La tensa reunión del Ministro de Defensa y el gobernador Rendón

La tensa reunión del Ministro de Defensa y el gobernador Rendón

El sábado en la mañana, después de conocida la muerte de 13 policías por un explosivo que activaron las disidencias de las Farc en una montaña de Amalfi, tuvo lugar un consejo de seguridad en Rionegro. Llamó la atención que a la salida, contrario a como sucede en este tipo de eventos, el ministro de Defensa, Pedro Sánchez, dio una rueda de prensa, y el gobernador de Antioquia otra distinta.

Lea acá: Más de 18 horas demoró la evacuación de las víctimas del ataque de Amalfi; “muchísimo tiempo y ahora tenemos que hablar de 13 muertos”

Los periodistas no preguntaron pero la tensión en el ambiente daba tajada. Y no era para menos, por el fuerte cruce de palabras que había tenido lugar en el consejo de seguridad.

El ambiente estaba caldeado desde el jueves porque el gobernador Rendón se había mostrado particularmente afectado por el ataque al helicóptero Black Hawk de la policía. Desde la 1:42 de la tarde pidió al Gobierno Nacional actuar con urgencia: “Las primeras informaciones indican que 6 uniformados murieron y otros 7 resultaron heridos”, escribió en X. Y sobre todo hizo énfasis en que estaban “a la espera de aeronaves que los saquen de la zona y permitan atenderlos con prontitud”.

Insistió a las 3:32 de la tarde, que ya habían pasado “casi cinco horas” y los policías seguían heridos sin que nadie los recogiera: “Urge articulación y coordinación en el Gobierno Nacional. Se trata de un asunto de vida o muerte”.

A las 9 de la noche volvió a pedir socorro el gobernador: “¿Por qué después de 9 horas del ataque al helicóptero no han rescatado a los heridos y recuperado los cuerpos de los otros policías? Cayó la noche y hay tres uniformados con vida que esperan su rescate en la vereda Los Toros, Amalfi”.

En efecto, sólo a las 10 de la noche estuvo listo el equipo de rescate, con tan mala suerte que cuando trataron de entrar en la zona una tormenta eléctrica se los impidió.

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A eso se le suma que desde el pasado 4 de junio, el general retirado Luis Eduardo Martínez, secretario de Seguridad de la Gobernación, había mandado un oficio al ministro Sánchez con “una solicitud urgente frente al deterioro progresivo y alarmante de la seguridad en el municipio de Amalfi”.

Escribió Martínez que, en particular, “desde el 31 de mayo se vienen enfrentando en la vereda Los Toros el Clan del Golfo y las disidencias Farc, y desde el 2 de junio está desaparecido el presidente de la junta de acción comunal de la vereda”. La misma vereda en la que menos de tres meses después se produjo la tragedia del helicóptero.

En ese oficio el general Martínez solicitaba “de manera urgente y categórica la presencia del Ejército”.

El 31 de julio le respondieron desde el Ministerio de Defensa, con varias acciones militares llevadas a cabo en la región: entre otras cosas, un operativo en mayo con más de 100 efectivos, sobrevuelos de reconocimiento para ubicar a la tropa en terreno, lanzamiento de obuses contra el Clan del Golfo que logró “dispersar y desorganizar sus estructuras”, entre otros.

Consejo extraordinario

El sábado entonces estaban de un lado el ministro Sánchez y la cúpula militar, y del otro lado el Gobernador y su secretario. El comandante de la Séptima División del Ejército, que responde por Antioquia, Córdoba y Chocó, tomó la palabra y expuso lo que están haciendo en Antioquia: cuántas unidades tienen desplegadas en el departamento y qué han hecho.

El ministro también habló y dijo que, con 60 billones de pesos, el Gobierno de Gustavo Petro estaba comprometido con la más grande inversión del país para la Fuerza Pública en los últimos 10 años.

Tuvo palabras generosas con la tasa de seguridad que está recogiendo el Gobernador para ayudarle a la tropa. Y fue enfático en que los militares no están en cese al fuego con nadie. “Les he dicho a todos que tienen la orden de arremeter”, afirmó.

Destacaron que habían hecho presencia en la zona de los hechos y también que han llevado a cabo cuatro bombardeos en el departamento contra el Clan del Golfo a lo largo de estos años.

Parecía más una rendición de cuentas, para responder a los cuestionamientos del gobernador de Antioquia, que una reunión extraordinaria para tomar decisiones de cómo operar ante la escalada de violencia.

Llegó el turno del general retirado Martínez, quien se ha caracterizado por ser recio y firme, y ese sábado, todavía golpeado por lo ocurrido con los 13 policías, les dijo al Ministro y a la cúpula “el papel puede con todo”, haciendo referencia a las cuentas que estaban rindiendo.

Luego habló de “negligencia” en la demora del rescate de los policías. Y fue aún más drástico. Le dijo: “General, a los niños se les mide por los esfuerzos, a nosotros nos miden por los resultados”.

Martínez y el Gobernador suelen expresar su malestar por la falta de control territorial de la Fuerza Pública en Antioquia. En un día como hoy, por ejemplo, solo en el departamento hay cinco frentes de desplazamiento de comunidades activos: dos en Anorí, uno en Amalfi, otro en El Bagre y en Segovia.

El gobernador Rendón tomó entonces la palabra y cuestiona lo que pasó con el rescate de los policías heridos: la demora en reaccionar para salvarlos, la situación de alto riesgo en que los pusieron, etc.

El rifirrafe

Un primer conato de tensión se dio cuando el ministro Sánchez afirmó: “Ningún alcalde ni ningún gobernador puede decir que no se les cuida”. A lo cual Rendón le respondió: “Ministro, no me están haciendo ningún favor a mí, están haciendo su trabajo para que yo pueda hacer el trabajo de gobernar”.

En medio de su intervención, el gobernador, haciendo alusión a la falta de reacción o de capacidad de las fuerzas para atender el caso, dijo algo así como “yo a veces me encuentro con uniformados que me dicen que están con las manos atadas, espero que a mí me vean como un soldado más, yo quisiera ser la voz de ustedes en esta situación”.

De inmediato el comandante de las Fuerzas Militares, almirante Francisco Cubides, le replicó al Gobernador: “Nosotros no le hemos dado nuestra vocería ni lo hemos nombrado nuestro representante”. Y haciendo referencia al general Martínez, le dijo que él tal vez representaba a los retirados pero no a los activos.

El gobernador Rendón le respondió al almirante Cubides: “Es que a mí se me acercan muchos oficiales y policías pidiendo apoyo, no usted por supuesto porque a usted lo puso Petro”.

En ese momento el ministro Sánchez entró a terciar y dijo: “Si hay muchos oficiales aquí aburridos, si no están de acuerdo con lo que hacemos, que entreguen el uniforme”.

En el lugar el silencio daba tajada. Ni el Gobernador quería desconocer el trabajo del Ejército, ni tal vez el almirante quería hacerle tal desplante. Pero la trágica muerte de los policías, que estaba aún como una herida abierta en carne viva para unos y otros, destapó todo el malestar.

De un lado, el gobernador Rendón que viene lanzando gritos de auxilio por la situación de descontrol de la seguridad en el departamento. Rendón ha dicho que hoy el Gobierno Nacional ha destinado a Antioquia la mitad de los hombres que tenía hace 15 años cuando él fue secretario de la Gobernación de entonces.

Le han rogado al Ministerio de Defensa que no se trata de que hagan patrullajes ocasionales en territorio, sino que necesitan patrullas fijas y sobre todo inteligencia.

Por su parte, el ministro Pedro Sánchez tampoco la tiene fácil. Su antecesor Iván Velásquez prácticamente acabó con la experiencia de la fuerza pública al descabezar a los oficiales más entrenados, sobre todo en inteligencia.

La Dirección Nacional de Inteligencia, que en el gobierno Petro llegó incluso a estar en manos de Carlos Ramón González, hoy prófugo de la justicia, ha perdido hoy gran parte de su potencial y de su conocimiento.

A eso se suma el errático proyecto de Paz Total del presidente Petro, que les ha permitido ganar territorio a los grupos armados ilegales, ha envalentonado a los líderes del crimen al darles salvoconductos como “gestores de paz” y hasta camioneta blindada de la DNP.

Según cifras de la Gobernación de Antioquia, durante los ceses al fuego que el gobierno ha decretado la violencia ha aumentado.

El ministro Sánchez, que ha mostrado tener buenas intenciones, termina superado por la falta de capacidad instalada que hoy tienen las Fuerzas Militares.

En el Congreso han convocado un debate de moción de censura. Pero no sería extraño que si lo llegaran a tumbar –lo cual nunca ha sucedido y no se espera que esta vez ocurra– el que lo suceda tenga los mismos problemas.

La demostración de que las Fuerzas Militares están desbordadas en materia operativa y logística es lo ocurrido con el helicóptero. A los policías heridos no los rescataron a tiempo, no porque el Ejército o la Policía no quisiera, sino porque no estaban preparados. Tenían un solo helicóptero en la zona y no era suficiente para hacer una operación sin poner en riesgo la vida de los contratistas.

El ministro Sánchez anunció en la rueda de prensa después de la reunión extraordinaria de seguridad en Rionegro la llegada en noviembre de 1.089 nuevos policías para Antioquia y enfatizó: “No hay ningún cese de operaciones ofensivas desde mayo con la estructura criminal de alias ‘Calarcá’; con el ELN hace más de un semestre que no hay cese al fuego y con el ‘Clan del Golfo’ hace más de un año o dos años”.

¿Por qué no los rescataron a tiempo?

En la reunión quedaron claras las diferencias de aproximación sobre lo ocurrido de uno y otro lado. Mientras el ministro y la cúpula explicaban que no tenían capacidad para hacerlo, pues solo contaban con un helicóptero; del otro lado, el gobernador y su secretario, consideraban que no habían actuado con velocidad y eficiencia: “Debían haber unido capacidades de todas las fuerzas. Incluso, si no las tenían, pedir auxilio a la Cruz Roja, pero no lo hicieron”, explica un conocedor.

La Fuerza Pública contó que debió suspender algunas operaciones en otras zonas del país para poder tener el equipo necesario para el rescate.

Esa noche debió ser una pesadilla para los cerca de 40 policías que erradicaban coca esa mañana de jueves. Al mediodía llegaron dos BlackHawk a recogerlos, y ante la explosión del primero el otro no pudo aterrizar. La explosión afectó al menos a 10 de ellos más los 3 tripulantes del helicóptero.

En un video que circuló en redes sociales se escucha a un hombre feliz dar un parte de victoria por radioteléfono: “Coronamos, coronamos”, mientras un compañero suyo graba el video en el que se ve la explosión.

Los erradicadores pidieron ayuda, reportaron seis muertos y siete heridos, a las 12 del día del jueves. El lugar quedaba, por tierra, a cinco horas saliendo del casco urbano de Amalfi (dos en carro y tres en mula). Pero conforme iba pasando el tiempo y no llegaba ayuda del Estado, aumentaban los fallecidos. El apoyo llegó a las 6:30 de la mañana del viernes: el capitán, que fue el que más resistió, no alcanzó. Los trece murieron esperando.

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