
«Las prisiones en Cuba hoy en día son un centro de exterminio»: Luis Robles Elizástigui
- Cuba
- octubre 15, 2025
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Luis Robles Elizástigui y José Daniel Ferrer se reunieron virtualmente en una rueda de prensa este miércoles.
MIAMI, Estados Unidos. – El activista Luis Robles Elizástigui y el líder opositor José Daniel Ferrer, ambos exprisioneros políticos cubanos forzados a exiliarse, denunciaron la represión, las torturas y los tratos crueles en las cárceles de la Isla durante una rueda de prensa celebrada este miércoles en Madrid, España.
Robles relató las vejaciones sufridas durante cuatro años y medio de prisión cerrada y Ferrer, por su parte, describió con detalle métodos de castigo, alimentación forzada y humillaciones a las que, dijo, fue sometido en reclusión. El líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) también explicó que salió de Cuba para reorganizar la lucha democrática desde el exilio con la intención de regresar sin pedir permiso al régimen.
Luis Robles Elizástigui: “Me hicieron vivir una pesadilla”
Robles Elizástigui se presentó como “un joven que sin estar vinculado con nada de política decidió un día expresar lo que sentía como cubano”. “Decidí manifestarme pacíficamente en las calles de La Habana, exigiendo primero que todo la libertad para el pueblo”, dijo. Luego agregó que en su protesta pacífica, por la que fue condenado a cinco años de prisión, pedía el fin de la represión contra disidentes y la liberación del rapero contestatario Denis Solís.
Robles Elizástigui, conocido como “el joven de la pancarta”, contó que, en prisión, fue “víctima de violaciones, de represión, de persecución, de castigos innumerables, de falta de atención médica”. También aseguró que, gracias a las denuncias difundidas por su madre, Yindra Elizástigui Jardines, y por él mismo, se conoció su situación: “Realmente me hicieron vivir una pesadilla, como si fuera uno de los terroristas más grandes del país”.
El activista insistió en que su protesta buscó evidenciar que en Cuba “solamente el hecho de expresar una opinión diferente y generar cierta polémica en el pueblo, ya es suficiente para que la dictadura te considere un enemigo”.
En otro momento, el joven se dirigió al pueblo cubano y expresó que la situación en la Isla se iba a mantener mientras se haga silencio. “El silencio te hace cómplice de lo mal hecho”, dijo. Asimismo, explicó que tomó la decisión de protestar porque no quería “seguir siendo cómplice de lo mal hecho”.
Robles Elizástigui describió las condiciones de su reclusión: “En prisión me ponían en celda de castigo sin haber hecho nada, solamente por castigarme. Me tuvieron separado incluso hasta de las personas para que no tuviera contacto con nadie. Me tuvieron días sin comida, sin nada de aseo”, aseguró.
Sobre el sistema penitenciario, fue categórico: “Las prisiones en Cuba hoy en día son un centro de exterminio. A los presos los matan de hambre, no se les brinda atención médica, se tortura a los presos (…). La tortura es algo normal y el silencio es algo impuesto (…). Son un infierno las prisiones hoy en día en Cuba”, aseveró.
El joven también expuso su mayor deseo en la actualidad: “Que desaparezca ese régimen fascista sería mi mayor sueño, y poder volver a mi país y vivir en una tierra próspera donde todos los cubanos podamos construir una vida diferente”, dijo.
José Daniel Ferrer: “Lo único que siempre ha funcionado en Cuba es la maquinaria represiva”
Conectado de manera remota desde Miami, Estados Unidos, José Daniel Ferrer se presentó “mucho mejor al poder estar acá [en el exilio]” y envió “un abrazo fraterno” a los presentes y a Robles Elizástigui: “Sé que es un joven muy valiente y que tuvo y va a continuar con ese civismo, esa voluntad firme de dar su aporte (…) a favor de la causa de la libertad y la democracia de Cuba”, dijo.
A su juicio, en Cuba “lo único que siempre ha funcionado ―y continúa funcionando, por desgracia― es la maquinaria represiva, que genera terror y parálisis en cientos, en miles, en millones de cubanos”.
Ferrer describió presiones y castigos diseñados —dijo— para quebrarlo. Afirmó que la decisión de salir del país la había tomado antes de la “intensa y cruel serie de torturas, de golpes y de humillaciones” que sufrió en su último período en la cárcel santiaguera de Mar Verde.
El líder opositor también denunció que sus carceleros lo golpearon y humillaron con el objetivo de forzarlo a “pedir cosas” a la Iglesia Católica y al Gobierno de Estados Unidos”, y transmitir que “la tiranía quería diálogo” con Washington. Ferrer apuntó que el régimen estaba dispuesto a liberar a los presos políticos que Estados Unidos solicitara a cambio del alivio de sanciones y de la salida de Cuba de la lista de Estados que promueven el terrorismo. “Me negué rotundamente”, subrayó.
El líder de la UNPACU también relató la intención de las autoridades de obligarlo a someterse a reglas penitenciarias: “No querían que José Daniel saliese siendo el preso político que nunca se puso uniforme, que no se paraba para el conteo de los presos, que no aceptaba imposiciones”.
Más adelante agregó que, “tras 10 días de golpes y torturas” en los que le hicieron tragar comida “violentamente”, se produjo “la humillación más grande” que ha recibido: “Llegaron a golpearme dentro de la celda, arrastrarme, ponerme delante de una cámara, inmovilizarme, apretarme por diferentes partes sensibles del cuerpo, taparme la nariz, obligarme a abrir la boca, introducirme un palo sucio y, con un embudo, echarme casi un tres cuartos de litro de una sopa putrefacta (…). Como sabían que yo iba a vomitar aquello, la orden fue: ‘Si lo vomita, se recoge el vómito y se le vuelve a introducir”.
Según su testimonio, aceptó ciertas imposiciones “por una cuestión de sobrevivir” y poder continuar su lucha, así como por proteger a sus hijos.
El exprisionero político de la Primavera Negra (2003) agregó que desde la cárcel, “confinado durante meses sin comunicación con el exterior”, la efectividad de su trabajo político era nula, por lo que decidió salir para “reorganizar y convertir en lo más efectiva posible la lucha a favor de la democratización de Cuba”, con el “compromiso firme” de que regresará a la Isla.
Ferrer sostuvo que no pedirá autorización al régimen para volver: “No voy a ir a la Embajada ni al Consulado [de Cuba en Estados Unidos] a pedir autorización para regresar a Cuba. Me montaré en una lancha (…) con cuantos cubanos quieran acompañarme. Si nadie quiere regresar, regresaré solo, y solo me llevaré conmigo una rosa blanca y un teléfono satelital para decir ‘Estoy llegando al Malecón’”.
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