Representante Lina María Garrido le habló con firmeza a Petro: “En 15 minutos desmoronamos dos horas y media de carreta”

Representante Lina María Garrido le habló con firmeza a Petro: “En 15 minutos desmoronamos dos horas y media de carreta”

A la representante de oposición Lina María Garrido (Cambio Radical) le bastaron poco más de 15 minutos para cantarle la tabla al presidente Gustavo Petro y retratar con creces la crisis que se vive en algunos sectores bajo su mandato.

Su discurso, como réplica durante la instalación del Congreso, sigue siendo comentado. La contundencia de sus palabras, pero también el coraje y su vehemencia puso a hablar a las bodegas en redes y la puso en el ojo del Gobierno.

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En diálogo con EL COLOMBIANO, Garrido señala que el jefe de Estado “no ha dormido” tras su discurso y alega que el petrismo actúa hoy “peor que los que tanto criticaron”. Admite que siente riesgo por su seguridad e insiste en que la oposición no tiene garantías. Incluso, advierte que, aunque Petro “pensaba que iba a salir en hombros y aplaudido del Congreso”, en verdad salió “abucheado”.

Entrevista de EL COLOMBIANO a Lina María Garrido

Usted arrancó su discurso reclamando que el Congreso el domingo olía a azufre, ¿puntualmente a qué se refería?

En mi tierra cuando uno dice que huele a azufre es porque pasó el diablo. Fue ver a tantas personas –el pastor Alfredo Sadee, a Armando Benedetti o a Eduardo Montealegre–, que son unos demonios. Y tenía que decirlo, no me lo podía callar.

Durante su discurso reveló que, aun siendo congresista de oposición, en campaña votó por Petro. ¿Qué la llevó en su momento a apoyar al entonces candidato?

Yo lo admití desde el momento en que deposité mi voto por Gustavo Petro y lo dije en la segunda vuelta. En ese momento era por la esperanza, por un cambio y por la paz. Cuando tomé la decisión lo hice pensando en esas promesas incumplidas que nos habían hecho durante mucho tiempo y nos queríamos dar una nueva oportunidad.

Pero cuando llega Gustavo Petro veo que el proceso de paz, al contrario, permitió un fortalecimiento de los grupos armados. Pero tampoco se ve conexión, liderazgo, ni una verdadera gerencia. Acá todo es improvisado, hay una crisis ministerial cada tres meses y esto no va bien.

Yo hice las denuncias, llamé, exigí y toqué las puertas de los ministerios, pero con el pasar del tiempo uno iba reafirmando que este es un Gobierno de puro bla bla bla, pura mentira y puro engaño. No hicieron absolutamente nada por esas banderas que decían defender ya teniendo el poder y después de haber sido dos décadas oposición.

Les gusta ver el enemigo. Son Gobierno, pero seguían actuando como oposición. Por ello, no hay otro camino en este momento más que actuar con gallardía y argumentos.

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Con la autoridad que le da haber votado por Gustavo Petro, ¿en cuál de todos los frentes se siente más decepcionada?

En la corrupción y la criminalidad. Esos son los frentes que quise exponer como los más relevantes entre todo. Esos dos son ese cáncer que ellos tanto denunciaron en gobiernos anteriores. Su bandera, que era la transparencia y el tratamiento sagrado los recursos del pueblo, se quedaron en discurso al llegar y encontrar esa podredumbre dentro del Gobierno.

Hay que ver cómo se gastan la plata de los niños de La Guajira o cómo sobornan el Congreso. Ellos actúan peor que los que tanto criticaron. Eso genera repudio, eso huele mal, huele a podrido.

Pero mire la criminalidad, ¿cómo es posible que lo ocurrido con Miguel Uribe nos haya hecho retroceder y recordar ese pasado de violencia política en la que el que piensa diferente de una vez está condenado a recibir un disparo en la cabeza?

Esos dos lunares son grandísimos, pero uno podría sumar cómo acabaron con el sistema de salud, la crisis en la economía –porque les encanta maquillar cifras– o lo mal que va Colombia. Les encanta mostrar un país que no es Colombia. Es la mentira que todo el tiempo quieren hacerle creer a la gente.

A propósito de Miguel Uribe, ¿cómo interpretó que el jefe de Estado no hiciera en ningún momento alusión a su difícil situación durante su extenso discurso?

No lo nombró, para él no existe. Él no reconoce esas equivocaciones que tiene el Gobierno, como la falta de garantías. Bien se lo dije: mientras él fue oposición, el Gobierno le garantizó su seguridad. Petro no tuvo nunca un intento como lo vivió Miguel Uribe, ni siquiera cercano.

Hoy tenemos un precandidato presidencial firme y crítico a su Gobierno que está debatiéndose en una unidad de cuidados intensivos tras recibir dos disparos en la cabeza. Que Petro no lo mencione y, por el contrario, se ufane y se jacte de decir que la oposición tiene garantías, eso nos generó demasiada indignación.

Más allá de la controversia política, ¿qué implicaciones tiene que el plan de Petro se haya quedado en “palabrería” y que, como denunció, no haya nada qué mostrar?

Se traduce en cuatro años perdidos de Gustavo Petro, cuatro años perdidos para Colombia, cuatro años de retroceso y cuatro años en los que le va a tocar muy duro al próximo presidente.

Quien quiera llegar a la Casa de Nariño después de Petro va a tener que tener el coraje y el carácter para recuperar y retomar el rumbo del país, así como para reiniciar los motores de la productividad, devolverle de verdad la seguridad al campo y someta a la justicia a los criminales, corruptos y esos que no dejan avanzar el país. A esos que en este Gobierno fueron tratados con guantes de seda.

Me refiero a esos corruptos que nombraron como mano derecha del presidente, como Carlos Ramón González (exdirector del Dapre) o como el director de Gestión del Riesgo, Olmedo López. El próximo Gobierno tiene que tener la entereza para gobernar con dignidad y retomar el rumbo para Colombia.

Lo que le dijimos al presidente Gustavo Petro es la verdad, es la voz de millones de colombianos que le expresamos lo que estamos sintiendo. Si antes se luchaba contra contra Pablo Escobar, hoy luchamos contra un Gobierno que no le da garantías a la gente y que nos somete al servicio y la autoridad de los grupos criminales. El único propósito de 2026 es que Gustavo Petro no continúe en el poder.

No dejó de ser llamativo que durante su discurso Saade no la miraba, Benedetti tampoco, el ministro Montealegre la esquivaba y el propio presidente se veía incomodo. ¿Cómo se sintió en ese momento?

Yo tenía una gran responsabilidad. En ese momento era la voz de 18 millones de colombianos. Por eso el alcance que ha tenido ese discurso y esas palabras, porque es lo que la gente le quería decir al presidente, más allá del tecnicismo y más allá de las cifras que la gente no entiende.

La gente no quiere escuchar eso, porque una cosa es la que dice Petro en sus mentiras y otra la que están viviendo en su realidad, en el diario, haciendo las colas en las EPS porque no hay medicamentos, ni tratamientos. La gente no tiene trabajo, le toca acudir a la informalidad.

Por ello duele escuchar todas esas mentiras de un país que solamente se lo creen ellos. Eso me daba valor para decirle al presidente que me viera a los ojos, porque cuando yo le hablaba era la voz del pueblo del que él dice ser dueño y del que dice tener respaldo. Ese 70 % que le dije que ya no le creía son los que hoy reconocen que estos cuatro años han sido perdidos.

Petro traicionó la confianza de esos 11 millones que sin ser guerrilleros, sin ser de izquierda y que sin ser progresistas le dieron la oportunidad porque creyeron en ese cambio; sin embargo, ese cambio resultó ser un fracaso, una mentira y una traición. Y lo va a lamentar, porque Colombia ya no va a dar más oportunidades. La entereza de una Nación resiliente será la que nos permita reencontrar el camino.

¿Qué le responde al presidente, que reclamó que usted no dio cifras, ni demostró que las que él ofreció sean falsas? “Solo escuché insultos y mentiras”, alegó el mandatario.

Estoy segura que no ha dormido. Estoy segura que no me ha sacado de su mente. Estoy segura que soy su tormento. Le dolió y les dolió en el alma. Él pensaba que iba a salir en hombros y aplaudido del Congreso, pero salió abucheado porque le demostramos que lo que dice es una mentira, que quiere engañar a la gente y hablar de un país que no gobierna, un país con el que no conecta.

La gente estaba escuchando y durante dos horas y media solo escucharon pura palabrería. Eso genera indignación entre la gente, pero llegamos nosotros y en 15 minutos desboronamos dos horas y media de carreta. Por ello, sé que le dolió y por eso ahora desacredita lo que dije asegurando que fueron insultos, pero yo no le falté el respeto.

Yo hablé con toda la serenidad, pero con toda la autoridad de decirle lo que ha representado estos tres años de Gobierno. No hay ninguna obra y ningún avance, solo promesas incumplidas, escándalos bochornosos y criminalidad rampante en todo el territorio nacional. Súmele la traición con las mujeres, con la economía y con la paz.

Cada cosa que yo le decía –porque lo tenía al frente–, sé que le dolió y por eso ese hecho, ese símbolo, de levantar el puño me ponía a mí en una posición de amenaza.

Uno de los apartes más duros fue cuando le habló a la vicepresidenta Francia Márquez y le reclamó por lo ocurrido durante estos tres años. Como mujer, ¿qué esperaba de la vicepresidenta?

Cuando tuve la oportunidad de hablar sobre Francia Márquez era para llamar la atención de una mujer de la que esperábamos que tuviese la dignidad de alzar su voz y de rechazar ese maltrato y ese desprecio del que ha sido objeto por parte del presidente Gustavo Petro.

Ella hoy no habla del Cauca, no habla de la comunidad afro, no habla del país. A ella la eligieron con los mismos votos que a Gustavo Petro y hoy prefirió arrodillarse y someterse a ese desprecio y al silencio en que la está condenando el presidente.

Yo necesitaba decírselo, porque si ella no tiene la entereza, la capacidad, ni la fuerza para hacerlo, pues entonces mujeres como yo –sin miedo– le van a seguir diciendo la verdad en la cara a Gustavo Petro y a todos esos ministros que tampoco tienen dignidad, que salen como borregos detrás de él después de que les dice traidores e incompetentes.

Uno no encuentra dónde está esa verdadera lealtad consigo mismos y con sus principios cuando un señor con desórdenes personales, con vicios, es quien lidera este país y ellos como ministros ni siquiera tienen la capacidad de pararse en la raya y defender el compromiso y el mandato que hicieron cuando se posesionaron en sus cargos con la Constitución y con el país.

Ayer no solo rivalizó con el presidente Petro. También entró en una rencilla con el ministro Benedetti, que la trató de “vulgar, ordinaria, grosera, sin preparación, sin argumentos y sin cifras”. Incluso, dijo que la iba a denunciar por injuria y calumnia. ¿Qué le dice al ministro?

Insisto: les dolieron las verdades que les puede decir en la cara. Yo hubiese preferido que Armando Benedetti me hubiera visto a los ojos, pero agachó la cabeza y no me miró en ningún momento, porque le dolía lo que le estaba diciendo. ¿Por qué en ese momento no me increpó? ¿Por qué en ese momento no me miró? ¿Por qué en ese momento no dijo nada?

Porque son machitos es detrás del celular, de otras formas. Yo no tengo miedo. Yo me defiendo. Todo el país conoció los audios en los que maltrataba a Laura Sarabia. El mundo conoció el señalamiento que tuvo por maltrato intrafamiliar en España. Si me demanda estoy dispuesta e iré a decir lo que afirmé: que es un agresor.

Tras la contundencia de su discurso y el impacto que ha generado, ¿siente algún tipo de miedo o temor por lo que le pueda pasar en medio del caldeado ambiente político? Su partido alertó por hostigamientos y responsabilizó al Gobierno por su seguridad…

Yo he pedido que me brinden las medidas de seguridad, pero hoy quien me ha protegido ese derecho ha sido un juez de la República por medio de una tutela que tuve que colocar, porque el director de la Unidad Nacional de Protección (UNP), Augusto Rodríguez, me quería desmontar el esquema de seguridad.

Hago una denuncia pública ante las autoridades y ante el país entero: no confío en el Gobierno de Gustavo Petro, porque no nos ha brindado las garantías. La mayor muestra de eso es Miguel Uribe.

Lea más: Esquema de seguridad de Lina María Garrido le pidió reforzar medidas de protección tras dura réplica contra Petro en el Congreso

El haber sido honesta, transparente y hablarle con la verdad al presidente y todo su Gobierno hizo que se activaran todas esas bodegas, esos ejércitos digitales que les gusta acabar con la moral de la gente que no piensa igual que ellos. Ante esos fanáticos a los que uno incomoda cuando alza la voz y denuncia, por supuesto que siento en riesgo mi vida y mi seguridad, pero también la de mi familia.

Le pido a la comunidad internacional y a los colombianos estar muy pendientes, porque lo que me suceda a mí será responsabilidad de Gustavo Petro.

Justamente en redes la estaban acusando de ser heredera política del exgobernador José Facundo Castillo, condenado por corrupción e incluso, le enrostraron que su papá fue desvinculado de la plata docente de Arauca por presuntas irregularidades. ¿Qué les responde?

Este Gobierno ha sacado plata de los impuestos para pagarles a esas bodegas para que ataquen a quienes piensan diferente. Pretenden desacreditarme, se meten con mi familia, quieren colocarme jefes políticos y relacionarme con casos de corrupción, pero ahí está mi hoja de vida, la transparencia y la autoridad moral con la que hoy puedo decirle de frente a cualquier Gobierno o servidor público cuando es corrupto.

En mí no recae ninguna investigación por cometer delitos o por infringir la ley como ellos sí lo hacen de manera descarada y cínica siempre. Tengo tranquilidad, dignidad y honestidad para hablar con la firmeza de los argumentos, mientras ellos cumplen su trabajo y se ganan su salario.

Pero, ¿es cierto que su padre fue desvinculado por líos en materia fiscal como directivo-docente de Arauca?

Efectivamente él enfrenta un proceso, pero puso una demanda contra ese fallo. Se está esperando que se resuelva porque no se falló en derecho y fue injusto. Se cometió una injusticia con mi papá, pero tengo toda la tranquilidad de que mi papá, en su carrera como maestro y servidor público, actuó con transparencia y siempre sirviendo a la comunidad.

Estamos expuestos al escarnio público y a señalamientos porque el error que hoy he cometido es hablarle con la verdad Gustavo Petro. Por eso soy objeto de sus amenazas, pero soy un libro abierto para responder sin temor alguno y sin sonrojarme.

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