El declive de las rentas para turistas: «Tener un hostal ya no da mucho negocio»

El declive de las rentas para turistas: «Tener un hostal ya no da mucho negocio»

  • Cuba
  • abril 22, 2025
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SANTA CLARA, Cuba. – Cerca de las 10:00 de la noche y en medio del apagón programado para uno de los circuitos del centro de Santa Clara, un par de canadienses preguntan a un grupo de locales sobre algún sitio cercano donde pernoctar. El hostal donde se hallaban hospedados, situado hacia la periferia, había sido alcanzado por un apagón de más de cinco horas. Con las maletas a cuestas terminan atraídos por el único halo de luz que ilumina el parque y que proviene del Hotel Central, “beneficiado” con una planta eléctrica y donde van a recalar los pocos extranjeros que se encuentran de paso.

Aunque Santa Clara siempre ha sido una ciudad de estadía corta, en la actualidad los apagones prolongados han hecho mermar considerablemente la afluencia de visitantes extranjeros, tal como ocurre en otras cabeceras de provincia como Cienfuegos, donde los cortes de energía superan las 20 horas diarias.

Cercano al malecón de esta ciudad del centro sur de Cuba, Bárbara tiene su casa de renta con dos habitaciones independientes al precio de 15 dólares la noche, una de las más baratas de esa zona, donde los alquileres en mejores momentos podían alcanzar los 30 USD. En los últimos dos meses apenas ha logrado captar cuatro reservas. “Antes se podía vivir solamente de esto, se hacía bastante dinero, pero de un tiempo para acá se ha vuelto muy difícil”, precisa la hostelera vía WhatsApp. “En mi caso, tengo que pagarle a un buquenque para que me hale la clientela desde la misma terminal hacia acá, sobre todo a turistas que vienen sin reservas o mochileros que pasan una noche nada más para seguir hasta Rancho Luna, a los que por lógica les tengo que cobrar menos por la estancia”. 

Incluso en destinos turísticos con costas y playas se ha notado el descenso de turistas. Gran parte de los arrendadores que antes mantenían sus habitaciones llenas en temporada alta, ahora ven afectada su principal fuente de ingresos y, aunque intentan mantenerse a flote, la oferta de hostales disponibles supera con creces la poca demanda de extranjeros antes atraídos por el llamado el turismo de ciudad. Calles repletas de basura, edificios antiguos en derrumbe, restaurantes con ofertas caras y pobres es el panorama que muchos visitantes encuentran a su paso en buena parte de las ciudades cubanas.

Hace ocho años atrás el negocio de la hostelería en Cuba era mucho más lucrativo. De hecho, el propio portal Airbnb reportó el ingreso a la Isla de 70.000 huéspedes como promedio mensual en 2017 e ingresos para los propietarios de alojamientos que totalizaban 40 millones de dólares desde que la plataforma comenzó a operar en la Isla en 2015. Justo el mes pasado, el académico y experto en turismo José Luis Perelló en entrevista con EFE aseguró que el actual “declive” de esta industria, aunque se “acentuó” con la pandemia, daba signos de desgaste desde mucho tiempo atrás.

“Si tú destruyes la infraestructura que sostiene esas casas particulares a base de apagones y escasez de todo tipo por construir hoteles de forma desorbitada a los que no va nadie, inevitablemente la situación iba a derivar en un descalabro”, razona la emprendedora y activista cubana Saily González Velázquez, quien, poco antes de marchar al exilio forzado, ya había sido testigo del declive del mercado de rentas en todo el país y sobre todo de este tipo de turismo de tránsito.

Apagón en Santa Clara
Apagón en Santa Clara (Foto de la autora)

Durante la pandemia, la entonces propietaria del hostal Amarillo B&B, había puesto en marcha la red colaborativa Fullgao con el objetivo de posicionar los hostales en los motores de búsqueda, ofrecer acciones de mentoría, optimización de anuncios y marketing digital bajo el eslogan de “hostal lleno, anfitrión feliz”. “Lamento mucho que a mis colegas hostaleros no les esté yendo tan bien como en algún momento nos fue, pero ellos mismos nunca han querido organizarse para simplemente reclamar sus derechos”, agrega. “Ya Cuba no es vista ni tan bonita, ni tan romántica, y nadie quiere ir a un país que sufre tamaña crisis”.

Si en zonas más atractivas para los turistas se ha notado el declive de las rentas, hacia ciudades sin costas o que no clasifican entre las primeras villas coloniales como lo es Santa Clara, las visitas de extranjeros se han vuelto mucho más esporádicas. Aun en peor situación se hallan municipios como Sagua la Grande o Caibarién. Los pequeños grupos de turistas que arriban por medios propios permanecen, si acaso, una o dos noches y prefieren hospedarse en las casas de alquiler que cuentan con plantas eléctricas. Sin embargo, al menos en Villa Clara, son muy pocos los hostaleros que han decidido invertir en estos generadores, cuyo precio sobrepasa los 800 dólares en el mercado informal, sin sumarle el alto costo de la gasolina para mantenerlos funcionando.

“Ningún extranjero te va a pagar una noche a 25 o 30 euros para dormir con calor y mosquitera”, señala Yadira Pentón, una joven administradora de un pequeño hostal en Sancti Spíritus. En zonas históricamente turísticas como Trinidad o Remedios, un número considerable de quienes residen en casas coloniales remozadas se han dedicado casi toda su vida al negocio de los alquileres, pero tampoco escapan de la actual crisis del negocio. A Yadira, incluso, le va peor que a la mayoría de sus colegas porque el hostal en el que trabaja no ostenta títulos de conservación ni está enclavado en el frecuentado centro patrimonial. “A veces nos pasamos meses sin recibir a nadie, porque hay mucha competencia y los que rentamos lejos del casco histórico hemos tenido que bajar mucho los precios. Tener un hostal ya no da mucho negocio”, resume.

Un hostal en Santa Clara
Un hostal en Santa Clara (Foto de la autora)

Precisamente, tras conversar con varios hostaleros de Santa Clara CubaNet pudo constatar que quienes cuentan con estancias con determinado confort se quejan de que otros de sus colegas han bajado demasiado los precios con el fin de captar clientes a toda costa, una situación que la propia Saily González trató de alertar y amortiguar con su proyecto Fullgao. A esta situación se le suma, según explican, los precios especulativos de los insumos que ofertan como parte de la estancia: bebidas, jabones, papel sanitario…

“Hace poco tenía una reserva desde La Habana y los turistas la cancelaron porque otro me los llevó ofreciéndoles un mejor precio”, comenta uno de estos hostaleros en Santa Clara que prefiere el anonimato. “La solución para muchos de nosotros ha sido alquilar por horas. Digamos que ahora mismo nos estamos manteniendo gracias a parejas infieles o a gente de otras provincias que vienen a Villa Clara a hacer negocio”.

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