Sociólogos oficialistas reconocen la policrisis en Cuba y el agravamiento de la desigualdad

Investigadores del CIPS reconocen que los efectos de la crisis energética, económica y migratoria han fracturado aún más a la sociedad cubana, dejando atrás a quienes no pueden emigrar ni acceder a remesas.

MADRID, España.- La confluencia de crisis que sacuden a Cuba —económica, energética, migratoria y de servicios públicos— ha desbordado los márgenes de la resistencia ciudadana y ampliado con fuerza las brechas sociales, reconocieron sociólogos oficialistas en una entrevista con la agencia EFE.

“La desigualdad es el principal efecto de la policrisis”, aseguró Enrique Gómez Cabezas, investigador del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS). A su juicio, el deterioro estructural de los servicios públicos, las oportunidades desiguales generadas por las reformas económicas iniciadas en 2011, así como el incremento de la migración, han contribuido a una creciente fragmentación social en la Isla.

El país se ha reestratificado socialmente. No todo el mundo ha podido acceder a las oportunidades de empleo privado, ni todos reciben remesas o tienen posibilidad de emigrar, explicó el sociólogo. Esta segmentación ha dado lugar, dijo, a una nueva cartografía de la exclusión, donde el acceso a ciertos recursos determina de forma tajante el nivel de vida de las personas.

La llamada “actualización” económica, que introdujo medidas de apertura al sector privado, tuvo un impacto desigual desde su origen. Gómez Cabezas estima que el coeficiente de Gini —indicador que mide la desigualdad— ha oscilado entre 0,4 y 0,5 en los últimos años. Aunque estas cifras mantienen a Cuba por debajo del promedio regional, alertó que “la tendencia apunta a un empeoramiento sostenido”.

Las reformas de la “actualización” y el “deterioro” de los servicios públicos han llevado al “desplazamiento de responsabilidades que antes cubría la política social hacia la familia”, agregó.

Su colega Mirlena Rojas Piedrahita apuntó: “A veces se me queda muy pequeña la palabra resiliencia. Todavía no encuentro la palabra que a veces uno pueda estar utilizando ante estrategias de supervivencia”. Y señala que la crisis afecta de manera diferenciada y desproporcionada pues hay sectores que han tenido más posibilidades de insertarse en determinadas áreas y otros que han quedado al margen.

Los investigadores dicen que, aunque el sistema cubano conserva algunos amortiguadores sociales, como el acceso gratuito a la salud y la educación (ambos sectores también en crisis), estos ya no bastan para contener las desigualdades emergentes. Las políticas universales, señalan, necesitan ser complementadas con estrategias más focalizadas.

El Gobierno cubano tiene que actualizar sus leyes para hacer valer los principios de equidad y justicia social. “Esas políticas tienen que moverse atendiendo más al contexto actual”, agregó Gómez Cabeza.

Los especialistas insistieron en que, para muchos, salir del país ha sido una vía de escape ante la precariedad, pero no todos tienen las mismas opciones para hacerlo. La población afrodescendiente, por ejemplo, enfrenta mayores obstáculos económicos para emigrar, lo que la deja en condiciones de mayor exclusión, afirmó.

A medida que la crisis se cronifica y la vida cotidiana se vuelve cada vez más difícil, los expertos destacan que es urgente pensar en políticas públicas que aborden no solo los efectos, sino también las causas estructurales de la desigualdad en Cuba. Sin embargo, al Gobierno no parece importarle esta profundización de las brechas sociales, y hasta el momento no ha habido señales claras de voluntad política para implementar medidas efectivas que corrijan estas distorsiones.