“En las elecciones se deben respetar los resultados”: Monseñor Henao

“En las elecciones se deben respetar los resultados”: Monseñor Henao

Hablar de iniciativas de paz, reconciliación y superación del conflicto desde la Iglesia Católica implica, sin duda, remitirse a monseñor Héctor Fabio Henao. El jerarca, de 73 años y nacido en Medellín, es nada menos que el delegado para las relaciones Iglesia-Estado de la Conferencia Episcopal de Colombia y desde hace décadas ha dedicado su trabajo a la pacificación del país.

Hoy su rol –desde lo espiritual, pero también desde la propia sociedad civil– es fundamental para ponerle un alto a la violencia política que parecer volver a ensañarse con Colombia y que alcanzó otro desafortunado nivel tras el atentado que tiene entre la vida y la muerte al precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay.

En diálogo con EL COLOMBIANO, monseñor insta a que haya elecciones en las que no solo se respeten los resultados, sino que haya garantías de seguridad y transparencia, y –particularmente– que se deje de lado la agresividad en la política. Pide también que los candidatos formulen propuestas que le apuesten al futuro del país e incluso, habla del ‘tarimazo’ que protagonizó el pasado sábado el presidente Gustavo Petro en La Alpujarra. Insiste en que “el proyecto de Nación es lo que tiene que primar en este momento”.

Ayer, de la mano de otras autoridades y con participación de la comunidad internacional, firmó como representante de la Iglesia Católica un pacto por unas elecciones libres y en paz. ¿Cuál será el rol de la Iglesia?

“Para nosotros ha sido muy importante que se hubiera llegado a un consenso entre la Defensoría del Pueblo, Naciones Unidas, la MAPP/OEA y la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas en torno a lo que una propuesta de elecciones libres. Nos encontramos ante desafíos grandes, pero sobre todo hay oportunidades de que la democracia salga fortalecida.

Lo que interesa es que las elecciones transcurran en un clima tal que se respeten los resultados, que se asegure que quienes van a exponer sus ideas lo hagan de manera transparente, que no haya constreñimientos a la población y sin mensajes que creen agresividad o violencia.

Ya tenemos hechos violentos en esta elección y eso es una alerta de que hay que manejar un lenguaje que permita a la ciudadanía participar de manera libre alrededor de propuestas que sean de futuro para el país y que abran perspectivas para la Nación. Ojalá sean propuestas que representen iniciativas en torno a lo que es la vida del país”.

¿Cuál es la principal preocupación que tiene hoy la Iglesia Católica frente al proceso electoral de 2026?

“Una preocupación muy grande es la presencia e interferencia de actores armados en los procesos electorales. Hay que asegurar, en primer lugar, el respeto por el derecho a la vida y el respeto por la libertad de la ciudadanía. El derecho a la vida se ha colocado de primero en este acuerdo porque es el eje fundamental sobre el cual hay que construir ciudadanía.

La democracia crece y se hace cada vez más fuerte en la medida en que podamos participar desde distintos ángulos con propuestas, iniciativas, planes y programas de país que reflejen las necesidades de la población colombiana y las urgencias que la gente siente. Nuestra invitación es a eso: a que se explore cuáles son las necesidades de nuestra población y dónde están hoy los mayores énfasis.

Se requieren propuestas en torno a ello para que la gente pueda conocerlas, pueda votar libremente y pueda también tener opciones frente a las distintas alternativas que hay. Fundamentalmente el proyecto de Nación es lo que tiene que primar en este momento”.

Usted ha trabajado por la paz durante décadas. ¿Qué análisis hace de una circunstancia que parecía superada y es que, nuevamente, el país esté horrorizado ante un atentado terrorista contra un aspirante presidencial, en este caso Miguel Uribe?

“Es un hecho muy doloroso lo que ha sucedido cuando el candidato Miguel Uribe exponía sus ideas ante la ciudadanía. Es decir, él ha elegido un escenario de debate político, de propuestas, de elaboración y presentación de iniciativas políticas y esto nos parece que reviste una gravedad muy grande. Con esto buscan, de alguna manera, desestabilizar y tiene un impacto sobre la vida de la democracia y sobre la manera como se presentan las propuestas.

También deja lecciones y sobre todo, nos llama como ciudadanía a rodear el ejercicio de propuestas desde todos las horizontes y las distintas posiciones que hay en una sociedad pluralista. Pero que todo se haga en un clima de respeto y buscando fomentar la posibilidad de que haya diálogo ciudadano y la posibilidad de intercambiar ideas sin necesidad de agredirse y, sobre todo, sin necesidad de eliminarse”.

Monseñor, usted ha tenido la oportunidad de hablar con el presidente Petro. Él, sin duda, es uno de los referentes del país. ¿Qué disposición ha visto en él para hacerle frente a este difícil panorama?

“El presidente firmó este pacto cuando estuvo en la casa del señor el cardenal. Allí se dialogaron estos temas y la defensora (Iris Marín) le presentó el pacto con participación de los presidentes de las altas cortes y otros órganos del Estado. Todo esto no es más que un llamado a la ciudadanía y un compromiso muy breve en el cual se enfatiza justamente en este propósito de la Nación de avanzar en un clima de fomentar un debate ciudadano”.

¿Pero ve disposición del presidente?

“Nosotros no podemos entrar a evaluar el fuero interno de cada persona. Seguiremos insistiendo en que desde todos los niveles, desde todas las ópticas y desde todos los espacios se hagan todos los mayores esfuerzos. Confiamos en que así lo haga tanto el jefe del Estado –y lo está haciendo– como los demás responsables de las instituciones”.

¿Qué podría hacer el mandatario para tratar de bajar los ánimos y contribuir justamente a que haya un proceso electoral libre y en paz?

“Lo que se ha enfatizado es que todos los jefes de distintas instituciones –el jefe de Estado, los dirigentes de todos los movimientos, etcétera–, adquieran un compromiso y la ciudadanía adquiramos también un compromiso.

Es decir, queremos que esto sea algo que, al abarcar a toda la ciudadanía y a todas las posiciones y sectores, también mueva a Colombia en ese sentido.

Aquí hay una responsabilidad indudablemente de quienes tienen cargos de conducción del país, pero cada vez más insistimos en que es un asunto de toda la ciudadanía y de todos los sectores”.

No puedo dejar de preguntarle, como antioqueño y experto en temas de paz, por lo ocurrido el sábado en La Alpujarra. ¿Qué reflexión hace después de ver al presidente compartiendo tarima con los cabecillas de las bandas de Medellín?

“A mí no me compete hacer ese análisis. Hay muchos analistas, sobre todo del mundo de la política, lo han hecho. Lo que me parece muy importante es que se insista en la necesidad de construir una perspectiva que nos permita vivir a todos en paz, en una sociedad reconciliada y en paz.

Todos los pasos que se den en ese sentido son válidos. Hay que primero pasar por una fase de disminución de la violencia. Colombia tiene que seguir insistiendo en que hay que reducir la violencia en todos los niveles y en todos los territorios.

Medellín es una ciudad que tiene una historia con ejemplos muy importantes de muchos años de ser un sitio en el cual se han dado procesos importantes de búsqueda de acuerdo, entendimiento y diálogo ciudadano. Eso hay que continuar haciéndolo y fortaleciéndolo”.

¿Usted cree que la política de paz total puede contribuir en ese camino o quizá sus flaquezas malogran ese esfuerzo?

“Todos los esfuerzos que se han hecho a lo largo de la historia son un acumulado que tiene la sociedad colombiana. Hay un largo acumulado en un proceso complejo con muchas versiones y muchos distintos momentos en la búsqueda de una sociedad que está abriendo caminos hacia la convivencia.

Aquí estamos dando un paso muy importante hoy al decir ‘hay que sacar la violencia del ámbito político’. Queremos insistir en que este tiene que ser un eje sobre el cual tenemos que trabajar actualmente de manera muy decidida, independientemente de cualquier otra cosa. Tenemos que enfocarnos aquí que la violencia hay que excluirla del mundo de la ejercicio de la política y de ejercicios electorales”.

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