
El aumento que nadie celebra: pensiones para jubilados en Cuba
- Cuba
- julio 30, 2025
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El temor generalizado es que cualquier incremento de las pensiones provoque una inflación aún mayor que la actual.
HOLGUÍN, Cuba. – “¿Qué hace el Gobierno con subirnos la chequera si los precios también suben? Así seguiremos en las mismas”, se queja la holguinera Mayra Batista Cruz, quien se mantiene escéptica por el aumento de las pensiones para jubilados anunciado por el régimen cubano a mediados de este mes.
La medida entrará en vigor a partir de septiembre, beneficiará a 1.324.599 personas (casi el 80% del total de jubilados del país) y duplicará la pensión mínima hasta los 3.056 pesos. Sin embargo, en las calles, la noticia no ha causado gran alegría, sino pesimismo.
El temor generalizado es que cualquier incremento de las pensiones provoque una inflación aún mayor que la actual.
“El aumento de pensiones presionaría los precios, lo que a su vez mermaría rápidamente el poder de compra de las pensiones”, escribió el economista cubano Pedro Monreal en su cuenta en la red social X.
En un panorama de crisis económica, la noticia ha sido interpretada por muchos no como una solución, sino como una decisión política desesperada y sin fundamento económico para desviar la atención tras el escándalo por la “renuncia” de la exministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, quien negó ante el Parlamento que en Cuba existieran mendigos.
“La subida de las chequeras fue una salida para tapar el disparate que dijo la ministra, porque el anuncio es un error que provocará la subida de los precios y estaremos peor”, dice la jubilada Esther Oliva, quien espera en una larga fila para cobrar su pensión, frente al Banco Popular de Ahorro de la calle Aguilera, en la ciudad de Holguín.

Lázaro Almaguer Leyva, también en la cola, coincide con la opinión y agrega que hay una desconexión entre las cifras oficiales y la realidad del bolsillo. “Con 4.000 pesos no hago nada. Apenas puedo comprar un cartón de huevos”, lamenta.
La reacción del mercado al aumento de las pensiones por jubilación, según los holguineros, ha sido inmediata.
Rolando Osorio González, otro jubilado, dice que, “aunque el aumento de la chequera empieza en septiembre, ya la mano de fongo subió de 150 pesos a 250”.
Ángel Marrero confirma la tendencia: “Los precios empezaron a subir desde que dieron la noticia, ahora cada día todo es más caro”.
Los datos oficiales quedan desfasados ante los cambios del día a día, como explica el holguinero Juan Carlos Góngora: “Vas a comprar una cosa un día y tiene un precio y al otro día está más cara. La libra de pollo que hace poco estuvo a 320 pesos ya está a más de 400”.
Por otro lado, el aumento de las pensiones empeora, a su vez, la crisis logística que ya padecen los cubanos para retirar efectivo de bancos y cajeros automáticos. Ernesto Rodríguez, en cola para cobrar su pensión en el Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) de la calle Arias, anticipa el efecto inmediato del aumento: “Cuando suban la chequera, las colas van a ser más largas”. “Habrá más colas, habrá más tiempo de espera para sacar el dinero”, coincide otro jubilado, en la misma cola.

La fragilidad del sistema de pensiones es, en realidad, un síntoma de una crisis estructural mucho más honda. “La chequera no alcanza, por eso ves personas mayores buscando en la basura para sobrevivir. El que tiene suerte y se puede ir, que se vaya a vivir fuera de Cuba porque si te haces viejo en este país vas a pasar hambre y muchas necesidades”, dice a CubaNet Sergio Fonseca, mientras espera en cola para cobrar su chequera, ante un cajero automático de la calle José Antonio Cardet.
Esta percepción estimula un éxodo histórico y sin antecedentes en Cuba. Carlos Pantoja opina sobre este cambio. “De 11 millones de cubanos viviendo en la Isla y disminuimos a nueve millones”, comenta. “Los jóvenes se están yendo y la población está envejecida”, agrega,
Su observación la confirman las estadísticas oficiales de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) que fijaron la población de Cuba a finales de 2024 en 9.748.007 habitantes, una cifra que merma cada año impulsada por un saldo migratorio negativo y una natalidad en mínimos históricos.
Este envejecimiento acelerado ejerce una presión sobre los servicios públicos. Como dice Pantoja, una población más vieja conlleva a más enfermedades y, por lo tanto, a la necesidad de “aumentar los gastos en medicamentos, en hospitales y pensiones”.
La emigración constante de los jóvenes cubanos tiene repercusión directa en la capacidad productiva nacional, especialmente en la producción de alimentos. “Si los jóvenes se están yendo, entonces, ¿quién va al campo a cultivar?”, se pregunta el holguinero Lázaro Camejo.
Sobre el tema, Raúl Ochoa Cisneros opina: “No es que la juventud no quiera trabajar, es que la agricultura es mucho sacrificio, pagan muy poco y la vida está muy cara”.
Y otro jubilado holguinero, Francisco Valera, lleva la pregunta aún más lejos: “Si estamos envejeciendo, si la juventud se está yendo, si los que quedan no quieren trabajar, si la chequera no alcanza aunque lo suban… ¿cómo va a avanzar este país?”.
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