
Emulación entre Miguel Díaz-Canel y Lis Cuesta: ¿Cuál es peor en X?
- Cuba
- julio 14, 2025
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Noticias recientes resaltan el torpe manejo de las redes sociales que hace la pareja presidencial cubana.
LA HABANA, Cuba. – Varias informaciones, publicadas en este mismo diario digital en días recientes, nos ilustran sobre diversas facetas de una importantísima decisión adoptada por el Gobierno de Estados Unidos de América. Esta última representa una muestra más de apoyo concreto y palpable a la lucha pacífica que libra nuestro pueblo en pos de recuperar la libertad y la democracia.
La primera de aquellas nos da a conocer que el gran país del norte sancionó al presidente designado de Cuba, Miguel Díaz-Canel, por su participación en “graves violaciones de derechos humanos”. La decisión —creo— reviste especial importancia a la luz de noticias recientes que nos alertan (para mencionar el caso concreto más alarmante) sobre el trato brutal que está recibiendo en prisión el prominente preso de conciencia José Daniel Ferrer García.
“La sanción implica la prohibición de entrada a Estados Unidos tanto para Díaz-Canel como para sus familiares directos”, nos hace saber CubaNet. Aquí conviene aclarar que análoga medida se adoptó contra otros encumbrados líderes de la represión castrocomunista (me refiero a los ministros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Interior), así como contra los seres queridos de ambos.
Otro de los sueltos de este mismo órgano de prensa nos ilustra sobre la reacción que ante la inusual medida tuvo Lis Cuesta. Estamos hablando, como se sabe, de la esposa del aludido jefe de Estado escogido por el general de ejército Raúl Castro. Ella, según expresa su mismo marido, no posee la condición de “primera dama”, pero se comporta como si lo fuera, en especial cuando se trata de abordar lujosos aviones para realizar vuelos internacionales.
El enfoque que de la noticia hace Cuesta es harto peculiar (por decirlo en términos comedidos). CubaNet nos informa que, a través de la red social X (antes Twitter), la no-primera dama trinó: “Díaz-Canel ya estuvo en Nueva York, bajó a las calles y recibió amor. Ya se hizo. Llegan tarde”. Solo le faltó haber aludido también a la presencia de ella misma en las vías públicas de “la Gran Manzana”…
El comentario es, a no dudarlo, elemental y facilón. Pero de todos modos conviene agradecerlo, ante el silencio de la prensa oficial, que hasta el momento ha preferido no darse por aludida. En ese contexto, solo nos resulta posible rememorar que Cuesta no es primera dama…, pero sí es “la esposa del presidente”.
Y aquí, desde luego, conviene que nos fijemos en el enfoque que ella le da a la noticia: estamos hablando de una prohibición extraordinaria, inusual. Le medida impide que el jefe de Estado de una nación vecina visite al mayor país de Norteamérica, donde —como se sabe— radican importantes organizaciones internacionales, comenzando por la principal de ellas: la ONU.
Pero, además, resulta necesario resaltar las razones esgrimidas por el gobierno de la superpotencia para adoptar la medida: las implicaciones directas que los altos funcionarios afectados por ella tuvieron en la perpetración de “graves violaciones de los derechos humanos” que las motivaron.
Pero a la no-primera dama le tiene sin cuidado ese escandaloso aspecto de la cuestión. ¡Ella prefiere centrarse en la faceta turística del asunto! ¡Como si la función central del jefe del Estado fuese aprovechar su investidura para realizar el mayor número posible de viajes turísticos a los más disímiles puntos del globo terráqueo!
Sin lugar a dudas, Díaz-Canel y su esposa, a cuatro manos, están desplegando una actividad que deja muchísimo que desear en el plano mediático. Y aquí es necesario que yo me refiera a otra información que también publicó este diario el pasado viernes, día en que se conmemoraba el gran alzamiento nacional anticomunista del 11 de julio de 2021.
El titular de ese suelto lo expresa todo: “A cuatro años del 11J, Díaz-Canel lanza un mensaje que indigna al pueblo”… Y sí, es que debemos tener siempre presente que ese mandamás fue el mismo que, ante las protestas pacíficas escenificadas en veintenas de localidades del país por los cubanos hartos de las calamidades generadas por el socialismo burocrático, lanzó ante las cámaras de la televisión la consigna fratricida: “La orden de combate está dada”.
Pues, no contento con haber perpetrado entonces esa barbaridad, el presidente puesto a dedo no desperdició la ocasión del cuarto aniversario de aquellos sucesos para comparar a los agentes represores que ahogaron la protesta pacífica a palos (y en algunos sitios incluso a balazos)… ¡con “los cimarrones y mambises” del pasado!
Nada: lo ya dicho. Díaz-Canel y su esposa, que no es primera dama, parecieran estar empeñados en una emulación (que más que fraternal sería conyugal) para ver cuál de ambos descuella más a la hora de redactar el trino de X más torpe, primitivo y contraproducente.
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