
Ortega y Murillo reconocen el legado de paz de Violeta Barrios de Chamorro – Nicaragua Investiga
- Nicaragua
- junio 14, 2025
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En un comunicado difundido hoy a través de medios afines al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), el dictador Daniel Ortega, rindió un sorpresivo homenaje al legado de Violeta Barrios de Chamorro, expresidenta del país entre 1990 y 1997. En sus declaraciones, el caudillo destacó el rol de Chamorro en la construcción de la paz durante un período crítico de la historia nicaragüense, marcado por la polarización y las secuelas de la guerra civil.
El mensaje, publicado en portales sandinistas, resalta que “doña Violeta desempeñó un papel clave en la pacificación de Nicaragua, contribuyendo al cierre de un ciclo de violencia y sentando las bases para la estabilidad que hoy vive el país”. Ortega, quien fue dictador sandinista en la década de 1980, reconoció el esfuerzo de Chamorro por promover la reconciliación nacional tras su victoria electoral en 1990, que puso fin al primer período del FSLN en el poder.
Mensaje del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional – Descanse en paz Doña Violeta pic.twitter.com/IO44WlfP4x
— El 19 Digital (@el19digital) June 14, 2025
Este reconocimiento contrasta con la postura de Ortega durante la administración de Chamorro, cuando fue uno de los opositores más combativos de su gobierno. Entre 1990 y 1997, el FSLN, bajo su liderazgo, impulsó la estrategia de “gobernar desde abajo”, organizando huelgas y movilizaciones que a menudo derivaron en enfrentamientos poco pacíficos. Estas acciones buscaban presionar al gobierno de la Unión Nacional Opositora (UNO), encabezado por Chamorro, al que acusaban de implementar políticas que afectaban a los sectores populares y traicionaban los ideales revolucionarios.
El comunicado de Ortega, también firmado por Rosario Murillo, subraya la importancia de los esfuerzos de Chamorro para desmovilizar a los grupos armados y fomentar el diálogo en un contexto de profundas divisiones. Analistas políticos consideran que este gesto podría interpretarse como un intento de proyectar una imagen de reconciliación en un momento de tensiones internas en Nicaragua. Sin embargo, las palabras de Ortega también reavivan el debate sobre su propio papel durante los años de oposición al gobierno de Chamorro, un período que dejó huellas imborrables en la memoria colectiva del país