
Empresarios chinos explotan a trabajadores nicaragüenses con aprobación de la dictadura
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- octubre 17, 2025
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En los dos años transcurridos desde la firma del Tratado de Libre Comercio entre Nicaragua y China, en agosto de 2023, las empresas de capital chino han multiplicado su presencia en el país centroamericano. Tiendas, centros comerciales, bodegas y pequeñas fábricas han surgido con rapidez en los mercados, los barrios céntricos de Managua y en varias cabeceras departamentales, generando decenas de nuevos empleos y un aparente dinamismo económico habilitado por los chinos.
Pero detrás de esa fachada de progreso y prosperidad, se esconde una realidad mucho más dura. Testimonios recopilados por Expediente Público revelan condiciones laborales precarias, abusos y prácticas que rozan la explotación hacia los trabajadores nicaragüenses.
Maltratos y explotación en fábrica de chinelas chinas en Managua
“Juliana”, una joven de 24 años recuerda a Nicaragua Actual, que su experiencia con empresarios chinos fue “la peor” de su vida. Apenas resistió seis días en la fábrica de sandalias tipo Crocs donde laboró, entre el 26 y el 31 de diciembre del 2024 antes de decidir que no valía la pena continuar.
Fue contratada “de palabra”, sin firmar ningún contrato laboral, y obligada a trabajar jornadas de más de doce horas, sin derecho a seguro social ni condiciones básicas de seguridad.
La planta, ubicada en el barrio Domitila Lugo, en Managua, reclutó a una decena de trabajadores bajo las mismas condiciones irregulares.
“Apliqué porque me habían dicho que necesitaban personal. Me pidieron mi currículum, récord de Policía, cartas de recomendación y copia de cédula (de identidad). Pero contrato no me hicieron. Me agarraron los papeles y ahí nomás me contrataron; me dijeron que me quedara trabajando, pero sin papeles y sin nada, sin firmar nada”, relató “Juliana”.
En el ingreso principal de la fábrica, constató Nicaragua Actual, no existe ningún rótulo visible que identifique el negocio. El lugar está cercado por una malla metálica y dentro se observan al menos tres edificaciones altas, de color gris, tipo bodegas. En una esquina cuelga un viejo cartel con el nombre Agricons, aunque no está claro si esa empresa —antes dedicada a la distribución de maquinaria agrícola— sigue operando allí.
Jornadas extenuantes y descuentos abusivos
“Juliana” trabajaba de 7 de la mañana a 8 de la noche, trece horas diarias, con solo media hora para almorzar. Ganaba 7 mil córdobas quincenales —menos de 200 dólares al mes— y cada minuto de retraso o salida anticipada le costaba 100 córdobas de descuento.
“Si llegábamos un minuto tarde o salíamos antes, nos rebajaban. Todo quedaba registrado en la tarjeta de control”, explicó.
Maltratos verbales y físicos
Aunque su jornada era extensa y extenuante, no tenía claridad sobre sus funciones. A “Juliana” la rotaban constantemente entre las áreas de empaque, organización, decoración, corte y pintura, sin ningún tipo de capacitación, pese al evidente riesgo de accidentes.
“El trato era horrible. No nos decían las cosas bien, con respeto. El maltrato que yo sufrí era verbal, pero vi cuando a otros compañeros les tiraban las chinelas. Nos trataban en su idioma, no sabíamos qué decían, pero el tono que usaban era evidente que nos estaban insultando”, afirmó “Juliana”.
Despedida por reclamar el pago de salario
La extrabajadora relató que fue despedida de esa fábrica de chinelas luego de que, junto a más de una decena de sus compañeros, reclamó que su pago quincenal —tal como se acordó de forma verbal— se concretara el 31 de diciembre y no hasta el 2 de enero de 2025, como pretendían hacer los empresarios chinos.
La joven contó que fue despedida de la fábrica de chinelas tras participar en una protesta junto a más de una decena de compañeros. El grupo exigía que se les pagara su salario quincenal el 31 de diciembre de 2024, tal como había sido acordado verbalmente, y no hasta el 2 de enero de 2025, como pretendían los empleadores chinos.
“Cuando nos contrataron, nos dijeron que nos pagarían 15 y 30 (de cada mes), pero ellos querían pagar hasta el 2 de enero. Nosotros les dijimos que no, porque se habían pasado de la fecha. Todos (los trabajadores) nos unimos, salimos a reclamar, que nos tenían que pagar. Dejamos los puestos, nos pusimos en el portón de la empresa, nos juntamos para decirles. Pero ellos intentaron agredir a uno de nuestros compañeros y nos metimos a defenderlo, y luego, por la presión, ya nos pagaron, porque nos levantamos”, recordó.
Los trabajadores de esa fábrica incluso grabaron videos en los que se observa cómo reclaman el pago de sus salarios frente a uno de los portones de ingreso, donde se encontraban los empresarios chinos. Nicaragua Actual tuvo acceso a esas grabaciones, realizadas el 31 de diciembre del 2024, aunque por temor a represalias —ya sea de los empleadores o del propio régimen de Ortega y Murillo—, “Juliana” prefirió que no fueran difundidas.
“Juliana” detalló que, aunque les pagaron ese mismo 31 de diciembre, en víspera de Año Nuevo, los empresarios chinos en represalia les descontaron 500 córdobas (uno 14 dólares) y despidieron a más de una docena de los trabajadores, incluyéndola, de manera injustificada.
“No nos dieron una carta de despido, solo nos mancharon la tarjeta con la que marcábamos, diciendo que no íbamos a volver a entrar a ningún trabajo de los que ellos daban. Sinceramente, es la peor experiencia que he tenido, porque así no se trata a los trabajadores. No era justo que nos terminaran robando de nuestros salarios, porque nosotros siempre les cumplimos a ellos”, concluyó “Juliana”.
Despidos por solicitar permisos para atención médica
“Carolina”, de 22 años, contó a Nicaragua Actual que, al igual que “Juliana”, sufrió un despido injustificado por parte de empresarios chinos, en su caso únicamente por solicitar, con anticipación, permiso para acompañar a su hijo de dos años a una cita médica.
La joven trabajó en el área de limpieza de una bodega de capital chino entre febrero y julio del 2024, ubicada en el barrio Domitila Lugo, en Managua, a apenas cuatro cuadras de la planta de Parmalat en Carretera Norte.
Según relató, en esa empresa también se aplicaba una práctica recurrente entre los empleadores chinos: fue contratada el mismo día en que se presentó en busca de trabajo, sin firma de contrato y sin acceso a seguridad social.
“Cuando empecé, me dijeron que era de limpieza, pero me ponían a otras labores: empaquetar, guardar artículos, cosas que andaban tiradas en el suelo. Solo me contrataron con el currículum y copia de cédula, no me pidieron nada más. Fue sin contrato, sin nada; me explicaron cuál era el trabajo y me dijeron cuál era mi salario, y eso fue todo. Ese mismo día empecé a trabajar con ellos”, detalló “Carolina”.
Agresiones verbales contra trabajadores
La joven recibía un salario mensual de 8 mil córdobas (unos 219 dólares) por su trabajo de limpieza, cumpliendo una jornada de lunes a sábado, de 8 de la mañana a 5 de la tarde. Aunque a ella no se le exigían horas extras, denunció que varios de sus compañeros, encargados de cargar y descargar mercancías, eran obligados a realizarlas sin pago adicional o, en caso de negarse, eran despedidos.
Además, señaló que fue víctima de agresiones verbales. Uno de sus jefes, originario de China, se molestó únicamente porque ella botó unos desperdicios de comida que habían quedado en un escritorio, y comenzó a gritarle insultos como “caballa” y “tonta”.
La joven añadió que, además de tolerar este tipo de maltrato, tuvo que soportar cambios de puesto sin previo aviso: la enviaron a una tienda en el Mercado Oriental, donde debía desempeñarse en el área de atención al cliente.
“Me pusieron en ventas en una de sus tiendas y yo no tenía experiencia, y la china se molestó porque yo les dije que ese no era mi trabajo, y me regresaron a la bodega. Les dije que me salía largo, que ellos no me iban a ayudar con los pasajes, entonces me dijo: ‘tú volver a la bodega’”, recordó “Carolina”.
La joven fue despedida en julio del año pasado, apenas un día después de informar que debía llevar a su hijo al médico. No recibió ninguna carta que justificara la decisión. Incluso en el documento donde se detallaba el monto de su liquidación ni siquiera aparecía el nombre de la empresa en la que trabajó durante seis meses.
“Yo veo ese despido injusto porque solo pedí permiso para llevar a mi hijo al médico. Yo les iba a llevar constancia”, afirmó “Carolina”.
Ministerio del Trabajo solo protege a chinos
El abogado Adrián Meza, especialista en Derecho Laboral, señaló a Nicaragua Actual que, según los testimonios recabados por este medio, los empresarios de capital chino han vulnerado garantías y derechos protegidos por el Código Procesal Laboral de Nicaragua, los cuales son tutelados directamente por el Ministerio del Trabajo (Mitrab).
“En Nicaragua, el capital chino está gozando no solo de un paraíso fiscal, sino también de un paraíso laboral, en donde la violación de los derechos de los trabajadores nicaragüenses no tiene instancias imparciales donde puedan ser juzgadas, sancionadas y reparadas”, afirmó Meza.
Señaló que el problema de desprotección de los trabajadores nicaragüenses se origina desde las más altas esferas de la dictadura Ortega-Murillo, que ha instruido “que al capital chino se le otorguen todas las libertades para desarrollar su actividad, en una especie de exoneración del cumplimiento de la legislación laboral, aunque formalmente las garantías estén vigentes”.
El experto subrayó que, en un país con un sistema laboral funcional, donde existan jueces imparciales y inspectores con autoridad para resolver este tipo de irregularidades, los trabajadores podrían acudir al Ministerio del Trabajo, presentar su caso y exigir tanto la identificación de su empleador como la reparación efectiva de las violaciones a sus derechos laborales.
“En cualquier país sí, menos en Nicaragua, donde el Estado de derecho es una ficción, donde los jueces solo sirven para firmar las sentencias que les orientan, y donde hay un mecanismo de control político y partidario absoluto tanto sobre la actividad del inspector laboral como sobre la actividad del juez. Y ese es un estado de orfandad jurídica total para los trabajadores en nuestro país”, denunció Meza.
A juicio del experto en Derecho Laboral, el Ministerio del Trabajo debería intervenir de oficio en estos casos, que son evidentes a simple vista. Señaló que se están vulnerando derechos y garantías básicas, como el derecho del trabajador a conocer el nombre de su empleador, a ser contratado mediante un contrato escrito, a no ser sometido a cambios constantes de funciones para las que no fue contratado, a contar con seguridad social, estabilidad laboral, pago efectivo de horas extras y tiempo suficiente para alimentación y descanso.
Meza apuntó que antes, el Mitrab operaba sobre la base de inspecciones de oficio; no era necesario que llegara un trabajador a interponer una denuncia. “Evidentemente, en este estado general de orfandad jurídico-laboral, es un campo propicio para el abuso y ningún inspector del trabajo se va a arriesgar a ir a hacer una inspección a una empresa de capital chino y va a imponer las sanciones que correspondan según las anomalías que encuentre”.
Clientes de tiendas chinas víctimas de agresiones físicas
Además de los testimonios identificados por Nicaragua Actual, los empresarios chinos han sido denunciados públicamente —a través de redes sociales— por maltratos a trabajadores e incluso clientes de sus tiendas.
Propietarios de un call center fueron captados en videos divulgados este año maltratando verbalmente a sus empleados nicaragüenses y amenazándolos con despidos si se atrevían a reclamar o reaccionar ante cualquier abuso.
En otro registro visual, los mismos empresarios chinos —cuyo nombre y ubicación no se especifican en redes sociales— aparecen humillando a un trabajador al que acusaron de burlarse, mientras los intimidaban con la amenaza de despido.
Además, los empresarios chinos han estado involucrados en episodios de violencia dirigidos a clientes nicaragüenses, incluyendo casos en los que se han visto afectados menores de edad.
En julio de 2024, uno de los casos más virales ocurrió en el Mercado Roberto Huembes, en Managua, donde se denunció que una adolescente nicaragüense fue golpeada y encerrada en un cuarto por los propietarios de una tienda de capital chino, ubicada junto a la vía principal del centro de compras.
La presencia policial en el lugar, lejos de garantizar orden, provocó indignación entre los nicaragüenses, que reclamaban por qué las autoridades no respondieron a su llamado. Una vez en el sitio, en lugar de arrestar a los responsables de la agresión, los agentes se apostaron en la entrada de la tienda, protegiendo el negocio y filmando a quienes exigían justicia por la violencia sufrida por la menor.
En abril pasado, en Estelí, se registraron hechos de violencia protagonizados por comerciantes chinos del negocio identificado como Estrella China. El emprendedor nicaragüense Ernesto Gaitán denunció que estos empresarios los hostigaron y agredieron, tras interpretar que la decisión de la comuna —que incluyó retirar objetos de las vías y despejar áreas de circulación— respondía a denuncias presentadas por su negocio de comida.
Posteriormente, en agosto, en el mismo municipio, cuatro mujeres asiáticas de la misma tienda ubicada en el sector de Petronic fueron grabadas golpeando en plena vía pública a una joven miskita, a quien acusaban de intentar sustraer artículos de la tienda.
Centenares de nuevas tiendas de capital chino
La Corporación Municipal de Mercados de Managua (Commema), según reportes de medios oficialistas del régimen Ortega-Murillo, ha confirmado la proliferación de tiendas de capital chino en la capital.
En 2024, las autoridades revelaron que más de mil nuevos locales se sumaron al Mercado Oriental. Aunque la mayoría correspondía a inversionistas chinos, también se registró capital proveniente de Guatemala, Honduras y El Salvador.
Asimismo, en agosto pasado, la Asociación de Comerciantes de Nicaragua informó que más de 70 nuevas tiendas se están levantando este 2025 en el Mercado Oriental, especialmente en el sector de Ciudad Jardín. La mayoría de los inversionistas, según la Asociación, son de origen chino.
Para el abogado Adrián Meza, mientras el Estado nicaragüense siga actuando como protector del capital extranjero —en los últimos años, sobre todo de inversiones chinas— en lugar de garantizar los derechos de los nicaragüenses, los trabajadores permanecerán expuestos a un régimen de abuso sin posibilidades de reparación.
“Existe un estado general de orfandad jurídica en Nicaragua, donde el Ministerio del Trabajo es el principal responsable por omisión. Incluso si estos casos llegaran a los juzgados laborales, estoy seguro de que encontraríamos la misma respuesta: la expresión de la ausencia total de un Estado de Derecho”, concluyó.