
Régimen inyectó 11 veces más dinero al turismo que a la salud y la educación (en 2024)
- Cuba
- marzo 24, 2025
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MIAMI, Estados Unidos. – La mayor parte de la inversión estatal ejecutada por el Gobierno cubano en 2024 se concentró en el sector del turismo, según datos oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) revisados por la agencia EFE. La información disponible indica que el 37,4 % del gasto público se dirigió a actividades vinculadas a los servicios empresariales, inmobiliarios, hostelería y restauración, lo que supone una inversión 11 veces superior a la destinada de forma conjunta a Educación y Salud.
En cifras absolutas, el régimen cubano destinó 36.843,8 millones de pesos (unos 1.535 millones de dólares al cambio oficial) a la construcción de hoteles, ampliación de habitaciones y servicios relacionados, frente a los 1.977,4 millones (82 millones de dólares) invertidos en Salud y 993,9 millones (41 millones) en Educación. Este último sector sufrió una reducción del 26 % respecto al año anterior.
El dato contrasta con la grave crisis que atraviesa la Isla, marcada por la escasez de productos básicos, altos niveles de inflación, dolarización de la economía y un prolongado deterioro de los servicios públicos esenciales.
Aunque el régimen continúa considerando al turismo como uno de los motores clave para la recuperación económica, el desempeño del sector dista aún de los niveles previos a la pandemia. Según la ONEI, en 2024 la tasa de ocupación hotelera fue de apenas el 30%, y el número total de visitantes internacionales —2,2 millones— quedó por debajo de los 2,4 millones de 2023 y lejos de los 4,2 millones registrados en 2019.
Entre enero y febrero de este año, Cuba recibió solo 374.267 visitantes internacionales, lo que representa una caída del 30% respecto al mismo periodo de 2023, debido al descenso del turismo procedente de Canadá y Rusia, dos de los principales mercados emisores hacia la Isla.
De acuerdo con el reporte de EFE, expertos independientes han expresado su preocupación ante lo que consideran una política de inversión desproporcionada. Varios economistas cuestionan que se destinen tantos recursos a la construcción de infraestructuras hoteleras, mientras sectores estratégicos como la agricultura (2.671,4 millones de pesos en 2024, equivalentes a unos 111 millones de dólares), la energía o el transporte apenas reciben atención estatal.
La apuesta por el turismo como pilar económico no parece estar dando los resultados esperados. En una entrevista ofrecida a EFE el pasado 9 de marzo, el economista José Luis Perelló, especializado en temas turísticos, estimó que Cuba no recuperará los niveles de visitantes internacionales previos a la pandemia hasta el año 2030.
A pesar de esta perspectiva poco alentadora, las autoridades continúan priorizando la expansión del sector turístico. Entre las obras más visibles se encuentran nuevos hoteles de alta gama en La Habana, Trinidad y Cayo Santa María, impulsadas por el conglomerado de empresas militares GAESA a través de su brazo hotelero Gaviota.
La falta de diversificación en la estrategia de inversión estatal ha sido señalada como un factor agravante de la crisis estructural que vive el país desde hace cinco años, causada por una combinación de factores internos —como la reforma monetaria fallida y la ineficiencia productiva— y externos, como las sanciones económicas de Estados Unidos y el colapso del turismo internacional durante la pandemia.
Organismos independientes y plataformas ciudadanas han alertado sobre el deterioro progresivo de hospitales, centros educativos y redes de transporte público, en contraste con la visibilidad de las nuevas construcciones turísticas en medio del empobrecimiento general de la población.
En 2024, Cuba registró su peor desempeño turístico en 17 años, sin contar los años más críticos de la pandemia (2020 y 2021). Sin embargo, las proyecciones oficiales siguen siendo optimistas, y las autoridades no han anunciado ajustes sustanciales en la orientación del gasto público.
Mientras tanto, las escuelas enfrentan falta de materiales básicos y el sistema de salud pública experimenta una grave escasez de insumos médicos. En general, el desabastecimiento crónico afecta incluso a sectores como la agricultura, fundamental para la seguridad alimentaria nacional.