«Lo que más deseo es ver a mi hijo antes de morirme»: madre de José Gabriel Barrenechea

A sus 84 años, Zoila Esther Chávez Pérez, madre del escritor, periodista independiente y preso político José Gabriel Barrenechea, conversa con ‘CubaNet’.

LA HABANA, Cuba. – Camina aguantándose de las paredes para evitar caerse, y con esa misma dificultad hace las labores hogareñas: cocina en el patio de su casa con carbón (que pudo comprar tras vender los cigarros que le dieron por la libreta de abastecimiento) pues hace meses que no tiene gas licuado. Cada tarde se sienta en un sillón de la sala con vista a la calle para imaginarlo llegar libre y llenarla de besos. “Ese día va a ser la felicidad más grande de mi vida”, dice Zoila Esther Chávez Pérez, madre del escritor, periodista independiente y preso político José Gabriel Barrenechea Chávez.

Zoila, de 84 años, no encuentra sosiego desde que arrestaron a su hijo, el 8 de noviembre del pasado año, tras participar en una pacífica protesta en el poblado de Encrucijada, provincia de Villa Clara. 

“Hace cinco meses que vivo sola, abandonada; a veces me siento mal, cierro la puerta porque tengo miedo, me acuesto y le pido a Dios y a la Virgen que me ayuden y me dejen amanecer porque lo único que quiero es, antes de morirme, aunque sea estar un mes con mi hijo; lo que más ansío es verlo entrar por esa puerta”, dijo, envuelta en lágrimas.

Zoila perdió a su hijo mayor cuanto este tenía 36 años de edad; luego, durante la pandemia de COVID-19 murió su esposo, tras 65 años de matrimonio. Solo le queda su hijo José Gabriel, de 53 años de edad, quien vivía junto a ella y era quien se encargaba de su cuidado, pues la anciana, muy enferma, apenas puede sostenerse en pie.

“Yo estoy operada de la vejiga y tengo muchos problemas circulatorios. Ya no puedo más. ¿Por qué me hacen sufrir así? Este corazón no aguanta más”, lamentó.

Barrenechea Chávez permanece recluido en la prisión La Pendiente, en espera de juicio por el supuesto delito de “desorden público”. Su “infracción” consistió en salir junto a cientos de pobladores de Encrucijada a protestar pacíficamente luego de un apagón de electricidad de 48 horas ininterrumpidas. 

En videos que circularon en las redes sociales se evidencia que el papel de Barrenechea fue de mediador: trató de impedir que se llegara a la violencia ante el malestar de los ciudadanos y la indiferencia de los funcionarios locales. Sin embargo, la Policía política sostiene que fue uno de los líderes de la revuelta y por ello la Fiscalía solicita una sanción de entre tres y ocho años de privación de libertad.

“Mi hijo es callado, respetuoso, no fuma, no bebe, no es mujeriego… Es un hombre que se ha dedicado a cuidarme; estando él nunca me faltó ni la leche ni el huevo porque él sabe que padezco de sangramientos y me baja la hemoglobina”, contó su madre. 

Por su debilitada salud y las dificultades del transporte, no ha podido visitar a José Gabriel en prisión. Dice que le manda a decir que está bien, pero teme no poder volver a verlo. Asegura que gracias al apoyo de familiares y vecinos ha logrado sostenerse, pero, aun así, la mayor parte del tiempo está sola. 

“¿Por qué no me sueltan a mi hijo? ¿Qué ha hecho para que me lo tengan encerrado? ¿Para que nos tengan, a él y a mí, en este calvario, en este terror que llevo dentro de mi corazón? ¿Hasta cuándo van a tener a una madre sufriendo así? Por favor, únanse todos y ayúdenme a pedir por mi hijo; llévenme, yo voy en un sillón de ruedas a donde tenga que ir”, rogó. 

Mientras dobla la ropa o se desplaza por la casa, Zoila canta; en más de una ocasión durante esta entrevista lo hizo. “No solo se canta de alegría, sino también de tristeza”, explicó. 

“Sola, como un perro callejero, como barco sin velero, sola con mi corazón”, era la letra que tarareaba, casi sin aliento, esta madre que no encuentra consuelo.