
¿Qué dicen de Cuba los documentos desclasificados sobre el asesinato de Kennedy? (III)
- Cuba
- marzo 25, 2025
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MIAMI, Estados Unidos. – Los documentos recién desclasificados sobre el asesinato del expresidente estadounidense John F. Kennedy en 1963 ofrecen una visión detallada de cómo el Gobierno cubano estuvo vinculado directa o indirectamente con diversas operaciones secretas en el contexto de la Guerra Fría y el magnicidio de Kennedy.
Conversaciones sobre el asesinato de Kennedy en la Embajada de Cuba en Londres
Un documento secreto del FBI fechado el 22 de junio de 1964, desclasificado el martes de la pasada semana, expone una conversación registrada el 5 de mayo de 1964 en la Embajada de Cuba en Londres. La plática ocurrió entre Mario Riva Patterson, consejero cubano, y un visitante no identificado, presumiblemente colombiano. Durante este intercambio, se aborda directamente el magnicidio de Kennedy:
“El visitante, después de una pregunta de la que no se escuchó la mitad, preguntó si en el caso del asesinato de Kennedy (…), Foster (nombre indistinto que podría referirse a Oswald) estuvo alguna vez en Cuba. Riva responde negativamente. Dice que este hombre solicitó una visa para ir a Cuba en el consulado en Tampico. Le fue negada una visa. Si hubiera estado en Cuba habría tenido su pasaporte”.
Además, el visitante califica el asesinato del presidente estadounidense como “un trabajo típico del FBI”, a lo que Riva responde tajantemente: “Una cosa típica de los imperialistas – matarlo al final – realmente repugnante”.
El breve intercambio refleja el interés por parte de agentes extranjeros sobre vínculos potenciales entre Cuba y el presunto asesino Lee Harvey Oswald.
Operación secreta contra exportaciones cubanas a la Unión Soviética
Otro documento desclasificado de agosto de 1962 revela una operación clandestina estadounidense contra intereses cubanos y soviéticos. El memorándum secreto dirigido al general Lansdale informa sobre un sabotaje en el que se contaminaron intencionalmente bolsas de azúcar cubano destinadas a la Unión Soviética, causando daños económicos significativos:
“A través de fuentes clandestinas, supimos recientemente que un buque mercante de Europa occidental, en ruta desde La Habana hacia Odesa (URSS), se vería obligado a atracar en un puerto del Caribe y descargar temporalmente parte de su carga (…). Esta embarcación llevaba como carga 80.000 bolsas de azúcar cruda cubana (…). Fuimos capaces de contaminar 600 de estas bolsas con una sustancia química utilizada en el proceso de desnaturalización del alcohol”.
El informe detalla que la contaminación afectaría gravemente la calidad de la carga, valorada entre “350.000 y 400.000 dólares”, y afirma que el azúcar contaminada no sería apta “para consumo humano o animal en ninguna forma”.
El documento agrega información adicional: “La operación se completó el 24 de agosto de 1962 en San Juan, Puerto Rico. El buque mercante involucrado fue el buque británico STREATHAM HILL. La operación se realizó con éxito, sin compromiso, y ninguno de los integrantes de la tripulación tenía conocimiento de la misma”.
Planes anticastristas
En otro documento, fechado el 20 de octubre de 1959, se recogen conversaciones entre el empresario estadounidense William D. Pawley y un cubano exiliado, miembro de un grupo de “cubanos anticastristas ricos”. En este diálogo, se exploran posibles planes de sabotaje contra la economía del régimen cubano, particularmente enfocados en la cosecha de azúcar:
“[El cubano] mencionó una reunión con algunos de nuestra gente que subieron de Cuba para discutir planes. Dijo que su grupo fue contactado por un representante del general José Eleuterio Pedraza, líder de grupos revolucionarios cubanos en República Dominicana, que quería saber qué acciones tomarían para sabotear. El cubano dijo que ya tenían cuatro provincias organizadas en Cuba (…), pero que les faltaban La Habana y Matanzas”.
El exiliado cubano reconoció que su grupo enfrentaba grandes obstáculos para reunir recursos y apoyos y señaló que realizar sabotajes en Cuba, en ese momento, sería como “poner dinero en un agujero de rata” debido a la falta de unidad y al control que Fidel Castro ejercía sobre la población:
“CASTRO está en control del país y cuenta con el apoyo de una gran cantidad de cubanos, especialmente los menos privilegiados”.
William D. Pawley indicó sus reservas respecto a involucrarse en movimientos revolucionarios por su vinculación pasada con el Gobierno estadounidense y expresó: “No puedo involucrarme en movimientos revolucionarios (…). Entiendo que el Gobierno dominicano no les ha dado ni un centavo”.
Perfil y deserción del diplomático cubano Antonio Rodríguez Echazabal
Otro informe de inteligencia, fechado el 1 de febrero de 1962, detalla la carrera diplomática y la posterior deserción del embajador cubano Antonio Rodríguez Echazabal. El diplomático ejerció cargos en Haití, Guatemala y finalmente en Pakistán, desde donde desertó a principios de 1962. El documento indica que Rodríguez tuvo vínculos con grupos procomunistas y sufrió acusaciones públicas por parte del régimen de Trujillo en República Dominicana por su supuesta participación en ataques contra ese país desde Haití:
“A fines de julio de 1959, Haití fue invadido por un pequeño grupo de cubanos, supuestamente como preludio de una invasión a República Dominicana. El Gobierno haitiano rechazó la incursión, acusando públicamente a Rodríguez de complicidad”.
Finalmente, se reporta su deserción desde Karachi, Pakistán: “A finales de 1961, Rodríguez aparentemente decidió desertar. Confió a un conocido en la colonia diplomática que había terminado con la política y quería dedicar el resto de su vida a la agricultura”.
Tras llegar a Francia en enero de 1962, Rodríguez obtuvo autorización para residir en Martinica.