
Díaz-Canel tiende su escudilla de mendigo en Asia
- Cuba
- septiembre 7, 2025
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Las informaciones más recientes permiten constatar el grado de la miseria en que está sumida la isla de Cuba.
LA HABANA, Cuba – En Cuba, en estos tiempos signados por la estéril “continuidad socialista”, cada vez con más frecuencia uno tiene que leer cosas por las que no sabe si reír o llorar. Hace menos de una semana, el muy venido a menos Grupo Azucarero Azcuba, con gran énfasis y destaque, anunciaba la visita de una delegación de empresarios chinos, presidida por Zhang Anming.
El cuento emitido por el aparato burocrático que alberga los restos de lo que fuera la primera industria nacional con motivo de la visita de los asiáticos al Instituto Cubano de Investigación de los Derivados de la Caña de Azúcar (ICIDCA) destacaba “aspectos de interés relacionados con resultados investigativos” (sin precisar cuáles), así como las supuestas “potencialidades para la cooperación de la agroindustria azucarera y sus derivados”.
El grupo de empresarios provenientes de la provincia china de Guanxi fue recibido por quien, al ostentar los títulos de Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, encabeza formalmente nuestro país. El señor Miguel Díaz-Canel, durante el encuentro, reconoció “el proceso de deterioro tecnológico” que sufre el sector azucarero cubano. ¡Otro eufemismo más para sumar a los muchos que emplean los castrocomunistas!
La escueta nota oficial emitida sobre el asunto por el Ministerio de Relaciones Exteriores (MINREX) de La Habana plantea que durante el encuentro entre el mandamás formal de nuestro país y el señor Zhang Anming “se evalúa la realización de proyectos conjuntos para la recuperación de la agroindustria azucarera cubana”.
Es así como los incapaces que hablan a nombre de nuestro desdichado país no sienten vergüenza al dejar plasmado en documentos oficiales que Cuba, que antes de hacerse ellos con el poder sentaba pautas a nivel mundial en todo lo relacionado con la agroindustria azucarera, ahora tiene que recurrir al apoyo de una de las muchas provincias chinas con la aspiración de tratar de salir del inmenso desastre que los castrocomunistas han instaurado en ese sector.
Pero es que, como regla, estos dirigentes cubanos de barrigas prominentes no dan muestras del menor pudor. El pasado día primero, por ejemplo, el diario 14yMedio, con motivo de la visita del mismo Díaz-Canel a Vietnam, proclamaba que “de ser un país muy pobre que recibía ayuda económica de Cuba, Vietnam se ha abierto a la economía de mercado y se ha convertido en una sociedad en pleno desarrollo que ayuda a una Cuba empobrecida y aferrada a la planificación centralizada”.
Quizás otros dirigentes, en un país diferente, se avergonzarían de esa realidad. Pero los castrocomunistas no. A ellos, muy orondos, les parece muy bien que un país que padecía un atraso secular y que vivió una guerra arrasadora que mató a millones de sus habitantes, ¡le presten ayuda a Cuba! ¡Pero no es necesario que abundemos en esa infamia; si apenas en julio pasado nuestro país recibió un regalo de 125 toneladas de leche en polvo… de la islita de Barbados!…
En medio de ese panorama de humillación nacional para nuestro pueblo, se anuncia que el señor Díaz-Canel llegó (con la inevitable compañía de su mujer, que dice él mismo que no es Primera Dama) a la República Popular China. Hasta Beijing llegó el Señor Sin-Casa con su escudilla de pordiosero extendida, y como visitante que no resulta de especial interés, ¡quedó relegado a la quinta fila del conjunto de sus homólogos!
Pero si ese relegamiento es bochornoso, no menos lo es la cobertura que el mismo diario Granma, órgano oficial del único partido con existencia legal en nuestro archipiélago, le da a la noticia. Leemos en el titular de la información: “Llama Xi Jinping a llevar los lazos chino-cubanos ‘a nuevas alturas, en el mayor beneficio de ambos pueblos’”.
Aquí conviene ir por partes. Para empezar, Díaz-Canel y el líder chino son homólogos: uno y otro encabezan los respectivos partidos únicos y cada uno preside su país. Claro que nos desagrada que el Señor Sin-Casa desgobierne Cuba (lo cual no quiere decir que sintamos simpatías por Xi Jinping, lo único que este está más lejos). Pero, como quiera que sea, Díaz-Canel es el actual Jefe del Estado Cubano.
Si él se entrevista con un homólogo de otro país (aunque se trate de uno tan grande y poblado como China), es de suponer que se les dé un trato igualitario a ambos. ¡En especial cuando (como es el caso) la información la brinda el órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba!
Sin ir más lejos, al dar la misma noticia, el diario oficial del gigante asiático, People’s Daily, se muestra muchísimo más comedido y respetuoso hacia el Jefe de Estado visitante: “Xi se reúne con el Presidente cubano” (“Xi meets Cuban president”), leemos en el titular.
Tenemos que preguntarnos: Esa diferencia en el abordaje de la información, el virtual ninguneo de Díaz-Canel por parte del Granma cubano, ¿serán fruto de la casualidad! ¿Será por simple olvido que los redactores del órgano de agitación del castrocomunismo consagran su titular y los párrafos iniciales de su información a lo declarado por el Presidente chino!
Este periodista tiene que dar a esas preguntas respuestas negativas. ¡No hay casualidades ni olvido! Lo que pasa es que la situación actual de la Mayor de las Antillas ha descendido a niveles tales de depauperación y miseria, que los agitadores al servicio del régimen se sienten en la obligación de destacar cualquier declaración de un líder extranjero que pueda inspirar un poquito de esperanza a los exasperados cubanos.
Sin importar que se trate de un insulso blablablá más, de esos que resultan tan usuales en el lenguaje diplomático. En ese contexto, el hecho de que el líder asiático hable de alcanzar “nuevas alturas”, que afirme querer trabajar “en el mayor beneficio de ambos pueblos” parece suficiente a los agitadores del castrismo para adormecer por algunos días (o quizás solo horas) a los desesperados cubanos…
Y conste que, en lo anterior, incluyo a la mayoría de los militantes del partido único, pues, si no se trata de miembros de la cúpula de privilegiados barrigones, también ellos padecen las calamidades de la situación desastrosa en que el castrocomunismo ha hundido a la desdichada Cuba.
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