
Ortega y Murillo cierran filas con Maduro en medio de tensiones con EEUU – Nicaragua Investiga
- Nicaragua
- septiembre 22, 2025
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En un gesto que refuerza la complicidad entre dos de los regímenes más represivos de América Latina, el dúo autoritario de Daniel Ortega y Rosario Murillo, al frente de la dictadura nicaragüense, envió el 20 de septiembre una misiva de «solidaridad» al dictador venezolano Nicolás Maduro. Esta carta, publicada en medios de propaganda sandinista, responde a un mensaje previo de Maduro y busca proyectar una imagen de unidad inquebrantable ante las crecientes presiones externas, particularmente las derivadas de la escalada militar estadounidense en el Mar Caribe.
El presidente Donald Trump ordenó a inicios de septiembre el despliegue de al menos ocho buques de guerra de la Armada de EE.UU. en aguas caribeñas, citando «amenazas a la seguridad hemisférica» por parte de Caracas.
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Esta maniobra, que incluye destructores equipados con misiles y portaaviones de apoyo, ha disparado las alertas en Venezuela, donde el régimen chavista –liderado por Maduro y el influyente operador político Diosdado Cabello– la interpreta como un preludio a una invasión. La tensión entre Washington y Caracas ha alcanzado niveles críticos, con ejercicios navales de Venezuela en respuesta, y acusaciones mutuas de provocación que amenazan con desestabilizar rutas comerciales vitales en la región.
En esta atmósfera de confrontación, la carta de los dictadores Ortega y Murillo emerge no como un llamado genuino a la paz, sino como un cálculo cínico para afianzar su pacto de hierro con el chavismo. El texto, cargado de retórica revolucionaria, invoca a figuras icónicas como Bolívar, Martí, Sandino, Fidel Castro, el Che y el «Comandante Eterno» Chávez para exaltar una supuesta «causa de justicia y amor». Hablan de un «pueblo único» que resiste «atropellos imperiales» y «presencia militar abominable», exigiendo el fin de la «avaricia yanqui» y defendiendo la soberanía con «armas en la mano». Citan incluso versos de Sandino sobre no rendirse ante el «invasor rubio», culminando en vítores a los héroes y una proclama de victoria compartida: «¡Viva Venezuela y Nicaragua, que unidas seguimos venciendo!».
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Sin embargo, esta narrativa oculta la podredumbre de dos dictaduras que se sostienen mutuamente en su deriva autoritaria. Ortega y Murillo, quienes han desmantelado instituciones democráticas en Nicaragua desde 2018 mediante represión brutal –con miles de presos políticos y exilios forzados–, ven en Maduro y Cabello a espejos de su propio modelo: control total del poder judicial, persecución a opositores y uso de fuerzas paramilitares para sofocar disidencia.
Cabello, el ideólogo duro del chavismo, ha sido clave en esta alianza, facilitando envíos de petróleo venezolano a Nicaragua a cambio de apoyo incondicional a nivel internacional. Ambos regímenes han convertido al «antiimperialismo» en escudo para sus abusos internos, ignorando crisis humanitarias como la hambruna en Venezuela o la erosión de libertades en Nicaragua.
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