
«Los bodegueros están obligados a robar»: Canasta básica, corrupción y precariedad
- Cuba
- mayo 6, 2025
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HOLGUÍN, Cuba. – “Después que terminan la venta del día los bodegueros verifican qué mercancía queda para saber lo que “sobra” y quedarse con la parte que nos roban. Yo nunca he escuchado que un bodeguero se haya equivocado en su contra; el pesaje siempre está a favor de ellos y ahí tienen la ganancia”, cuenta el holguinero Raciel Terry.
Las quejas de los consumidores por el mal pesaje de los productos en las bodegas y la adulteración de la leche son constantes. El problema no es solo en el mostrador, sino que viene desde el almacenaje y transporte. Los bajos salarios, así como el mal estado constructivo de los establecimientos, propician estas prácticas. A pesar de los procesos judiciales que involucran a los trabajadores del sector del Comercio, las estadísticas oficiales son desalentadoras.
Yoharsis Núñez López, madre de un niño pequeño, detalla cómo la leche suele ser adulterada: “La traen casi siempre amaneciendo o anocheciendo y así aprovechan para echarle agua. La que les ‘sobra’ la revenden más cara y los niños lo que toman es agua de leche. Cuando es leche en polvo la venden mal pesada para quedarse con la diferencia y hacer negocio por su cuenta”, denuncia la joven.
El sistema de venta a granel, característico de las bodegas cubanas, es señalado por algunos como el núcleo del problema. Yudith Rodríguez, otra residente local, explica cómo este método facilita las irregularidades: “Los bodegueros se aprovechan de que venden los productos a granel; su beneficio está en un pesaje al que siempre le faltan onzas y hasta libras”.

Tras conversar con varias personas en su comunidad, Yudith ha observado que un grupo poblacional parece ser especialmente vulnerable a estas prácticas. Las personas mayores, a menudo con dificultades para verificar pesos o reclamar, son las que más sufren las consecuencias. “Mi padre compraba los mandados en la bodega y cuando mi esposo y yo llegábamos del trabajo nos dábamos cuenta que faltaba arroz, azúcar, frijol o aceite. Cuando le reclamábamos al bodeguero él se defendía diciendo que la mercancía ya había salido de la bodega”, cuenta la holguinera.
La impotencia ante esta situación llevó a Yudith y su familia a tomar cartas en el asunto: “Ahora mi esposo o yo compramos los mandados y verificamos la cantidad con una pesa digital manual. Al principio nos faltaba y reclamábamos en la misma bodega, pero ya pesan bien nuestros mandados porque los bodegueros saben que nosotros lo verificamos”.
Ante este panorama, surge la idea de si el empaquetado de los productos podría ser una solución. Isabel Domenech, vecina del reparto Luz, considera que esta medida cortaría de raíz la posibilidad de fraude en el punto de venta final, aunque plantea una consecuencia inesperada. “Si las bodegas ofertaran la mercancía en paquetes y pomos sellados no habría posibilidad de engaño, pero al mismo tiempo no habría trabajadores en el comercio estatal porque no tendrían la posibilidad de robar”.
Sin embargo, esta alternativa ha sido descartada por las autoridades. El argumento principal es el incremento en los costos que implicaría el envasado (materiales, maquinaria, logística compleja por la variedad de formatos). Se trataría de una inversión difícil de asumir para la economía cubana, dependiente de importaciones y con limitaciones de divisas. La venta a granel, pese a sus desventajas en cuanto al control, permite mantener los precios de estos productos básicos lo más bajos posible.
En julio de 2023, la ministra de Comercio Interior de Cuba, Betsy Díaz Velázquez, se refirió a 361 robos con fuerza en bodegas, solo en el tiempo que trascurrido de ese año. La lista de lo más robado es justo lo que escasea: arroz, frijoles, leche en polvo, café, aceite, azúcar, jabones y hasta cigarros.
A finales de 2023, el periódico Escambray, de Sancti Spíritus, se hizo eco de la condena de 10 años de cárcel impuesta al administrador de una bodega por haber robado más de 200.000 pesos.
Más adelante, en 2024, trascendió que estaban siendo investigadas 18 personas por unos 20 robos en bodegas de La Habana. Según el Noticiero de la Televisión Cubana, estos delitos causaron pérdidas de más de un millón de pesos cubanos y dejaron a miles de familias sin sus productos básicos.

En medio de estas circunstancias, algunos holguineros intentan encontrar una explicación, sin necesariamente justificar los robos, en la precariedad económica de los propios trabajadores de las bodegas.
“Yo no justifico el robo”, apunta Ana Isis Lago, “pero los bodegueros están obligados a hacerlo. Su salario no llega a 3.000 pesos mensuales y eso solo alcanza para comprar tres paquetes de arroz y dos manos de fongo. Por eso están obligados a robar”.
Pero la cadena de robo, según algunos conocedores del sistema de distribución, comienza mucho antes de que los productos lleguen al mostrador de la bodega. Oraldo Tabares señala que el bodeguero es solo el último eslabón: “En el trayecto, antes de dejar los productos en la bodega, los estibadores y el chofer del camión se ponen de acuerdo para robar de la mercancía que transportan”.
Un trabajador con años de experiencia en el sector de Comercio, que pidió ser identificado como Juan Carlos, describe un entorno de trabajo desalentador: “Tenemos que estar ocho horas en un lugar caluroso, mal iluminado y con deterioro constructivo. Ya lo hemos planteado en las reuniones del sindicato y la respuesta es que no hay presupuesto para mejorar nuestras condiciones de trabajo”.
De hecho, el propio deterioro constructivo de muchos de estos locales, con maltrechas puertas y frágiles ventanas, se convierte en un factor que facilita otro tipo de delito: los robos realizados por delincuentes durante la noche.