UNPACU denuncia intento de envenenamiento ordenado por la Seguridad del Estado en su sede

Josefina Reyes, cocinera voluntaria en la sede de UNPACU, revela que fue presionada por la Seguridad del Estado para contaminar alimentos.

De acuerdo con declaraciones del líder opositor José Daniel Ferrer y de la ciudadana Josefina Reyes Londres, conocida como “Finita”, la Seguridad del Estado presionó a esta última para que contaminara la comida destinada a ancianos, niños, enfermos y personas en situación de calle que acuden diariamente a la sede de la UNPACU.

“Le pedí a Finita que me ayudara con la elaboración de alimentos porque es buena cocinera. La UNPACU iba a apoyarla también con recursos para sus hijos”, explicó Ferrer. “Ella no es opositora, pero como ocurre con cualquier labor solidaria o en favor de la democratización, la Policía Política empezó con las presiones: detenciones, amenazas, intentos de reclutamiento”.

Ferrer sostiene que la policía obligó a Reyes Londres a colaborar bajo amenazas: “Le dijeron que tenía que actuar como agente bajo el nombre de ‘Román’, que era el nombre de su difunto esposo. La amenazaron con meter preso a su hijo, quitarle la casa y con otras represalias”.

La propia Finita denunció en un testimonio audiovisual que un agente le pidió “echar algo a la comida que ellos me iban a dar”, y que incluso le sugirieron colocar “chinches en los cuartos”. Ella se negó, señalando que sus propios hijos consumen los alimentos cocinados allí, así como otras personas, incluyendo niños pequeños. También denunció que la obligaron a firmar un documento que la identificaba como agente, bajo amenaza de desalojarla o encarcelar a su hijo.

Ferrer responsabilizó directamente a las más altas autoridades del país: “Esto no es una iniciativa local. Es una orden de Díaz-Canel y Raúl Castro para matar, envenenar a mi familia, a mí, a ancianos, a enfermos”.

Desde su excarcelación el pasado 16 de enero, tras más de tres años en aislamiento, Ferrer ha retomado las labores humanitarias de la UNPACU. El proyecto, que comenzó atendiendo a seis personas, ha crecido hasta asistir a más de mil personas diariamente con alimentos y atención médica básica. Sin embargo, este trabajo ha sido blanco de un creciente hostigamiento policial en las últimas semanas.