Una alcaldesa mexicana contra Fidel y el Che: «Rindan homenaje a asesinos en otros lados, pero no aquí»

Una alcaldesa mexicana contra Fidel y el Che: «Rindan homenaje a asesinos en otros lados, pero no aquí»

  • Cuba
  • julio 23, 2025
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Alessandra Rojo de la Vega, la alcaldesa que mandó a retirar dos figuras de bronce de Fidel Castro y Ernesto ‘Che’ Guevara de un parque de la Ciudad de México, conversa en exclusiva con ‘CubaNet’.

CDMX, México. – El miércoles 16 de julio, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Alessandra Rojo de la Vega (1986, CDMX), mandó a retirar el monumento Encuentro, ubicado desde 2017 en el Jardín Tabacalera. Ese día, Fidel Castro y Ernesto Che Guevara dejaron “subanco de la colonia Tabacalera en la pala de un buldócer.

“Nos dimos cuenta gracias a las denuncias de muchos ciudadanos que estas esculturas habían sido puestas de manera irregular”, asegura Alessandra a CubaNet, sentada en su oficina, a punto de caer la noche de este lunes sobre Cuauhtémoc, la alcaldía que abarca el centro histórico de la Ciudad de México y algunas de las colonias más famosas de la urbe. “Nos decían que las compraron con dinero de los vecinos, y los vecinos nos decían ‘No queremos a estos represores, asesinos, dictadores en nuestro espacio’”, agrega. 

La alcaldesa también asegura que hubo “irregularidades”, que hubo “opacidad”, en  la compra e instalación del monumento, realizada a través del “Capítulo 5.000” del Clasificador por Objeto del Gasto, una norma usada por los gobiernos en México (federal, estatal y local) para organizar su presupuesto. “Estos gastos son para la verdadera necesidad de los vecinos: poner las luminarias, arreglar las calles…”, explica Alessandra. “Entonces vi las irregularidades y dije ‘Se van. Esta ciudad no puede ser refugio de opresores, de dictadores y mucho menos de este par, con el daño que hicieron’”.

Y se fueron. El mismo miércoles 16 de julio, la alcaldesa anunció la remoción de las estatuas en la red social en X: “Ni el Che ni Fidel pidieron autorización para instalarse en Cuba… y tampoco en la Tabacalera”. 

Parecía que todo había terminado ya, pero fue cuando todo comenzó.

Al partido gobernante, Morena, le molestó. Las esculturas habían sido emplazadas en el Jardín Tabacalera por Ricardo Monreal, entonces jefe de la delegación Cuauhtémoc, ahora diputado del Congreso Nacional, siempre nostálgico de la Revolución Cubana.

El embajador del régimen cubano en México, Marcos Rodríguez Costa, reaccionó. El Partido Popular Socialista de México se quejó. El Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba y la Asociación de Cubanos Residentes en México, un grupo señalado por sus reacciones violentas contra exiliados cubanos en México, se quejaron. Clara Brugada, la jefa de Gobierno de la CDMX, se quejó. Gerardo Fernández Noroña, presidente del Senado mexicano, se quejó. Claudia Sheinbaum, la presidenta del país, dijo que retirar la escultura estaba “mal”.

En este punto, todo el Movimiento de Regeneración Nacional ―Morena, el partido de izquierda fundado por el expresidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO)― debía estar molesto.

En su conferencia de prensa del pasado jueves (una de las llamadas Mañaneras) Sheinbaum dijo que, si la alcaldesa de Cuauhtémoc ―nunca pronunció su nombre― no quería las estatuas, estas debían reubicarse en otro lugar de la ciudad. “¿Por qué no las entrega y la ponemos en otro lado?”, preguntó. “Si su intención es que [la obra] ya no esté ahí, pues hablamos con la jefa de Gobierno [de la Ciudad de México, Clara Brugada] porque es un momento histórico más allá de estar de acuerdo o no con uno u otro personaje que tiene que ver con México”, agregó la gobernante.

Mientras, en un video publicado en su cuenta oficial de X, Alessandra propuso subastar las dos estatuas, venderlas a “los comunistas” y usar el dinero en mejorar los espacios públicos de la Alcaldía Cuauhtémoc. A decenas de internautas cubanos les divirtió la idea. El periodista mexicano Ciro Gómez Leyva celebró en un artículo “la combinación de inteligente provocación al poder, lógica, éxito y humor” de Alessandra. “Derriba estatuas, pero no rompe puentes con el Gobierno de la ciudad”, escribió.

En su próxima Mañanera, Claudia Sheinbaum fue más categórica: dijo que la remoción del monumento había sido “ilegal”, llamó a la alcaldesa “intolerante” por retirar la escultura e “hipócrita” por haber viajado a Cuba de vacaciones, hace 10 años.

Alessandra, por su parte, se fue a X y respondió: “Presidenta Claudia Sheinbaum, coincido plenamente con sus palabras del 2020, cuando afirmó que ‘se cerraba la ignominia en la ciudad’ y que nunca más se rendiría homenaje a represores ni dictadores. Fidel Castro y el Che Guevara fueron exactamente eso: represores, representantes de un régimen dictatorial y responsables de miles de muertes”.

En su mensaje, la alcaldesa también abogó por el “diálogo” para definir el destino de la escultura y el cierre de la actual “controversia administrativa” y compartió la captura de pantalla de un reporte de prensa que muestra a la propia Sheinbaum retirando una placa dedicada al expresidente mexicano Gustavo Díaz Ordaz, señalado como responsable de la Masacre de Tlatelolco, en 1968.

(Captura de pantalla)

El próximo sábado, 26 de julio, la Asociación de Cubanos Residentes en México planea protestar frente a la sede de la Alcaldía. (Periodistas de la Isla residentes en la CDMX han advertido que no se trata de “la comunidad cubana en México”, sino de “un grupo minúsculo afín al régimen, manejado desde la Embajada de Cuba“). El pasado domingo, unos pocos miembros de se grupo y otros del Movimiento Mexicano de Solidaridad con Cuba, se manifestaron en el Jardín Tabacalera, alrededor del banco donde estaban las estatuas de Fidel y el Che, y en el que ahora solo quedan sendas manchas. 

“Lo que le dije a los manifestantes cuando me enteré que estaban haciendo esta convocatoria fue: ‘Adelante; aquí sí respetamos la libertad de expresión, esto no lo podrían hacer en Cuba, no lo hubieran podido hacer con Fidel Castro y el Che Guevara. Aquí, bienvenidos, vénganse, alcen la voz’”, asegura Alessandra. “En México todavía tenemos una democracia frágil, manchada, pero todavía tenemos una democracia”, agrega.

Y los manifestantes hicieron lo que iban a hacer: pidieron la reposición de la estatua en su lugar. Gritaron consignas y blandieron carteles con las frases “Esta calle es de Fidel”, “Este parque es de Fidel”, la misma letanía que repiten en todas sus manifestaciones.

La Asociación de Cubanos en México protestó por el retiro de las estatuas en el Jardín Tabacalera (Fotos: ‘La Jornada’ – Facebook)

¿Alguna calle aquí es de Fidel, algún parque? le pregunto a Alessandra con ironía.

No hay, pero [los manifestantes, los militantes de Morena] creen que este parque le corresponde a Fidel ―responde―. Creen que es suyo y no de los vecinos y vecinas de Cuauhtémoc. 

―¿Por qué Claudia Sheinbaum insistió este martes en que la Alcaldía era la que había actuado de manera ilegal al retirar las estatuas? 

―Pues desconozco y me sorprende. Primero desconozco porque yo cuento con los contratos, con los recibos de que esas dos esculturas costaron 600.000 pesos y se compraron en 2017 con recursos de la Alcaldía Cuauhtémoc. En el artículo 53 de la Constitución mexicana dice que nosotros podemos hacer con nuestros bienes ―quiero decir, los bienes públicos, de los vecinos― lo que queramos. Entonces estamos actuando completamente de manera legal, y, por otro lado, esa reacción me sorprende porque Claudia Sheinbaum fue jefa de Gobierno de la CDMX y salió y dijo que esta ciudad era de derechos y libertades, que no iba a tolerar que fuera un albergue de dictadores”. 

En ese momento ―sigue Alessandra―, empezó a quitar placas de Gustavo Díaz Ordaz, de ciertos personajes que no compaginaban con su ideología, pero que efectivamente le habían hecho daño a la sociedad. Entonces yo creo que esto no se trata de derecha, de izquierda o de centro: el que es asesino no es menos asesino por ser de la izquierda o por tener los colores de un partido político específico. 

―Y este martes te llamó “hipócrita” por haber visitado Cuba… 

―Yo fui a Cuba hace 10 años… A mí Cuba se me hace un lugar hermoso. Allá pude ver con mis propios ojos el empobrecimiento en el que está la ciudad [La Habana], aun cuando los turistas no somos tratados como la ciudadanía cubana. 

También lo reconozco: hace 10 años era completamente inconsciente. Jamás pensé dedicarme a la política; fui de viaje con una amiga, me estaba divirtiendo y simplemente me tomé una foto en un mural [con una imagen de Camilo Cienfuegos]. Eso es lo que utilizan para atacar. Yo soy congruente: para mí un asesino es igual de asesino en la derecha, en el centro, en la izquierda… sea del color que sea. No podemos defender a quienes están haciéndole daño a personas, o atacando la dignidad humana, o pasando por encima de los derechos humanos.

―La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, también ha insistido en que no fue un acto legal…

El Gobierno de la ciudad dice que no fue legal, como el Gobierno federal, pero yo tengo otra información. No coincidimos en cuanto a la lectura del marco jurídico. Para mí ―y no para mí, para la Constitución mexicana, artículo 53―, lo que se compra con recursos de una alcaldía, pertenece a esa alcaldía. Nosotros trabajamos de la mano con los vecinos; entonces tampoco es hacer lo que yo quiera.

Claro que voy a tener meses de trabajo con el Gobierno de la ciudad, con el Gobierno federal, pero no creo que [la remoción de la escultura] sea capricho y que no se entienda la incongruencia [de quienes piden su reposición].

Se me hace que aquí son “comunistas de clóset”, porque dicen que no lo son, pero a la hora de quitar estas esculturas de bronce han llorado más y se han quejado más que por los homicidios, los feminicidios, los asesinatos de niñas y niños.

―Ellos también dicen que fueron los vecinos quienes quisieron a Fidel y al Che ahí, en el Jardín Tabacalera…

―Si hubieran sido los vecinos, realmente habrían ido a la protesta del domingo, vendrían a hablar conmigo, se acercarían. Al contrario, lo que he visto son vecinos que hablan de las múltiples necesidades que hay ―porque hay que aceptarlo, todo no está bien en la Cuauhtémoc: recibimos un gobierno olvidado, abandonaron nuestras calles―. Entonces, necesidades hay muchísimas, y lo que nos dicen los vecinos es que en lugar de tener a esos dictadores lo que quieren es servicios. Ese es un reclamo legítimo de quienes viven en la Cuauhtémoc.

―En serio, ¿vas a subastar a Fidel y el Che?

―[Sonríe]. A mí me encantaría; estoy viendo la viabilidad, por supuesto. Es que a mí me encanta la idea de que un comunista por primera vez en su vida utilice dinero de su bolsa ―no dinero de los demás― para obtener algo que desea tanto. Que no utilicen nuestros espacios públicos, que lo compren con su propio dinero para que vean qué es gastar de su bolsa. Y que se los lleven a sus casas, que se los lleven a sus jardines, que se los lleven a sus espacios, pero [el parque Jardín Tabacalera] es un espacio público y la Cuauhtémoc una alcaldía de libertad y derechos. 

El hecho de poner ahí unas esculturas que representan todo lo contrario de lo que representa la Alcaldía Cuauhtémoc, me parece ―si ya pasamos del tema administrativo al tema de defender lo que una piensa y lo que los vecinos piensan― una falta de respeto. Rindan homenaje a asesinos en otros lados, pero no aquí, no en el corazón de México. 

Tal vez me abran carpetas de investigación ―no sería la primera vez―, pero todo es conforme a derecho, porque, para mí, lo más importante como gobernante ahora es actuar conforme a derecho. Esas esculturas se compraron con el dinero de la gente y ese dinero pudo ir a las necesidades que tenemos, a que haya más luminarias, a que los parques mejoren, a que las calles no tengan hoyos, baches, a los servicios más básicos, a cambiar el drenaje que en esta alcaldía lleva 100 años sin que se cambie. 

Entonces, sí, en estos temas de ideología nunca vamos a coincidir, pero no porque yo sea de derecha, que es donde me quieren encasillar, porque para ellos es blanco-negro. No… Yo ni siquiera me considero en uno de los polos: yo soy una mujer eficientista, me gusta resolver, me gusta defender los derechos humanos ―lo he hecho toda mi vida―, me gusta combatir las injusticias.

Lo que me sorprende verdaderamente es que, si asesinos, represores, narcotraficantes, rateros, corruptos, violadores forman parte de sus colores o de sus banderas, los defienden. Yo digo que todos los que hayan sido corruptos, todos los que sean asesinos, todos los que hayan matado, ido en contra de la dignidad humana, oprimido, cooptado o encarcelado a personas de la comunidad LGBT, a religiosos, a opositores, a políticos… están mal, vengan de donde vengan.

―A alguien se le ocurrió en X fundir las esculturas y fabricar tapas de coladeras [alcantarillas]…

―Sí, porque nos hacen mucha falta las tapas de coladeras, hay muchos hoyos en las calles. La verdad es que yo creo que lo mejor sería subastarlas, y que los comunistas o “comunistas de clóset”, o los simpatizantes del régimen que tenemos ahora en México, paguen por ellas. Y ese dinero directito que se vaya a la comunidad, a sus parques.

Si los comunistas las quieren que se las lleven, pero lo que no puede pasar es que las regresemos a un lugar donde los vecinos no las quieren.

(Captura de pantalla)

―¿Y dónde están ahora? 

―Están aquí en la Alcaldía, resguardadas. 

―¿Por qué crees que la izquierda latinoamericana y especialmente la mexicana sigue idealizando a Fidel Castro, al Che Guevara?

―Me sorprende muchísimo porque cada vez que subo un tuit y [algunos internautas] preguntan quiénes fueron el Che Guevara y Fidel Castro, otros contestan que fueron unos represores asesinos y cuentan todo lo que hicieron. 

No sé si sea un tema de petróleo, un tema de economías… No tengo certeza, pero me parece que [los gobernantes] se ponen de acuerdo para ver cómo adueñarse del poder, cómo oprimir, cómo perseguir… A mí me ha tocado esta persecución por alzar la voz y pensar diferente y que me levanten carpetas de investigación por el simple hecho de decir lo que es. Soy una mujer frontal que siempre va a decir lo que siente y piensa, y punto. No hay más, no hay agendas escondidas.

Ahorita ya traen toda una conspiración: que si la derecha, que si los empresarios, que si yo fui a ver a Isabel Díaz Ayuso [presidenta de la Comunidad de Madrid, España] por alguna razón y que si ella me dijo que yo viniera a quitar… No, no, no… Una conspiración que me ataca de risa.

Lo que pasó aquí fue simplemente que me senté en la oficina con el equipo hasta que concluimos: “Si la gente lo está pidiendo [retirar las esculturas] y está en opacidad y completamente irregular, se van”. 

Me da mucho dolor ver que la izquierda de este país defiende a tipos como estos, como Fidel, como el Che. Ojalá que puedan despertar, abrir los ojos o inclusive ir a Cuba, porque Fidel y el Che no son Cuba. Cuba es un lugar extraordinario. A mí me encantó, me impactó ver la pobreza, me impactó ver la necesidad, pero es un lugar que merece muchísimo más. Entonces, ojalá que más mexicanas y mexicanos abran los ojos y vean si es el camino que quieren tomar.

―¿Y volverías a Cuba ahora?

―Por supuesto que sí, me encantaría. Es más, quiero ir con otros ojos, porque fui como turista hace 10 años, cuando era mucho más joven; me fui con mi mejor amiga a divertir, a conocer, y nos llevamos este sabor agridulce. Hoy me encantaría volver, aunque no sé si me dejen pasar, ¿verdad? Tal vez me atrapen llegando y me entreguen a las autoridades mexicanas.

Aparte, hoy, con esta conciencia que he tomado, que desgraciadamente no tenía hace 10 años, como tampoco era feminista ni imaginaba ser política, vería todo con otros ojos y sería muy distinto.

Estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara, resguardadas en la sede de la Alcaldía Cuauhtémoc
Estatuas de Fidel Castro y el Che Guevara, resguardadas en la sede de la Alcaldía Cuauhtémoc (Foto tomada de ‘El Universal’)

―Te han querido hacer ver como enemiga de los cubanos, como si Fidel y el Che fueran Cuba…

―Sí, como si Alemania fuera Hitler. Pero, al contrario, después de esto se han acercado a mí más cubanos que nunca, gente exiliada. Me agradecen por una acción que hice por mis vecinas y vecinos y por la que jamás creí que cientos de cubanos me iban a decir gracias.

―¿Pensabas que esto iba a llegar al punto al que ha llegado? 

―Jamás, jamás, pero cuando vi que saltaron de esa manera por dos piezas de bronce, dije: “Ah, caray, es más complicado de lo que parece”. Aquí hay un comunismo closetero y es el camino por el que nos quieren llevar, y eso me preocupa muchísimo: hacia dónde va nuestro país, el país que le vamos a dejar a nuestros hijos e hijas. Tal vez luego seamos ustedes y nos tengamos que ir a refugiar a otros lados.

Yo espero que no.

―Yo también, espero que no.

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