
Tormenta financiera sobre La Habana: El régimen cubano está cercado por deudas y sanciones
- Cuba
- mayo 8, 2025
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MIAMI, Estados Unidos — El reciente fallo del Tribunal Supremo del Reino Unido ha encendido nuevas alarmas sobre la frágil situación financiera del régimen cubano, advierte el informe Tormenta financiera sobre La Habana, publicado en mayo por Emilio Morales, presidente de Havana Consulting Group y vicepresidente de Cuba Siglo 21.
La sentencia reconoce al fondo CRF I Limited el derecho a reclamar más de 72 millones de euros por un préstamo contraído por el Banco Nacional de Cuba, lo que abre la posibilidad de que los acreedores persigan activos del Estado cubano en el extranjero. La decisión llega en un momento crítico, cuando la economía cubana atraviesa un proceso de colapso multisistémico, caracterizado por la caída de la producción, la falta de liquidez y una deuda impagable.
“El régimen se expone ―además del embargo norteamericano y al Título III de la Ley Helms-Burton― a una eventual cacería por parte de los acreedores de los bienes que tienen en el exterior”, escribió Morales.
Además, la noticia, calificada como un “mazazo” para el régimen, amenaza con destruir las escasas esperanzas de reanimar la economía. Según Morales, el fallo británico actúa como un “recordatorio alto y claro de que la isla es un destino de inversión de muy alto riesgo”, lo que aleja aún más las posibilidades de obtener financiamiento extranjero.
Deuda externa sin control
Uno de los principales obstáculos para atraer inversión es la condición de “mal pagador” que arrastra el Estado cubano. Desde 2019, el régimen ha incumplido sus compromisos con el Club de París, a pesar de múltiples reestructuraciones de pago. “Las cuotas dejadas de abonar al Club de París ya superan los 200 millones de dólares”, precisa el dosier.
En 2015, Cuba consiguió la condonación de 8.484 millones de dólares de una deuda total de 11.084 millones con ese organismo, quedando un saldo de 2.600 millones que debía pagarse hasta 2033. Sin embargo, con la persistencia del impago, la credibilidad del régimen quedó profundamente dañada.
El problema se extiende a otras deudas bilaterales. En total, Cuba obtuvo condonaciones por 42.089,9 millones de dólares con países como Japón, México, Rusia, China y Uruguay, reduciendo su deuda externa a 9.466,1 millones. Pero quedaron fuera acreencias con Venezuela, Brasil (incluyendo un préstamo de casi 700 millones para el puerto del Mariel), Argentina y el Club de Londres, que podrían elevar el pasivo total por encima de los 20.000 millones de dólares.
Hoy, ya sin acceso a créditos significativos, el régimen depende de donaciones puntuales de sus antiguos aliados. “China y Rusia han tomado un fuerte distanciamiento financiero del régimen cubano sabiendo que nunca serán compensados”, sostiene Morales. A finales de 2020, Rusia suspendió 50 proyectos de inversión por falta de pago, y las importaciones chinas a la isla cayeron más de 74% entre 2015 y 2020.
Inversión extranjera paralizada
La inversión extranjera en Cuba está esencialmente estancada. La infraestructura industrial está obsoleta y descapitalizada, la industria azucarera casi destruida y el sistema energético colapsado. “Esto ha creado un déficit de generación de energía que oscila diariamente entre el 45 y 60% de la demanda”, señala el informe, y añade que los constantes apagones han “sumergido en la desesperación a una población de alrededor de 10 millones de personas”.
El modelo económico se resiste a cualquier reforma estructural profunda. GAESA, el conglomerado militar que controla gran parte de la economía, impone un control total sobre las actividades productivas. “Se les niega [a los ciudadanos] el derecho a tener empresas privadas que no pasen los filtros de la autorización del Estado”, explica Morales. Incluso quienes logran autorización, no pueden importar ni exportar directamente, y tienen un acceso muy limitado al capital en divisas.
En 2021, bajo la Administración Biden, el régimen presentó una limitada cartera de 60 proyectos de inversión dirigidos a cubanoamericanos. Ninguno de esos proyectos, con montos inferiores a los 500.000 dólares, se ha materializado. “Mucho menos aún tendrá posibilidad de materializarse ahora que el régimen ha prohibido repatriar el capital a las empresas extranjeras que hoy se encuentran operando en el mercado cubano”, advierte el autor.
Sanciones y aislamiento financiero
Las sanciones de Estados Unidos, especialmente las impuestas bajo la Ley Helms-Burton, han generado un aislamiento financiero que afecta tanto al gobierno como a los pocos inversores que aún operan en el país. Entre 2004 y 2018, 13 entidades financieras fueron multadas por un total de 14.002 millones de dólares por canalizar transacciones relacionadas con empresas cubanas.
Casos recientes incluyen al banco panameño Multibank, que en 2019 canceló las cuentas de empresas vinculadas a Cuba, y al francés Crédit Mutuel, que hizo lo mismo con AIS S.A., CELIMAR y CUBAPACK. La francesa Société Générale fue sancionada con 1.340 millones de dólares en 2018.
Además, uno de los bancos más grandes de China, ICBC Standard Bank PLC, ha demandado al gobierno cubano por 224,8 millones de dólares, cifra que podría ascender a 1.200 millones con intereses acumulados. “Una persecución de activos cubanos en el exterior tiene una amplia gama de blancos de oportunidad”, alerta Morales, mencionando posibles embargos sobre el Havin Bank en Londres y tanqueros de GAESA.
El régimen se vuelve contra sus aliados
En un acto descrito como “arrogante bandidismo”, el régimen cubano ha prohibido la repatriación de capitales a empresas extranjeras, lo que ha desatado la indignación entre inversores históricos. Algunos han pedido protección a sus gobiernos, mientras otros ya preparan demandas judiciales por incumplimiento de contrato.
“Generar este abismo entre los empresarios que dieron un espaldarazo al régimen cubano (…) es un acto que no será tolerado por muchos de aquellos que apostaron por poner capital en la Isla”, escribió Morales. Según él, esta medida puede tener un efecto devastador: “Ellos comienzan a entender que van a estar en mejores condiciones en la Isla con un cambio de régimen que ayudando a prolongar la agonía del actual”.
Una crisis sin salida
El colapso cubano, sostiene el autor, no se debe exclusivamente a las sanciones externas, sino a la propia “torpeza política e incompetencia económica” de sus dirigentes. “Un país con prácticamente todas sus industrias colapsadas (…) es como un paciente en estado terminal con un fallo multiorgánico irreversible”.
Morales concluye que “la elite de poder y su gobierno no solo están cercados por las sanciones (…) están cercados ―ante todo― por su propia incompetencia”. La única salida, insiste, es el reemplazo integral del régimen. “La solución para salir de la actual catástrofe es reemplazar de manera integral al régimen totalitario cubano”, sentencia.
En medio de un panorama global ya convulso, el autor advierte que Cuba, a solo 90 millas de Estados Unidos, podría convertirse en el próximo epicentro de una disrupción internacional de gran escala.