
¿Qué podemos sobre el anciano muerto en hospital de Santiago?
- Cuba
- agosto 4, 2025
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La muerte en circunstancias sospechosas de un paciente ingresado promete sacar a la luz nuevas verdades inconfesables de la sanidad cubana
LA HABANA.- Este domingo, la Dirección General de Salud en la provincia de Santiago de Cuba se dignó darse por aludida con la muerte de un anciano procedente de Guantánamo que murió en el Hospital Juan Bruno Zayas Alfonso, radicado en esa segunda ciudad de la República.
¡Por supuesto que la emisión de la mencionada nota no fue gratuita! ¡El guantanamero anónimo mereció la atención de los burócratas de la salubridad santiaguera sólo porque el asunto había sido abordado previamente en las redes sociales y la prensa cubana independiente! ¡En caso contrario, habría pasado a engrosar las filas de tantos y tantos compatriotas que, en los desvencijados hospitales de la Isla, fallecen de enfermedades curables, de problemas de salud perfectamente superables!
Una vez emitida la nota oficial, varios órganos de la llamada “prensa oficialista” se consideraron en el deber de abordar el tema y cumplir con lo que se supone que sea su objetivo: informar (algún verbo hay que utilizar). A nivel nacional, Cubadebate, y en un plano más local Sierra Maestra, el diario santiaguero, trataron el asunto. Hasta el momento de redactar estas líneas, no lo hizo así Venceremos, el órgano de la provincia de origen del fallecido.
Aquí hay que aclarar una vez más que uno, como periodista, se ve forzado a emplear los vocablos técnicos de nuestro idioma, aunque su aplicación a los medios masivos del castrocomunismo resulte más que cuestionable… Pues bien, la “cobertura” dada al asunto en Cubadebate y Sierra Maestra se limitó a publicar textualmente la nota oficial, sin comentario adicional de clase alguna.
¿Pero qué dice el referido texto oficialista? En sus escuetos cinco parrafitos, los burócratas de la salud pública santiaguera se esfuerzan por disipar cualquier responsabilidad que pudiera corresponderles a los médicos y enfermeros del referido centro de salud, y al sistema castrocomunista en su conjunto, en la muerte del paciente anónimo procedente de Guantánamo.
Pero las dudas que quedan son más que los puntos aclarados. Por ejemplo, el primer párrafo de la nota define el lugar en donde fue hallado el paciente: “próximo a uno de los locales donde se depositan los recolectores de basura, y cerca de su sala de hospitalización”. Y aquí uno tiene que preguntarse: ¿Y por qué un área de recolección de basura se encuentra cerca de una “sala de hospitalización”!…
En el segundo parrafito se afirma que el paciente fue “encontrado aún con vida, y debido a su estado de salud y avanzada edad, el personal asistencial se movilizó y lo trasladó al Servicio de Urgencias, donde, a pesar del tratamiento oportuno e intensivo, falleció”. En este pasaje, este periodista y abogado echa de menos algo que, tratándose de una nota oficial emitida por un servicio de salud parece algo elemental, algo así como el ABC: ¿Pero cuál fue la causa de la muerte! ¿Por qué el paciente falleció a pesar del “tratamiento oportuno e intensivo” que dicen que se le brindó! ¿Por qué la “potencia médica” cubana no logró librarlo de las garras de la muerte!…
Otro de los parrafitos (el cuarto, que es el segundo más extenso) se consagra a arremeter contra quienes rompieron el silencio oficialista: “De forma irrespetuosa se ha divulgado en redes sociales información falsa relacionada con este suceso”, etc., etc. Por supuesto, se silencia que, gracias a lo publicado en esos medios alternativos (lo cual, como regla, no ha incluido falsedades ni se ha hecho de manera irreverente), fue que este caso ha llegado a ser de conocimiento público…
Como cabía esperar, los redactores de la nota no se adentran en las razones que haya podido tener el paciente para, pese a su ancianidad y al desconocido problema de salud que había motivado su ingreso hospitalario, salir a deambular por los pasillos del centro de salud… ¿En procura de qué?
Este periodista —¡desde luego!— no se encontraba en el lugar ni tiene acceso a información de primera mano sobre los antecedentes de este suceso. Pero, conociendo el desbarajuste que impera en los tiempos actuales dentro del desvencijado sistema de salud cubano, no debería extrañarnos que el anciano haya abandonado su cama para requerir los servicios de alguna enfermera, algo que brillaba por su ausencia en la sala en la cual permanecía ingresado.
Como se señala con acierto en la información publicada sobre el asunto en estas mismas páginas de CubaNet, “este hecho ocurre en un contexto de creciente preocupación por la crisis sanitaria en la Isla, marcada por la falta de medicamentos, carencia de insumos básicos, hospitales en ruinas y problemas en los servicios”.
Y también tuvo tino este diario, creo, al hacer un enlace al muro de Facebook del colega Yosmany Mayeta Labrada, quien comienza su post consagrado a este caso con una pregunta de un acierto insuperable: “¿Un paciente aparece moribundo junto a los tanques de basura de un hospital y la culpa es… de las redes sociales?”.
Mayeta califica la nota como un “intento de limpiar la imagen de un sistema roto, donde los hospitales ya no son lugares de sanación, sino de abandono”. Y concluye: “Este paciente no murió por una caída. Murió por un sistema que se cae a pedazos y que, cuando se le enfrenta con la verdad, responde con arrogancia y acusaciones”.
Esperemos que, gracias a la intensa luz concentrada sobre este lamentable caso gracias a la prensa independiente y las redes sociales, se rompan los velos de desinformación tendidos sobre él, y todos lleguemos a conocer la verdad, sin importar cuán triste y lamentable ella sea.
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