¿Golpe de Estado en la Gran Logia de Cuba?: líder se rehúsa a elecciones

LA HABANA.- El actual Gran Maestro (GM) de la Gran Logia de Cuba (GLC), Mayker Filema Duarte, es oficialmente un “dictador”, y así se lo expusieron casi la totalidad de los masones reunidos este domingo en la GLC durante la Sesión Semestral de Alta Cámara (Poder Legislativo) ante la negativa de este de desarrollar elecciones.

“Desde el inicio, las alarmas sonaron”, declaró a CubaNet un testigo del suceso que solicitó el anonimato debido a que al interior de la Institución masónica se ha implementado una “cacería de brujas” y, por tanto, son enviados a ser juzgados en la Corte Suprema de Justicia Masónica todo aquel que se ha opuesto a las maniobras de los altos funcionarios, a las intromisiones de la Seguridad del Estado e incluso a aquellos que han dado declaraciones a la prensa independiente.

“Lo que presencié no fue simplemente un escenario de controversia y descontento, fue un golpe de estado en toda regla. Desde el inicio hasta el abrupto final, cada acción, cada irregularidad contribuyó a lo que ahora estoy convencido fue una maniobra premeditada para subvertir el orden institucional de nuestra augusta orden”, afirmó el entrevistado.

Los representantes de las logias del país prevían que el GM y sus funcionarios se negarían a desarrollar elecciones pese a que así lo establece la Legislación Masónica (elecciones para los altos cargos cada tres años) y a que Filema solo ocupaba el puesto por un período de seis meses, de acuerdo con lo acordado en la sesión semestral del mes de septiembre de 2024.

Según fuentes consultadas por este medio, desde el inicio de la sesión hubo una demora inexplicable, se prolongó incluso el pase de lista para así agobiar a los presentes y ganar tiempo. Luego se suspendió la reunión por falta de servicio eléctrico y las sospechas se incrementaron cuando Filema se negaba a aceptar el préstamo de una planta eléctrica para poder continuar.

“Esto evidenció que se trataba de un sabotaje”, aseguró un masón.

Durante más de doce horas, la reunión se resumió en la exigencia del desarrollo de elecciones parciales para los altos cargos (Gran Maestro, Gran Secretario, Gran Tesorero, Diputado Gran Maestro, y otros complementarios), pero Filema se negaba, hacía caso omiso y alegaba que le estaban faltando al respeto. Hubo masones que, ante la indignación, le llegaron a gritar “dictador” y abandonaron el teatro.

“Pero el momento que confirmó mis sospechas, el instante que para mí selló la consumación del golpe de estado, fue la actuación del Muy Respetable Gran Maestro (MRGM).  Ver cómo el MRGM, con total abuso de autoridad, manipulaba el reglamento en su propio beneficio, fue para mí la prueba irrefutable de que estábamos presenciando un golpe. No fue un error, no fue un malentendido, fue una acción calculada para subvertir el orden y asegurar el control”, testificó otro masón.

Casi al finalizar la noche, ante la exigencia casi unánime de los masones del desarrollo de elecciones, la respuesta de Filema fue huir del teatro, abandonar sus funciones en medio del caos.

“Dejar la sesión en el limbo, sin liderazgo, creó el vacío de poder necesario para imponer su voluntad y deslegitimar cualquier intento de resistencia.  La acusación de ‘golpe de estado constitucional’ no solo resonó en la sala, fue la verdad que todos sentimos en nuestros corazones, la confirmación de lo que estábamos viviendo. Para mí, no hay duda alguna, lo que presenciamos ayer fue un golpe de estado constitucional en la Gran Logia de Cuba”, aseveró uno de los consultados.

Filema llegó al cargo de GM en agosto de 2024 luego de la renuncia del entonces GM Mario Urquía y en medio del escándalo por el robo de más de 19 mil por los cuales este aún no ha sido juzgado ni en lo civil ni en los tribunales masónicos. El propio Urquía lo había desingado previamente como Diputado Gran Maestro (Vicepresidente) y ocupó la Gran Maestría de manera interina hasta la sesión de Alta Cámara de septiembre en la que se acordó que seguiría en el puesto hasta la siguiente sesión para así poder preparar mejor las candidaturas y organizar el desastre que dejó Urquía.

Sin embargo, durante seis meses, Filema solo demostró ser una prolongación de su predecesor y de estar al servicio de los planes e intromisiones de la Seguridad del Estado.

¿Qué sucederá ahora? Fue la pregunta de este medio a las fuentes consultadas. Por el momento, el futuro es incierto pero los masones aseguraron que no se quedarán de brazos cruzados.

“Como mismo hace un año expulsamos a Urquía, no permitiremos que fuerzas externas controlen nuestra institución, que tanto prestigio tiene y es exponente de principios como la libertad. Esta guerra aún no ha acabado”, afirmó uno de los entrevistados.

Para otro de los consultados, la masonería cubana “está al borde del abismo”.

“La forma en que respondamos a este golpe de estado, con valentía y determinación, o con cobardía y sumisión, definirá si la Gran Logia de Cuba sobrevive o se convierte en una cáscara vacía, despojada de sus principios y de su honor”, añadió.

Tan solo los últimos tres Grandes Maestros de la GLC han expuesto la importancia que tiene la Orden para la policía política cubana: primero, Francisco Javier Alfonso Vidal se exilió en Estados Unidos y declaró que esta decisión respondía a las presiones de la Seguridad del Estado para controlar la Masonería; luego, Mario Urquía expuso, con su accionar (persiguiendo a aquellos masones incómodos al poder dictatorial cubano) y el apoyo directo que recibió del régimen (cuando lo destituyeron y el Ministerio de Justicia lo repuso en el cargo); finalmente, Filema demostró estar igualmente plegado a esos intereses externos.

La Masonería cuenta con unas trescientas logias distribuidas en todo el país y alrededor de 20 mil miembros, son una especie de pequeño ejército con conexiones y respaldo internacional, y con una historia de vinculación a las gestas independentistas y en contra de dictaduras, de ahí el interés de la policía política cubana por controlarla.