
La persona más «visible» en Cuba
- Cuba
- mayo 31, 2025
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LA HABANA, Cuba. – Si me preguntaran cuál es el nombre de la persona más visible, de la más central de entre todas las que en el universo han sido, yo respondería, y sin ambages, que no es otra que Jesús; pero si alguno de los inquietos preguntones no quedara satisfecho, si se mostrara inconforme y mucho más, si es que insistiera en la búsqueda de otro apelativo, yo, patriota apasionado, pronunciaría alto, y bien despacio, incluso silabeando, el nombre de José Martí.
Y también sería en extremo probable que creciera la insatisfacción, que el preguntón no cesara, que continuara buscando nombres y más nombres, cada vez mostrando una cara algo más que compungida, y que, hasta como yo, se ponga a pensar en otros rostros, en otros nombres, que no sean el de José Martí, para dejar escapar luego una retahíla de apelativos que lo lleven al fin, y en medio del jadeo, a pronunciar el nombre de la persona que hoy es la más visible en esta tierra cubana, el de esa que es el director de Electricidad del Ministerio de Energía y Minas. ¿Será?
¿Será, será, será…? Y sí, es Lázaro Guerra Hernández el rostro más visible de Cuba, el rostro más exacto de la desolación. Lázaro es entonces el nombre del calor que revienta y hasta nos hace llorar. Lázaro podría ser, aunque parezca exagerado, algo más visible que ese hombre que responde al nombre de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez. La visibilidad de Lázaro se ha hecho tan grande como la de una estrella del pop o del rock, sin los predicamentos y beneficios de los cultores del pop y del rock. La visibilidad de Lázaro podría ser más grande que la del mismísimo Miguel Mario, ese que no es rey de nada, ese que no es más que un peón de la oscuridad y de las carencias peores, el peón que hace largos e insufribles ditirambos, el rey de las carencias y los lloriqueos.
Y es que Lázaro ha ganado, a conveniencia del poder, una enorme visibilidad, también por decisión de los que todo lo pueden. Lázaro es el hombre que nos muestra en las mañanas, al mediodía, y también en algunas oscuras noches, las limitaciones que tendrá la luz en Cuba. Y es así que Lázaro ganó tantos predicamentos, toda su notoriedad hasta el día de hoy.
Lázaro es el calor, Lázaro es un enjambre de mosquitos y también es el aspa quieta de cualquier ventilador. Lázaro está también en las ronchas que descubre una madre en el cuerpo de su hijo cuando llega la luz de la mañana. Lázaro es solo un pobre diablo, un hombre mofletudo que pone el rostro a todas esas desgracias cubanas que se relacionan con la energía eléctrica. Lázaro es la cara de todas cuanto ocurre en el Sistema Electroenergético Nacional. Lázaro no es más que un comodín.