras como María Fernanda Carrascal, Daniel Rojas, Cielo Rusinque o Martha Peralta. A un lado estaba Rodríguez y al otro la ministra de Cultura, Yannai Kadamani.
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“La ministra de cultura debe estar ahí, porque la espada de Bolívar es patrimonio nacional. Las funcionarias especializadas a mi lado, cuidaron en todo momento la espada”, dijo Petro sobre esta última.
En el DAPRE hay otro funcionario poderoso que es José Alexis Mahecha, el director administrativo y financiero. Ambos han hecho una dupla que parece obedecer a la línea de Benedetti y Jaramillo. Y eso ha hecho que haya tensiones con Sarabia.
Una funcionaria de esa oficina entrevistada por EL COLOMBIANO contó el detalle de los problemas que han tenido los trabajadores en los últimos meses.
En la marcha del primero de mayo obligaron a varios funcionarios de la entidad a ir a la Plaza de Bolívar para estar en las calles con el Gobierno y a ponerse camisetas por el “sí a la Consulta”, como la que usaba Rodríguez al lado del presidente.
“Mi jefe me dijo: ¿Qué quiere? Es eso o ir a buscar trabajo”. La misma persona aseguró que esto había pasado en la marcha del 18 de marzo. “Nosotros no queríamos salir porque no queremos hacer parte de esas peleas políticas pero siempre que hay alguna manifestación nos dicen ese tipo de cosas que son amenazantes”, agregó.
Otra fuente dijo a este periódico que ha habido varios casos de personas a las que les pidieron renunciar para volver a contratarlas con menores salarios. “Han sacado más o menos a unas 32 personas. No sabemos si en estos días llegan más listados. Van saliendo y van llegando nuevas personas pero no hay explicaciones sobre por qué sacan a funcionarios que han estado aquí durante años y solo quieren trabajar. Hay compañeros que tienen una categoría de sueldo y les dicen que les tienen que bajar esa categoría de sueldo. Les hicieron renunciar y ahora están en estudios de seguridad para volver a contratarlos con sueldos más bajitos”.
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En ese contexto, hubo otro hecho revelador que demuestra la tensión y la guerra con Sarabia. Esta semana este diario reveló que el vicecanciller Daniel Ávila renunció a su cargo.
El funcionario vivía en Washington y tuvo problemas para algunas comisiones que fueron solicitadas por la Cancillería al DAPRE. “Daniel se va por temas personales, ya que no podía cambiar su residencia a Colombia. Y en el DAPRE no le estaban aprobando sus comisiones a DC. En este momento estoy a la espera de concepto a Función Pública para la reestructuración de la Cancillería. Rosa Villavicencio será la encargada del viceministerio de migraciones. Lastimosamente está siendo difícil la aprobación de comisiones de los funcionarios de la Cancillería”, dijo Sarabia a EL COLOMBIANO.
Pero a raíz de la renuncia de Ávila hubo otras personas que reaccionaron. “Irónico, porque es la misma manera en la que Laura “castigaba” ministros y otros funcionarios que no seguían su línea – negando comisiones y nombramientos necesarios para el trabajo de la entidad”, señaló un exministro que estuvo hasta hace poco en el gabinete del presidente.
Rodríguez publicó una foto junto a los representantes del sector bancario con la frase: “El Pacto por el Crédito fue el eje central de la más reciente reunión de la Directora del Departamento Administrativo de la Presidencia de la República, Angie Lizeth Rodriguez con Asobancaria, donde se destacaron los grandes avances logrados en esta estrategia”.
Inmediatamente, Sarabia, que fue la funcionaria que lideró esa iniciativa, comentó el trino en su cuenta personal recordando que se trataba de una gestión suya. “El Pacto por el Crédito ha tenido avances excepcionales en el acceso a recursos desde su inicio”, escribió.
Más allá de la incomodidad y la distancia, hay vacíos que significan. En la marcha de Petro el jueves pasado, en la que el presidente ha usado más simbolismos hasta ahora, no estuvieron Sarabia ni la primera dama Verónica Alcocer. Tampoco estuvo la vicepresidenta Francia Márquez ni Gustavo Bolívar.
Este último entregó su carta de renuncia el miércoles y un día después decidió salir a las calles desde Cali con la vicepresidenta, que está en su momento de mayor separación frente al presidente en todo el Gobierno.Ese hecho no pasó desapercibido para quienes están interesados en competir por la candidatura presidencial.
Mientras que en el Gobierno se acentúan las diferencias y Petro reduce su círculo más cercano, los trabajadores del Dapre, especialmente los que llevan años y décadas trabajando con varios gobiernos, aseguran no entender la parafernalia de una manifestación para exigir al Congreso que apruebe derechos laborales, si a unos pasos en la Casa de Nariño esos mismos derechos no son respetados.
“Nunca me había pasado esto. Que a uno lo amenacen con el trabajo si no sale a marchar es una humillación”, concluye la fuente.
EL COLOMBIANO le envió un cuestionario a Angie Rodríguez sobre estas denuncias. Al cierre de esta edición no contestó las preguntas.