El despiste del canciller cubano

LA HABANA, Cuba – En un suelto datado el jueves, este diario digital se hace eco de información proveniente del Departamento de Estado norteamericano acerca de medidas de restricción de visas adoptadas en el caso específico de Brasil con respecto a altos funcionarios de ese país que intervinieron de un modo u otro en el llamado programa Mais Medicos.

Estamos hablando de la modalidad local del sistema de extorsión y explotación al que el régimen castrocomunista, aprovechándose de la falta de oportunidades que sufren los facultativos que ejercen en su isla natal, ha establecido a nivel internacional. Se trata, en puridad, de un sistema sui generis de esclavitud moderna, que permite al régimen de La Habana quedarse con la parte del león de lo que los socios extranjeros desembolsan por los servicios de los galenos cubanos.

Los Estados Unidos de América (y, en especial, su actual Administración) han llevado la voz cantante en la denuncia de esta escandalosa situación. Se ha destacado en ese sentido el combativo secretario de Estado Marco Rubio, quien por sus raíces cubanas conoce perfectamente las múltiples barrabasadas perpetradas en ese campo (y en otros muchos) por las autoridades castrocomunistas.

Y por supuesto que lo único razonable es pensar que lo que ahora se ha aplicado a funcionarios específicos del gigante sudamericano adquiera mayor difusión y afecte asimismo a otros que, para permitir que el régimen de La Habana reciba cierto financiamiento o, en el mejor de los casos, con el propósito de resolver algún problema de falta de personal médico en puntos específicos de su propio país, se prestan a firmar esos contratos leoninos. Estamos hablando de documentos en los cuales se puede pensar en cualquier cosa, menos en los legítimos derechos de los facultativos cubanos afectados.

Como cabía esperar, el régimen castrocomunista ha reaccionado a esas noticias. Este mismo jueves, el diario Granma, órgano oficial del único partido con existencia legal en Cuba (el Comunista), se hizo eco de la campaña estadounidense. El titular del suelto, estridente y “antiyanqui” (como es su costumbre), lo expresa con toda claridad: “Cuba rechaza amenazas de EUA a países que reciben cooperación médica”.

La información se centra en la reacción que, ante las denuncias del gran país del norte, tuvo el ministro de Relaciones Exteriores de la Isla, Bruno Rodríguez Parrilla. Su trino en X (antes Twitter) expresa en estilo telegráfico: “Secretario Estado EE.UU. amenaza con restricciones visas vs. gobiernos que cuentan con programas legítimos de cooperación médica con Cuba. Demuestra imposición y agresión con la fuerza como nueva doctrina de política exterior de ese gobierno”.

Aquí uno no atina a determinar de qué cosa asombrarse más: si de la inconsecuencia de los argumentos esgrimidos o de la total orfandad dialéctica en la que se encuentra el polémico “canciller de la Continuidad”. ¿O será que, de tanto repetir las mismas frases hechas en contra del gobierno de Washington, el señor Rodríguez Parrilla ha perdido su capacidad de razonar!

Para empezar, hay que destacar que, después de señalar en ese brevísimo texto que la esencia de las nuevas medidas radica en implantar “restricciones (de) visas”…, ¡el impresentable ministro las califica como actos de “agresión con la fuerza”! ¿Pero desde cuándo el hecho de que un gobierno niegue la entrada a su país a determinadas personas puede ser catalogado como un acto de “agresión por la fuerza”!…

No contento con semejante enormidad (que no es poca cosa en un brevísimo trino de X), el canciller, como hemos visto, cierra el parrafito afirmando que esa “imposición y agresión con la fuerza” representan la “nueva doctrina de política exterior de ese gobierno”…

Aquí, como reza la frase popular cubana, uno “se queda botado” (es decir, que no entiende nada). ¿Pero acaso estos castrocomunistas no llevan dos tercios de siglo jurando y perjurando que la característica esencial de la política exterior de los Estados Unidos es precisamente esa: la imposición y el uso indiscriminado de la fuerza!…

¿O es que ahora a don Bruno le va a dar por desautorizar los innumerables pronunciamientos que hizo al respecto el señor Fidel Castro! O para decirlo de otro modo: que según el ministro de Díaz-Canel y Marrero… ¡es solo a partir de este momento que en la política exterior de los Estados Unidos debemos esperar “imposición” y “uso indiscriminado de la fuerza”!… O lo que viene a ser lo mismo: ¡que todo el barraje propagandístico “antiyanqui” emitido en los últimos decenios desde La Habana carecía de fundamento?

Eso es, claro, un asunto a arreglar entre los barrigones castrocomunistas. Pero supongo que, para garantizar que haya siquiera un mínimo de coherencia en sus pronunciamientos de política exterior, los jefes del régimen no le dejen pasar este monumental desliz al inefable don Bruno… Y este periodista debe confesar algo: si este despiste termina en la destitución del canciller (o, al menos, en un “jalón de orejas”) ¡no lo lamentaré ni un poquito!