
El pueblo paga: los altos precios que asfixian a los cubanos
- Cuba
- junio 26, 2025
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En Holguín, la escalada de precios somete a la población a una lucha diaria por la supervivencia.
HOLGUÍN, Cuba. – “Aquí todo es más caro y el Gobierno no hace nada”, dice el holguinero Humberto Medina Figueredo. “¿Por qué los precios no bajan?”, se pregunta este vecino del reparto Nuevo Llano. “No le veo mejoría a esto. No solo son los precios altos: donde quiera hay problemas. También están los apagones, los bancos cerrados, la escasez de agua, millones de problemas que cada día son peores”, lamenta.
En Holguín, la escalada de precios somete a la población a una lucha diaria por la supervivencia. La crisis inflacionaria que agobia a los cubanos no es casual, sino la consecuencia de un cúmulo de ineficiencias del Gobierno en la gestión económica.
Entre las más significativas ―señaladas por el propio Gobierno―, están la descentralización desordenada y falta de control en la formación de precios, la centralización excesiva y falta de incentivos para productores, así como la baja de la producción nacional.
La reiteración de estos traspiés es una prueba de la incapacidad gubernamental que repercute en el alto costo de la vida de los cubanos. “El pueblo está pagando por los errores de una minoría que sigue viviendo bien. Ninguno de los inventos del Gobierno para bajar los precios ha dado resultado”, dice a CubaNet el holguinero Marcos Peñalver.

De acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), la inflación interanual en Cuba en abril de 2025 estaba en el 18,57%. Sin embargo, el número debe ser aún más alto, ya que las estadísticas oficiales no reflejan fielmente los precios del mercado informal, un sector mucho más dinámico y abastecido que el formal.
La indetenible inflación ha sido causada por los continuos fracasos de políticas gubernamentales como la Tarea Ordenamiento, una profunda reforma económica implementada en enero de 2021 con la supuesta premisa de que los precios abusivos no se permitirían; y la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional, de mayo de 2022, entre otras normas.
“Tenemos una ley de pesca y no hay nada en la pescadería, tenemos una ley de soberanía alimentaria y no hay alimentos, tenemos una ley para la vivienda y no hay viviendas, tenemos una ley para la bancarización y no hay…”, escribió el cubano José Alfonso González en los comentarios de un artículo publicado por el sitio oficial Cubadebate.

En definitiva, la crisis desencadenada en gran medida por las medidas del Gobierno se ha traducido en precios más altos para productos de peor calidad.
Elio Ortega Ramos, vecino del reparto Hilda Torres, lo expresa con una claridad contundente: “Ssi tú dijeras: aumenta el precio y aumenta la calidad, pero crecen los precios y empeora la calidad”.
Para los holguineros, el mercado Los Chinos es el lugar principal donde se consiguen alimentos. Es un sitio muy concurrido, con cientos de vendedores a lo largo de una calle de casi un kilómetro. Allí, los precios cambian constantemente, lo que desconcierta a los compradores. Jorge Estrada Valdés, de visita en el lugar, ejemplifica: “En menos de un mes el arroz ha subido 20 pesos la libra. A inicios de junio costaba 220 pesos, en apenas una semana la libra subió a 230; ahora regresé y lo compré a 240”.
La experiencia de Estrada no es un hecho aislado, sino la norma para quienes acuden al mercado. Ariel Vargas, otro holguinero que recorre los puestos de Los Chinos, también critica la inestabilidad de los precios: “Siempre los precios son diferentes, pero no bajan, no, siempre pa’rriba”.

El aumento de los precios trasciende lo económico y golpea directamente a los más vulnerables, para quienes una dieta adecuada no es una opción, sino una prescripción médica imposible de cumplir.
Francisco Ortega padece de gota, y su tratamiento depende de una alimentación que su salario de 4.650 pesos mensuales no puede costear. “El médico dice: ‘Come saludable, come vegetales’. Pero los vegetales están entre los más caros. Los precios no me dejan hacer la dieta y a menudo tengo crisis por mi enfermedad”, lamenta.
El salario promedio mensual en Cuba, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), durante el año 2024 fue de 5.839 pesos cubanos (CUP). Mientras, la pensión mínima mensual por edad e invalidez total es de 1.578 CUP. Ambas cifras están muy por debajo de las necesidades básicas.

La canasta básica de alimentos para una persona (si se encuentra en el mercado informal, que es donde hay disponibilidad) puede costar entre 15.000 y 20.000 CUP al mes. Esto significa que el salario promedio oficial no alcanza ni para una semana de comida básica.
Inevitablemente, la frustración del presente conduce a la comparación con un pasado que los holguineros de más edad aún recuerdan. “Se vendía de todo y para todos los bolsillos”, dice Manuel Suárez, quien vivió su adolescencia antes de 1959.
“Circulaban las dos monedas, la cubana y el dólar estadounidense, pero en cualquier tienda o en cualquier lugar tú podías pagar con ambas monedas. Incluso, a nivel de banco, el peso cubano valía más que el dólar en aquel entonces”, asegura Suárez.
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