ETECSA habló y todo quedó en silencio, sí señor

LA HABANA, Cuba – Con un paquete intermedio de 2gb por un valor de 1.200 pesos, accesible una sola vez al mes, ETECSA dio por concluida sus “negociaciones” con representantes no electos democráticamente del estudiantado universitario cubano. Para celebrar la conclusión exitosa del diálogo y demostrarle al mundo que en Cuba se respeta la opinión del pueblo, la foto donde todas las partes aparecen sonrientes y conformes ya recorre las redes.

El régimen logró quebrar la unidad estudiantil, pero los estudiantes que se prestaron para traicionar a sus compañeros quedaron todavía peor, porque no siendo suficiente desvergüenza el haber sido elegidos por la seguridad del estado para “negociar”, se convirtieron también en legitimadores de la continuidad de la extorsión y la falta de respeto al aceptar una “reparación” que cuesta más de la mitad del salario mínimo en la isla.

Resuelto –al menos en apariencia- el problema con los estudiantes, el oficialismo se ha dedicado a mal diseñar el paripé que justificaría el tarifazo de cara a quienes tienen que poner los dólares: la emigración cubana. Por grande que sea la impunidad de un estado totalitario, hay que tener la cara muy dura para admitir públicamente que su incompetencia es tan grande que no pudieron evitar años de millonaria defraudación a una empresa estatal, controlada por los militares. Si vas a decirles a los cubanos de acá y acullá que a partir de ahora tendrán que pagar más –en dólares y en moneda nacional- por un servicio lento, caro y restringido, lo menos que te van a pedir son explicaciones. ¿Cómo que fraude? ¿Quién lo cometió y de qué manera? Pero, sobre todo, ¿Cómo es posible que no lo hayan detectado y frenado antes de que se fugaran por esa vía millones de dólares, imprescindibles para este país tan miserable que duele solo de pensarlo?

Para intentar aplacar la indignación, la televisión cubana realizó su “Tras la Huella” de turno, porque solo ahora –la estafa a ETECSA comenzó en 2021, según la directora de la entidad- las autoridades fueron capaces de agarrar a un grupo de individuos vinculados a un supuesto esquema fraudulento de recargas desde el exterior y ocuparles nada menos que 40 millones de pesos (poco más de 108.000 dólares al cambio informal en la Isla). Las identidades de los delincuentes no fueron expuestas, ni el nombre de las plataformas que les permitieron estafar a una compañía estatal por un tiempo prolongado.

Todo huele a podrido y a mentira colosal en ese relato. Si se ponen a mencionar nombres, aparecerá implicado hasta el último bebé que le ha nacido a la casta verde olivo. Un fraude de tal magnitud, a un estado que habla constantemente de ciberseguridad, no puede llevarse a cabo sin la anuencia de figuras encumbradas que llevan años beneficiándose del caos monetario y cambiario existente en Cuba, un problema que el régimen no ha querido arreglar porque no le conviene.

Hay demasiados peones del castrismo en la Florida, muy bien colocados, como para no pensar que detrás del presunto fraude a ETECSA opera un número importante de cómplices y testaferros que conduce las divisas desfalcadas directamente a las cuentas de sus amos en el exterior. De ahí la nebulosa a la hora de ofrecer toda la información sobre los malhechores y sus 40 millones de pesos, distribuidos en fajos tan ordenados y apretaditos que tal parece que hubieran vaciado a toda prisa una bóveda de banco para armar el paripé.

La ficción terminó con el candidato a prisión perpetua en democracia, Humberto López, asegurando que en lo adelante las recargas ilegales serán consideradas “sabotaje”, algo que a nadie sorprende en un país donde sacar un cartel con la palabra “Libertad” también califica como tal. Pero esta vez la intención no es meter miedo, sino tratar de convencer a los emisores de recargas de que sus dólares -ahora sí- llegarán íntegramente a las arcas del estado para resolver lo millones de problemas que se han acumulado en 65 años de ineficiencia.

También con Humberto nos enteramos de que el dinero recaudado por ETECSA se usaba y alcanzaba para todo: leche en polvo, compra de combustible, financiación de candidatos vacunales. Y a partir de ahora, según el inescrupuloso vocero, con los fondos de las recargas posteriores al tarifazo podrían evitarse los apagones. Así de manipuladores son los que mal gobiernan este país, capaces de utilizar la crisis energética que ellos mismos provocaron con su latrocinio, estupidez e ineficiencia, para exprimir todavía más a la emigración cubana convertida, desde hace años, en la máquina a la cual se mantiene conectada la dictadura para seguir respirando.

No obstante, el golpe de efecto que pudo tener ese intento de manipulación, se vino abajo cuando, veinticuatro horas después, Díaz-Canel admitió en una entrevista que la situación energética es crítica porque todas las termoeléctricas cubanas ya rebasaron su vida útil, un colapso que no podrá ser remediado con los ingresos de ETECSA, entre otras razones porque ETECSA necesita remediar sus problemas de infraestructura, que son muchos, si hemos de creer en lo que públicamente dijo su directora.

Descarado, abusivo y pobremente justificado, el tarifazo sigue ahí. La vigilancia en las universidades ha provocado que, por el momento, reine el silencio. Los emigrados siguen teniendo la última palabra.