
Leonardo Padura: morir en Mantilla
- Cuba
- septiembre 27, 2025
- No Comment
- 5
La traición de Padura no es solo a unos personajes que han calado hondo entre los lectores cubanos.
LA HABANA, Cuba. – Leonardo Padura no morirá en París, un jueves con aguacero, como su admirado poeta peruano César Vallejo, sino en Mantilla, un barrio periférico al sur de La Habana. Sin embargo, su deseo solo se cumplirá si antes no se lo lleva la Parca durante un vuelo a Barcelona o Madrid, en medio de la presentación de su novela Muerte en la arena, la última novedad del también autor de la tetralogía Las cuatro estaciones, La novela de mi vida, El hombre que amaba a los perros y Herejes, entre otros títulos.
De morir en Mantilla, el creador del sui géneris detective cubano Mario Conde, protagonista de las novelas de la tetralogía mencionada y La neblina del ayer, entre otras, lo haría entre las ruinas de su barrio natal, en una casa enrejada, con cámaras de vigilancia, alarmas e iluminada por una planta eléctrica de 4.000 dólares, para evitar que alguno de sus amiguitos de la infancia caiga en la tentación del robo con violencia.
El problema está en que los amigos de la infancia o del Pre de La Víbora que en las novelas sirven de refugio fraternal a Conde-Padura durante o después de cada peripecia detectivesca para resolver un caso de asesinato, corrupción, tráfico de drogas u otros delitos por toda La Habana, se han multiplicado por decenas de miles en todo el país, como una plaga delincuencial que no repara en familiares o amigos a la hora de robar.
Asediados por la escasez general, los apagones y otras calamidades individuales o colectivas, personajes como Candito, el testigo de Jehová; Yoyi El Palomo, traficante de joyas; Carlos el Flaco, desde una silla de ruedas de por vida a causa de una bala recibida en la guerra de Angola; Tinguaro, el policía devenido taxista y vendedor de tabacos Montecristo y Cohiba, hoy pueden encontrarse en cualquier esquina o cárcel de Cuba.
Ellos y el resto de los amigos de infancia o del Pre de La Víbora como Andrés el Conejo, “todos desheredados del privilegio de portar una gota de sangre dirigente en sus venas plebeyas”, hoy, si no son de los que trafican o consumen “el químico”, matan una familia entera en Ciego de Ávila o La Lisa, contemplan sus títulos de profesionales colgados en la pared que de nada les sirven, hacen lo indecible para comer en Cuba o envían remesas desde el exilio a sus parientes.
De ahí que las contradicciones de Conde-Padura salten de la literatura de ficción a la vida real plena de conjeturas de los cubanos. Las declaraciones públicas de Padura en nada se parecen a lo que expresan sus personajes.
Cuando Padura pone en boca de Mario Conde sentirse como “alguien hasta desconocido, ubicado demasiado tiempo entre los supuestamente fuertes y poderosos, cuando su naturaleza propendía a la militancia en el club de los inconformes”, veo un autorretrato del escritor. Sin embargo, en sus declaraciones al periodista Jorge Morla, del diario español El País, lamenta que en Cuba “hombres y mujeres se descubren más pobres que nunca”, y luego apostilla: “No nos queda más remedio que incorporar toda esa miseria a la vida, y en muchos casos, callar”. Más que inconformidad, denota sumisión esta cobarde convocatoria para que los cubanos renuncien no solo a manifestarse y protestar, sino también a expresar su opinión.
La traición de Padura no es solo a unos personajes que han calado hondo entre los lectores cubanos, atrapados entre la simpatía y el recelo hacia un autor que pone en boca de su alter ego: “Demasiadas gentes sin sueños ni esperanzas. Demasiado fuego bajo una olla tapada que más tarde o más temprano reventaría por las atmósferas acumuladas”.
No puedo negar que admiro, leo y releo toda la obra de Padura, pero, de una forma inversamente proporcional, lo desprecio por ambivalente y cobarde.
Podrá morir en Mantilla, un día cualquiera de apagón y falta de agua y alimentos para examigos de la infancia y sus vecinos, pero seguro estoy de que pocos de ellos asistirán a su velatorio y entierro.
ARTÍCULO DE OPINIÓN Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.
Sigue nuestro canal de WhatsApp. Recibe la información de CubaNet en tu celular a través de Telegram.