
El Gobierno cubano arremete contra médicos emigrados que cuestionan la salud pública en crisis
- Cuba
- octubre 20, 2025
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En medio de un sistema sanitario colapsado, el régimen tilda de “ingratos” y “traidores” a los médicos que denuncian las precarias condiciones en las que trabajaron en Cuba.
MADRID, España.- El régimen cubano lanzó una nueva ofensiva discursiva contra los médicos formados en la Isla que han decidido emigrar y denunciar las condiciones críticas en las que se encuentra el sistema sanitario nacional. A través de una publicación en la página de Facebook de TV Santiago, atribuida al Sindicato de Salud Pública en Santiago de Cuba, el Gobierno calificó de “ingratitud” y “traición” las denuncias realizadas por estos profesionales desde el exterior.
“Ya basta de ver cómo algunos que se formaron en Cuba, con profesores cubanos, en hospitales cubanos, con libros cubanos, hoy se dedican a insultar la medicina que los hizo médicos. No es crítica: es ingratitud. No es testimonio: es traición”, señala el texto, que ha desatado críticas en redes sociales.
El mensaje, que pretende enaltecer la “dignidad” del sistema sanitario cubano, llega en medio de un colapso sostenido de la infraestructura hospitalaria y una ola migratoria sin precedentes en el sector. Mientras el régimen apela a la “lealtad” y al “agradecimiento”, miles de médicos abandonan un sistema en el que trabajan por salarios miserables, con hospitales sin agua, sin insumos básicos y bajo vigilancia política.
“¿Faltan recursos? Sí. ¿Hay cansancio? Sí. ¿Hay cosas que mejorar? Por supuesto. Pero eso no borra el hecho de que el médico cubano se forma con excelencia, con ética, con vocación”, continúa el mensaje. Esta admisión superficial de carencias contrasta con la realidad de hospitales que no pueden garantizar atención básica, salas quirúrgicas sin condiciones, y profesionales que deben improvisar con lo mínimo. Calificar este colapso como un simple “faltan recursos” es, como mínimo, una banalización de una crisis profunda.
“Emigrar es legítimo. Pero usar tu libertad para escupir sobre lo que te formó es miserable”, añade el texto oficial. Con esta frase, el régimen no solo descalifica las críticas legítimas de quienes han vivido en carne propia la precariedad del sistema, sino que además intenta imponer un deber de silencio a profesionales que, en muchos casos, han sido explotados por el propio Estado.
Durante décadas, el Gobierno ha utilizado a los médicos como pieza central de su propaganda internacional, presentándolos como “ejemplo de solidaridad”, mientras les niega autonomía laboral, les paga sueldos irrisorios y los somete a mecanismos de control político. En lugar de asumir responsabilidades por el deterioro del sistema, el régimen culpa a quienes deciden marcharse, tratándolos como traidores.
El texto remata con otra frase cargada de manipulación simbólica: “La medicina cubana es faro. Y los faros no se apagan por el veneno de quienes olvidaron de dónde vienen”. La apelación a la “patria” y a la “gratitud” busca reforzar una narrativa que exige obediencia incondicional, aunque las condiciones laborales sean indignas y la crisis estructural sea innegable.
La publicación oficial también generó una ola de reacciones en redes sociales, donde muchos usuarios cuestionaron abiertamente el discurso del régimen. “Para mí los médicos cubanos son seres extraordinarios porque con pocos recursos, cansados por los apagones, agotados de batallar por vivir estos tiempos difíciles en la isla, salvan vidas, curan dolores y a veces con sus propios recursos… mis respetos para los médicos cubanos dando diagnósticos sin reactivos ni aparatos para comprobar. Ellos son verdaderos héroes”, escribió una usuaria.
Otros comentarios desmontaron directamente la narrativa oficial: “Sí, la bata blanca en este país es símbolo de esclavitud, porque no les pagan lo que se merecen, porque viven en la miseria. Porque tienen que ir como ganado a otro país para más o menos resolver algunas necesidades. Y aún así, el gobierno se queda con el dinero que debería ser de los médicos. No sean tan descarados”. Otro usuario añadió: “Pónganse a darle condiciones a los hospitales, a garantizar los insumos que necesita ese aguerrido ejército de batas blancas para atender a la población, a abastecer las farmacias, a atender a los médicos como se merecen, mínimo garantizarles una comida digna dentro del hospital, en vez de tanta muela y justificaciones que no solucionan nada, dejen de preocuparse por los cubanos de afuera y atiendan a los de adentro”.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, entre 2021 y 2024 más de 77.000 trabajadores de la salud abandonaron el sistema.
Mientras tanto, quienes permanecen en la Isla enfrentan condiciones extremas: hospitales colapsados, plantillas reducidas, desabastecimiento crónico y presiones políticas para no denunciar públicamente la situación. El Estado exige sacrificios heroicos, pero no garantiza derechos laborales ni condiciones mínimas de trabajo.
Explotación en misiones médicas
El control sobre los médicos cubanos no termina en la frontera. Como documentó recientemente CubaNet, profesionales que participaron en la misión médica en Calabria, Italia, denunciaron que incluso en Europa estaban sometidos a vigilancia, a la retención de sus títulos profesionales y a restricciones impuestas por la empresa estatal Comercializadora de Servicios Médicos Cubanos S.A..
“Ni en Europa somos libres”, relataron. Los entrevistados señalaron que estaban obligados a entregar buena parte de su salario al Gobierno cubano y podían ser sancionados por “deserción” si decidían abandonar el programa. Estos mecanismos, que han sido denunciados por organizaciones internacionales de derechos humanos, constituyen formas de explotación laboral y control político, disfrazadas de cooperación médica.
Este contexto desmonta el discurso oficial: no se trata de médicos “ingratos”, sino de profesionales que durante años han sido utilizados como fuerza de trabajo cautiva, sometidos a restricciones que violan derechos fundamentales, dentro y fuera de Cuba. La indignación del régimen ante las críticas no es más que una reacción frente a un relato que ya no puede controlar.
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