
ETECSA «bota el sofá» y se dolariza a fondo
- Cuba
- mayo 30, 2025
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LA HABANA, Cuba. – Como siempre, la solución del régimen cubano es “botar el sofá y encarecerle la vida al cubano de a pie”. Así han reaccionado muchos dentro de Cuba a los nuevos planes y precios a la telefonía móvil de ETECSA que no se han ocultado para expresar su enojo hasta en las páginas de Cubadebate. (Si el medio oficial se pone a moderar demasiado los comentarios en contra de la dictadura, se verá obligado a censurarlos todos, porque hoy sí la cosa está que arde, casi tan grave como con los apagones).
Es que no es difícil deducir lo que ocurrirá a partir de este 30 de mayo cuando entre en vigor la nueva “estrategia de captación de divisas” de la única empresa de telecomunicaciones de la Isla, donde los pesos cubanos, es decir, los salarios y pensiones, quedan totalmente marginados al mejor estilo de la “dolarización parcial” de la economía, que habiéndole llegado su turno a ETECSA, demuestra que de parcial solo tiene el hecho de que se parcializa, que toma partido, sí, pero por el dólar y nada más que por él.
No hace falta que ahora Miguel Díaz-Canel dedique un programa Desde la Presidencia para “tomarle al pulso” a la opinión de la gente; solo basta con que se llegue un momentito a los espacios de opinión de los lectores en los medios oficiales (ni siquiera a los medios independientes) para que mida con exactitud la impopularidad de su “gobierno” y que el odio que le tienen los cubanos, dentro y fuera de la Isla, no es exclusivo de “odiadores”, y que se fundamenta en los constantes paquetazos que lanza contra el bolsillo del ciudadano, buscando favorecer los de la élite para la cual administra la finca.
No sé si lo hacen adrede, por pura maldad, si son unos chapuceros que no miden las consecuencias de sus “estrategias”, si están tan desesperados (o respaldados) que les importa un comino el descontento y la impopularidad, pero tal parece que lo ocurrido con ETECSA no promete nada bueno para estos días de intenso calor, de trenes descarrilados, de protestas por comida y luz, de dolarización, de inflación, recesión y planes de emigración frustrados, en que basta una mínima chispa para que el fuego lo reduzca todo a cenizas.
De cierto modo, aunque la estrategia dice ir por los dólares, y no es mentira, tampoco lo es que a partir de ahora, y hasta que se nos agoten los saldos acumulados, habrá menos personas accediendo a internet, o limitando sus gigas y megas de datos a solo contactar unos minutos al día con sus familias y amigos, y de eso sin dudas se beneficia ese régimen represivo al que no le agrada vernos metidos por las páginas de CubaNet, de Mario J. Pentón, de Alex Otaola, de CiberCuba, de 14ymedio o de El Toque, y que haría cualquier cosa por reducir nuestras opciones informativas al NTV, Con filo y la Mesa Redonda.
Están matando varios pájaros de un tiro, pero casi que la bala se la han disparado a la sien, o por lo menos a una pierna, porque si algo ha permitido que los cubanos no los odien lo suficiente como para lanzarse a las calles a pesar de “órdenes de combate” y demás represiones, es que de vez en cuando hacen catarsis en internet, se desahogan en las redes sociales, se divierten o se inflaman con Otaola, se entretienen en YouTube y en Facebook, se enajenan con una novela turca, pero entre apagones y datos móviles extras en dólares, el hambre y la falta de dinero, la desesperanza, se vuelven malas consejeras.
Si ayer, con menos apagones, y más datos móviles, miles de antiguos “fieles” —a partir de la “Tarea Ordenamiento” y luego por la “corrección de distorsiones” que empeoró la situación— se desmarcaron de la “continuidad” por considerarla contraria a los “principios” de lo que consideraban “Revolución”, hoy con casi todos los ingredientes amargos de la “dolarización parcial de la economía” arrojados a la fórmula, es muy posible que cunda la desolación total allá donde habitan los restos mortales de ese Partido Comunista que ni siquiera encuentra sustituto que reemplace al actual “puesto a dedo”. A veces las malas noticias, precisamente por ser demasiado, pueden obrar cosas muy buenas.