Sin gas y con apagones: Holguín cocina con leña y carbón 

HOLGUÍN, Cuba. – “No hay gas y son muchas horas de apagón; por eso tenemos que cocinar con leña”, dice la holguinera Miriam Corrales, quien resume un reto cotidiano para miles de familias en todo el país.

En la provincia, la escasez de gas licuado y los constantes apagones obligan a cocinar con carbón o leña. Este retroceso a métodos rudimentarios crea inconvenientes, daños a la salud, gastos significativos y una sensación de zozobra que obliga a la población a sobrevivir con inventiva y resignación.

Laura Sofía Reyes, vecina del reparto Alcides Pino de la ciudad de Holguín, asegura que desde noviembre de 2024 está “sin gas y cocinando con carbón”.

La escasez de gas licuado y petróleo se ha unido al grave déficit de generación eléctrica y ha causado un efecto dominó en toda la sociedad. Eugenia Campos Bravo detalla cómo este doble problema ha elevado los precios de los combustibles alternativos y ha obligado a muchos a optar por la leña, una opción antes menos considerada. “Estoy cocinando con leña porque es más barata que el carbón. Hasta hace unos días el saco de carbón costaba 1.200 pesos, pero ahora está en 1.800 y hasta más”, asegura Campos.

Mientras, hay quienes no pierden la esperanza: la holguinera Migdalia Uriarte, a pesar de llevar meses sin el servicio de gas, agobiada por los prolongados apagones y dependiendo de la leña o el carbón, quiere poner un poco de fe en los rumores sobre una posible reanudación de la venta de gas. “Dicen, no sé si es verdad, que ya este mes van a empezar a vender gas”, dice.

En medio de la prolongada crisis, la llegada de buques cargados con gas a las costas de la Isla ha traído alguna esperanza. No obstante, pese a la urgente necesidad de combustible, estas embarcaciones permanecen fondeadas, sin poder iniciar las cruciales operaciones de descarga que aliviarían la escasez.

La traba, una vez más, no es logística ni técnica, sino financiera. Según un reportaje del Noticiero Nacional de Televisión (NTV) con declaraciones de Irenaldo Pérez Cardoso, director adjunto de la Unión Cuba Petróleo (CUPET), el principal obstáculo radica en la “falta de concreción en los pagos requeridos para autorizar la operación”. 

No obstante, el mismo funcionario aseguró que existe un plan para agilizar la situación. “Una vez que se completen estos pagos se espera que en un plazo de 48 horas comience la distribución nacional del combustible”, aseguró. 

A la par, noticias oficiales provenientes de otros territorios del país dan cuenta de un panorama desigual. Las divisiones territoriales de Cuba Petróleo (CUPET) en Villa Clara y Sancti Spíritus han anunciado el reinicio gradual de la comercialización de gas licuado y petróleo. 

El holguinero Isidro Roldán, basado en amargas experiencias pasadas, vaticina largas esperas y dificultades incluso cuando el gas finalmente llegue al territorio, anticipando los problemas logísticos y sociales que suelen acompañar la distribución de recursos escasos.

“Anunciaron que comenzaría la venta de gas, pero Holguín no está entre las provincias que lo recibirá y parece que demorará en llegar aquí”, dice. Teniendo en cuenta que desde marzo no se vende gas licuado en la ciudad, Roldán predice que, cuando comience la venta, tendrá que esperar “más de dos meses para comprar porque habrá una cola larguísima”.

La vida en edificios multifamiliares tiene desafíos adicionales. Marino Laguardia relata cómo la crisis energética obliga a los residentes de apartamentos a cocinar con carbón en espacios cerrados o comunes, con las consecuentes molestias y el deterioro de la calidad de vida de toda la comunidad. “Como nosotros, varias personas en el edificio también cocinan con carbón. Tenemos las paredes manchadas por el humo”, lamenta.

La incertidumbre y la falta de información oficial en Holguín empeoran la situación, como lo expresa Amalia Abreu. Su queja no solo se centra en la escasez de gas y la necesidad de recurrir al carbón, sino también en el silencio de las autoridades que provoca especulaciones y esperanzas frustradas. 

“Mis dos balitas están vacías”, dice. “En marzo me tocaba comprar y el gas se acabó… Estamos cocinando con el carbón que ha comprado mi hijo. El Gobierno no  dice nada, no te informa nada”, agrega.