
Juan Carlos Ortega Murillo: ¿El «hijo favorito» caído en desgracia? – Nicaragua Investiga
- Nicaragua
- julio 22, 2025
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La dictadura Ortega Murillo, que rige Nicaragua con mano de hierro, parece estar reconfigurando su linaje de poder, y no todos los herederos están manteniendo su lugar. Con la evidente deterioración física de Daniel Ortega, la aceleración de los planes de sucesión se ha vuelto un tema central, exponiendo movimientos estratégicos y posibles relegaciones dentro del círculo íntimo. En este ajedrez político, la figura de Juan Carlos Ortega Murillo, alguna vez considerado el «hijo favorito» de Rosario Murillo, se ha desvanecido del primer plano, levantando interrogantes sobre su actual rol.
¿Daniel Ortega se despide de sus militantes ante deteriorado estado físico?
Juan Carlos, conocido por ser el arquitecto detrás de Canal 8, una pieza clave en la maquinaria propagandística del régimen, gozó en su momento de una posición privilegiada. Su influencia y visibilidad eran innegables, lo que lo perfilaba como una figura importante en la continuidad del control dinástico. Sin embargo, los eventos recientes sugieren un cambio drástico.
Durante el pasado 19 de julio, una fecha emblemática para el sandinismo, la escena política mostró a otros miembros de la prole Ortega Murillo asumiendo roles protagónicos. Luciana y Mauricio Ortega tuvieron una mayor exposición, mientras que Laureano Ortega Murillo ha consolidado su posición como el rostro de las relaciones internacionales del régimen, forjando lazos con aliados clave como Rusia, China, Venezuela e Irán. Paralelamente, Daniel Edmundo y Maurice han sido sistemáticamente expuestos en los medios oficiales, participando en actividades comunitarias para elevar su perfil político.
En marcado contraste, Juan Carlos Ortega Murillo ha desaparecido casi por completo del mapa político. Su enfoque actual se limita a su banda de rock y a presentaciones artísticas, un giro que lo aleja significativamente de las esferas de poder. Esta marginación no solo es visible en su actividad pública, sino también en la de su pareja, Siomara Blandino, quien, a diferencia de años anteriores, no compartió imágenes del 19 de julio en sus redes.
La pregunta que resuena en los pasillos de la política nicaragüense es: ¿a qué se debe esta aparente caída en desgracia? Expertos sugieren varias posibilidades: ¿es una decisión estratégica de la pareja dictatorial para consolidar a otros herederos? ¿Carece Juan Carlos de la ambición política necesaria o simplemente no es considerado apto para el complejo juego de poder que se avecina? También se especula sobre una posible falta de confianza por parte de Rosario Murillo, quien ostenta un control férreo sobre las decisiones internas del régimen.
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La reconfiguración del liderazgo familiar en Nicaragua es una realidad innegable. La salida de Juan Carlos Ortega Murillo del centro de la escena, quien alguna vez fue el «hijo favorito» de Murillo, subraya la brutalidad y el cálculo frío con el que el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo opera, incluso dentro de su propia familia, en su incansable búsqueda de perpetuarse en el poder.