
‘Nos fuimos a la cama con hambre’: la vivencia de una familia de Rusia de vacaciones en Cuba
- Cuba
- marzo 25, 2025
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Una familia de Rusia que estuvo alojada durante dos semanas en un hotel de Varadero en febrero último, aseguró a su regreso que en la Isla encontró «devastación«, así como limitación en la oferta de comestibles incluso en el alojamiento todo incluido donde se hospedaron.
En su crónica del viaje, Daria Shevchenko, residente en la ciudad de Barnaúl, en la región siberiana de Altay, refirió que «esperaba ver un paraíso con playas blancas y cócteles, pero me enfrenté a una realidad que resultó ser completamente diferente», citó el medio local NGS22.
«Siempre tengo curiosidad por conocer nuevas culturas y países. Acepto todo como es, sin ninguna expectativa. Conocí este país con deleite y entusiasmo. A pesar del largo vuelo, que duró unas 20 horas contando el traslado hasta Moscú, no podía esperar el momento en que pisáramos suelo cubano», indicó.
Pero al llegar a la Isla, Shevchenko y sus acompañantes experimentaron su desengaño inicial: «Nuestra primera cena después de un largo vuelo resultó ser bastante modesta. Nos reunimos con el grupo, y uno de los participantes incluso rompió a llorar, sin saber qué comer de lo que se ofrecía. La mesa era sencilla: verduras y pescado, y fue decepcionante. Algunos nos fuimos a la cama con hambre, tal vez debido al estrés del vuelo», refirió Shevchenko.
«No hay diversidad ni abundancia en este país. Todo en el hotel estaba ordenado, pero sin lujos: las habitaciones son estándar, sin muebles nuevos. Limpiaron las habitaciones a tiempo, pero si dejas una barra de chocolate y dinero, luego cambiarán la ropa de cama y dejarán más bebidas. Al igual que en otros países exóticos, había mucha humedad en las habitaciones, pero esto no causaba muchos inconvenientes».
A Shevchenko le chocó la poca abundancia de opciones, especialmente cuando se trata de gastronomía.
«Vale la pena señalar que era casi imposible encontrar comida en las tiendas, lo que le dio cierto sabor a nuestro viaje. Puedes ver que los estantes están vacíos y el surtido es extremadamente limitado: no pudimos encontrar helados y chocolate. En el mejor de los casos, hay algunas latas de comida enlatada o salchichas», aseguró.
Sobre las condiciones de vida de los lugareños, la turista comprendió que el racionamiento es «una parte integral de la existencia cotidiana. (…) Para obtener alimentos básicos, que a veces se distribuyen por cupones, la gente hace filas con la esperanza de conseguir al menos algo para alimentar a sus familias. Ir de compras en tales condiciones no se convierte en la actividad más atractiva. La mayoría de las veces los lugareños no buscan comida en las tiendas, sino cosas como medicinas, medias, tampones y toallas sanitarias, que también son escasas y valen su peso en oro».
En el hotel, pese a la primera mala impresión, la situación mejoró en los días siguientes. «Pollo, huevos revueltos, salchichas, tortillas y panqueques comenzaron a servirse para el desayuno. En muchos buffet, la gente hacía cola para comer. Había nueve personas en nuestro grupo, y cada uno de nosotros era responsable de un plato determinado; como resultado, armamos una mesa grande, a la que llamamos ‘boda cubana’. Para la cena, se puede disfrutar de una copa de vino o cerveza».
El paisaje de la ciudad tampoco causó buena impresión a Shevchenko, quien visitó La Habana: «Muchos edificios están en estado de abandono; esto es, una verdadera devastación, y algunos residentes viven en condiciones que pueden llamarse barrios marginales».
En el contexto de la crisis económica general que sufren los cubanos, los trabajadores de los hoteles tienden a disfrutar de un nivel de vida más alto, aseguró la turista rusa.
«Pueden recibir propinas de los turistas, lo que les permite mejorar un poco sus condiciones financieras. Algunos huéspedes incluso traen regalos al personal. Por ejemplo, les dejamos chocolate y chancletas, lo que también se está convirtiendo en una importante fuente de apoyo para los residentes locales», señaló.
La playa de Varadero no disgustó a Shevchenko: «La temperatura del agua era simplemente deliciosa, como leche fresca, y no quería dejarla. Las playas aquí son anchas y espaciosas, lo que crea una sensación de privacidad, especialmente en febrero, cuando había muy pocos turistas. Disfrutamos de la paz y la tranquilidad, que fue un verdadero regalo para nosotros».
Pero una sorpresa desagradable fueron los mosquitos, presentes durante cada anochecer. «Estos insectos pequeños pero persistentes pueden convertir los paseos nocturnos en un verdadero problema. Todas las tardes nos encontrábamos con un enjambre de mosquitos, que, por supuesto, volaban a nuestras habitaciones. El personal del hotel trató de ayudar repartiendo espirales, pero incluso esto no nos salvó de la invasión. También llevamos ungüentos y aerosoles, pero, desafortunadamente, no siempre fueron efectivos», resumió.
Las vacaciones en Cuba para la familia de Barnaúl costaron en total 415.000 rublos (4.904 dólares estadounidenses).
«La reserva nos costó 270.000 rublos (3.190 dólares) por 12 días para tres, y gastamos alrededor de 100.000 (1.181 dólares) en excursiones. Los boletos a Moscú se agregaron al costo: 45.000 rublos más (531 dólares). Aunque el hotel ofrecía muchas excursiones, nos dimos cuenta de que era posible organizarlas nosotros mismos, lo que podría haber salido más barato», concluyó Shevchenko.
Las cifras oficiales mostraron que el turismo de Rusia, el segmento de mayor crecimiento en los pasados dos años, se fue al piso en los primeros dos meses de 2025, cuando la cifra de clientes de la nación euroasiática bajó un 49% interanual. O sea, apenas 22.306 rusos visitaron Cuba en esos meses, frente a los 43.859 de igual periodo de 2024.