
Dólares, no familias: la verdadera prioridad de Díaz-Canel
- Cuba
- abril 9, 2025
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Durante una entrevista televisiva grabada en La Habana en el marco del Coloquio Patria —evento propagandístico del régimen— el dictador cubano Miguel Díaz-Canel arremetió contra las deportaciones masivas de cubanos desde Estados Unidos, mientras intentaba lavar la imagen de su gobierno ante cuatro comunicadores españoles afines a la dictadura: José Manzaneda, Carlos González Penalva, Javier Couso y Pascual Serrano.
Díaz-Canel, en tono acusatorio, aseguró que las deportaciones desde territorio estadounidense eran “injustas” y “no responsables”, viniendo de un país que —según él— “ha alentado la emigración” y “vendido el sueño americano”. El gobernante, que preside uno de los sistemas más represivos del continente, criticó además los procedimientos empleados por las autoridades migratorias norteamericanas: “Un deportado a Cuba no se puede bajar esposado. No admitimos eso. A suelo cubano no llega nadie esposado”, dijo, en una aparente defensa de la “dignidad” de los retornados.
Lo que no mencionó el mandatario es que la ola migratoria sin precedentes que sufre Cuba —y que ha llevado a más de medio millón de cubanos a escapar del país en apenas dos años— es consecuencia directa de la falta de libertades, el empobrecimiento extremo de la población y el colapso total de servicios básicos, incluido el sistema de salud. Díaz-Canel, en cambio, responsabilizó al “sueño americano” y a las “incoherencias de la política norteamericana”, sin reconocer el fracaso de su modelo de gestión.
Las remesas, el oxígeno del régimen que finge preocuparse por las familias
En otro segmento de la entrevista, el dictador se refirió a las remesas enviadas por los cubanos emigrados a sus familias en la Isla, sugiriendo que las restricciones impuestas por Estados Unidos sobre estas transacciones eran un “golpe fuerte” para los hogares cubanos. “La mayoría de los países latinoamericanos reconocen que una de sus fuentes fundamentales de ingresos son las remesas”, afirmó, reconociendo indirectamente que Cuba depende de ese flujo constante de divisas para mantenerse a flote.
Díaz-Canel omitió que una parte considerable del dinero enviado por la diáspora no llega íntegramente a manos de los destinatarios. El régimen, a través de mecanismos estatales como FINCIMEX y las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC), absorbe una porción significativa de esos recursos. Las remesas, lejos de ser una ayuda directa a las familias, se convierten en una fuente de financiamiento clave para el aparato de control y represión de la dictadura, que se encuentra en su momento más crítico de escasez de divisas.
Aludiendo a la “crisis económica compleja” que atraviesa el país, Díaz-Canel intentó presentarse como víctima de un cerco económico, cuando en realidad son las decisiones del propio régimen —el monopolio estatal, la criminalización del emprendimiento privado y la corrupción estructural— las que han provocado la ruina de millones de familias cubanas.
Por otro lado, y con total cinismo, Díaz-Canel insistió en que los fondos obtenidos por la exportación de servicios médicos —otro de los pilares económicos del régimen— se invierten “en el sistema de salud”, un sistema colapsado por su propia negligencia y por el uso político del personal médico como mercancía internacional.
La entrevista, plagada de discursos reciclados, dejó claro una vez más que el gobierno cubano continúa manipulando la narrativa para mantenerse en el poder, incluso cuando la realidad en las calles lo contradice a cada paso.