
En las dictaduras no hay casualidades
- Cuba
- junio 26, 2025
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Y las alianzas entre dictadores nunca son estrictamente económicas.
LA HABANA.- A Bielorrusia se ha ido el administrador de la Isla con el pretexto de una “intensa agenda de trabajo” y, quizás, con la promesa de retornar con petróleo para una “mejoría sustancial” de los apagones a partir del 1ro. de julio.
Esto último lo dijeron cuando el verano estaba lo bastante lejos como para que se nos olvidara, una vez más, la palabra empeñada. Y probablemente la cumplan —aunque sea apenas por unos días—, una vez que el susto de una rebelión de estudiantes haya pasado y no sea tan necesario camuflar la represión en los apagones y, en consecuencia, en la mala conexión a internet.
Se infiere, por las varias y apresuradas “notas informativas” emitidas hace apenas unos días por el Centro de Dirección del Gobierno —donde se pide ahorrar combustible al extremo y se ordena activar los puestos de mando del MININT y las FAR—, que la actual “contingencia energética” tendrá una pausa para el 28 de junio. Esto coincidirá con el retorno de Miguel Díaz-Canel, el período de exámenes, el receso de las universidades y las vacaciones de un estudiantado que, para esos días, estará aún más controlado y vigilado que antes del inicio de las protestas por el tarifazo.
Para obtener los beneficios del llamado “plan sectorial”, los jóvenes mayores de 18 años tendrán que actualizar sus contratos con la empresa y poner a su nombre las líneas telefónicas que no lo estén. Para ello, ni siquiera tendrán que desplazarse a una oficina comercial. ETECSA misma irá por ellos. Para eso sí hay presupuesto, combustible, planillas impresas y todo cuanto haga falta para “marcar” lo que no estaba debidamente inventariado.
Llegarán las vacaciones y, con ellas, la “natural” relajación de las tensiones. Así podrán dar por superada la “crisis del tarifazo”. Y con un rebaño que, a partir de ahora, en su mayoría, tendrá nombres y apellidos reales asociados a los megas de regalía. Muchos deberán cuidarse de lo que publican en sus redes y de con quiénes se comunican.
El régimen cubano nunca facilita las cosas, y la “generosidad” de ETECSA no será la excepción. Tampoco lo es la relación con Alexandr Lukashenko, a quien no solo van a pedirle tractores, combustible, comida y armamento, sino también cooperación en el refuerzo de las tácticas represivas. Para eso hay varios militares cubanos entrenándose allá, así como en academias rusas.
La participación en la cumbre del Consejo Supremo Económico Euroasiático —del cual Cuba es apenas observador aunque aspira a ser miembro pleno— es solo un pretexto. Asisten a una cita de turno para coordinar estrategias que poco tienen que ver con la economía. Más, cuando la coalición autoritaria Minsk-Moscú-Beijing-Pyongyang-Teherán-La Habana ha estado al borde de una conflagración con la crisis entre Israel e Irán.
Quien dude de la entusiasta disposición del régimen cubano a involucrarse en cualquier conflicto bélico o crisis política de ese círculo de aliados, razona muy mal sobre las verdaderas aspiraciones de un gobierno que, en los últimos años, bajo diversas fachadas, ha exportado soldados a Rusia para la invasión a Ucrania. Y que, históricamente, se ha involucrado con guerrillas, grupos terroristas y todo tipo de “iniciativas” orientadas a destruir la democracia occidental, más si Estados Unidos es el objetivo.
Del mismo modo, el régimen cubano busca el “acompañamiento” de sus aliados en caso de un estallido social en Cuba. Ese es, sin dudas, el principal “acuerdo de cooperación” en una relación que de económica solo usa el nombre para lucir “atractiva”.
No hay que ser muy astuto para ver que, por más tratados y acuerdos que se firmen con Minsk y Moscú —así como con Teherán—, nuestra realidad económica empeora. Ninguno de los negocios anunciados se concreta porque no hay nada real más allá del compromiso de intervención militar, una vez que alguna de las partes lo demande.
Lo que pasará con la rusificación del puerto del Mariel, con esa “Zona Especial de Desarrollo” que jamás ha logrado desarrollarse, es lo mismo que ha sucedido con la rusificación del turismo: una cortina de humo para justificar, cada día más, la presencia rusa —y de sus aliados— a solo unos kilómetros de las costas estadounidenses.
Lo que está sucediendo no lo ven como peligro real solo quienes no quieren verlo. Como tampoco han querido ver que nada de lo que ocurre en Cuba, ni siquiera los apagones, las desconexiones de internet o los continuos viajes del administrador, son “coincidencias”.
No cuando ocurren en medio de tantas crisis internas y externas. Porque en las dictaduras no hay casualidades. Y las alianzas entre dictadores nunca son estrictamente económicas.
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