Marco Rubio asume como asesor de Seguridad Nacional interino de EE.UU.

En solo 100 días, el exsenador ha dirigido el Departamento de Estado, supervisado el cierre de la USAID y asumido la custodia de los Archivos Nacionales.

MIAMI, Estados Unidos. – El secretario de Estado de Estados Unidos, el cubanoamericano Marco Rubio, fue designado este jueves como asesor de Seguridad Nacional de forma interina, tras la salida de Mike Waltz, según confirmó el propio presidente Donald Trump a través de sus redes sociales. La medida se da en medio de una serie de encargos acumulados que han convertido a Rubio en una de las figuras más activas del actual gabinete.

“Marco es increíble, cada vez que tengo un problema lo llamo y él lo soluciona”, afirmó Trump durante una comparecencia en la Casa Blanca, de acuerdo con el reporte de la agencia EFE. Poco después, anunció que Waltz, implicado en el escándalo del ‘Signalgate’, sería nominado como nuevo embajador ante Naciones Unidas, y que Rubio asumiría provisionalmente su lugar en el Consejo de Seguridad Nacional.

Waltz, quien enfrentaba fuertes críticas por haber incluido por error a un periodista en un chat gubernamental sobre preparativos de un ataque en Yemen, fue apartado del cargo mientras se oficializa su nuevo rol diplomático.

La llegada de Rubio a Seguridad Nacional se suma a una lista creciente de funciones dentro del Gobierno. En apenas 100 días de mandato, el exsenador ha dirigido el Departamento de Estado, supervisado el cierre de la agencia de cooperación USAID, asumido la custodia de los Archivos Nacionales y, ahora, liderará la estrategia de seguridad nacional del país.

Durante una entrevista con Fox News, Rubio bromeó sobre su multifacética participación en el Ejecutivo: “Estoy felizmente casado”, respondió entre risas cuando se le preguntó si aspiraba al papado.

Nacido hace 53 años en Miami en el seno de una familia cubana, Rubio fue senador por Florida durante 14 años y se destacó como defensor de una política exterior de línea dura hacia regímenes como los de Cuba, Venezuela, China e Irán. Fue contendiente de Trump en las primarias republicanas de 2016, donde fue apodado “El Pequeño Marco”, pero ha sabido ganar terreno dentro del trumpismo, al punto de sonar como posible vicepresidente en el segundo mandato.

Su designación como secretario de Estado fue una de las pocas en el gabinete en recibir apoyo bipartidista en el Senado. “Buena suerte, Marco. Ahora sabemos a quién culpar si algo sale mal”, dijo entonces Trump, en tono de broma.

Pese a que en un inicio su rol en el Ejecutivo parecía indefinido —Trump delegó las negociaciones en Ucrania y Gaza a su amigo personal Steve Witkoff—, Rubio fue ganando protagonismo. En febrero, durante una gira por Centroamérica, recibió la llamada que lo convirtió en director interino de USAID, agencia actualmente en proceso de desmantelamiento por orden de Elon Musk.

Ese mismo mes, asumió también la dirección de los Archivos Nacionales, tras la destitución de su directora. Con cada nuevo encargo, Rubio ha pasado a ocupar una silla estratégica a la derecha del presidente en las reuniones de gabinete.

Casado con Jeanette Dousdebes, una colombiana con quien tiene cuatro hijos, Rubio es católico practicante, fanático de los equipos deportivos de Florida y un activo interlocutor en español dentro del Gobierno. Su estilo sobrio y reservado contrasta con las figuras más excéntricas del gabinete de Trump, pero su creciente presencia sugiere un papel cada vez más central en las decisiones clave de la administración.