
Díaz-Canel extraña a la URSS y Guilarte inventa crisis… del capitalismo
- Cuba
- mayo 2, 2025
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LA HABANA.-El viernes pasado, en un artículo de mi propia autoría publicado en estas mismas páginas, abordé con claridad —creo— el desfile de este Día Internacional de los Trabajadores en Cuba. Su titular no fue de mi cosecha, sino (honor a quien honor merece) obra de la Redacción de CubaNet. Él refleja con admirable precisión la esencia de la tesis planteada en mi texto: “Tengamos un poco de vergüenza y no pisemos el circo del Primero de Mayo”.
Es probable que a muchos, ante la catastrófica y lamentable realidad que está viviendo hoy Cuba, les parezca increíble la cobertura que los castrocomunistas pudieron darle al referido evento. O que incluso hayan podido celebrarlo en la llamada “Plaza de la Revolución”, que es más difícil de llenar debido a la amplitud de sus espacios. No obstante, resulta oportuno matizar esas impresiones, lo cual haré más adelante.
Es un hecho cierto que el aparato de agitación al servicio del régimen no cesó en su campaña propagandística. Se sucedieron los spots televisivos y una “mesa redonda”consagrada al tema. El “Presidente puesto a dedo” no podía faltar con una alocución que quería mostrarse como autocrítica, pero que en realidad revelaba todo lo contrario. El “Señor Sin-Casa” comenzó con una breve panorámica histórica: “Hace más de 30 años, tras la caída del socialismo en Europa, las masivas celebraciones de este día quedaron limitadas a unos pocos países, Cuba entre ellos”.
Para empezar, esa afirmación es falsa. Las celebraciones han continuado en todo el Viejo Continente; solo que adquirieron un nuevo y verdadero sentido: Ellas sirven para que los sindicatos enarbolen sus demandas de mejoría, como Dios manda. Los desfiles que echa de menos Díaz-Canel son los de apoyo incondicional al régimen imperante y al único partido. Esos sí, felizmente, han quedado limitados a nuestra Isla y alguna que otra comparsa impresentable, como la Norcorea de los Kim.
Por su parte, el falso “líder obrero” Ulises Guilarte de Nacimiento acotó: “En prácticamente todo el mundo el Primero de Mayo es un día de protestas, pero en Cuba es una jornada de celebración”. Habría que preguntarle: ¡“Celebración” de qué? Pero, bueno, como bien subraya una crónica anónima fechada en Madrid y publicada en l4yMedio, basta mencionar los dos cargos que ostenta ese sujeto (Secretario General de la CTC y Miembro del Buró Político del PCC) para que quede clara la situación.
Como pretexto de la inminente “fiesta obrera”, los castrocomunistas perpetraron otra de las fechorías a las que nos tienen habituados. Sin contar con el pertinente permiso previo de los padres, sacaron a las calles a los escolares para dar vivas al Primero de Mayo. Una canallada, sí, pero que palidece ante el uso de otros niñitos inocentes en un asqueroso “acto de repudio” perpetrado ante la casa del gran líder opositor José Daniel Ferrer en Santiago de Cuba.
Del lado opuesto de la barricada, unas horas antes del desfile adquirió difusión en las redes sociales un post que me hizo recordar el dicho italiano: Se non è vero, è ben trovato (Si no es verdad, merecería serlo). Dice así: “Gobierno de EE.UU., a través de sus agencias de seguridad e inteligencia, hará un monitoreo del desfile por el 1ro. de Mayo en Cuba para poder identificar a futuros solicitantes de visas para ingresar a Territorio Estadounidense”. La afirmación tiene visos de ser falsa… ¡pero qué excelente banderilla a todos los oportunistas que sueñan con emigrar, pero mientras tanto se prestan a hacerle el juego al régimen!
Así las cosas, llegó el día del tan publicitado desfile. Supongo que este periodista fue uno de los poquísimos cubanos que madrugó, y lo hizo no para acudir a la marcha, sino para verla por televisión. En definitiva, se trató de un pequeño sacrificio profesional, en aras de poder brindar a los lectores de CubaNet una cobertura más completa.
Desde antes de las siete de la mañana (hora fijada para el inicio simultáneo del acto en todo el país) se brindó información sobre las personas congregadas en algunas localidades de la República. De las que aparecieron en las pequeñas pantallas, solo en las dos mayores (La Habana y Santiago) podía apreciarse una muchedumbre tomada desde un plano superior que merecía el calificativo de “compacta”.
En esa parte de la cobertura se vio la primera nota jocosa. Ella estuvo a cargo del corresponsal en Camagüey Álex López Almaguer. En un rapto de exaltación (o, más probable, por excesivo apego a los textos redactados de antemano), el cotorrón agramontino habló de “cientos de miles” de coterráneos suyos supuestamente listos a desfilar… El problema es que, mientras él peroraba, se veían imágenes locales en las que alguien, con mucha buena voluntad, hubiera podido contar si acaso un millar de congregados…
Como es tradicional, la alocución de la fecha la realizó el “líder obrero” de mentiritas Guilarte de Nacimiento, quien aportó la segunda nota jocosa de la conmemoración. Esto sucedió cuando, al solidarizarse con los trabajadores del resto del mundo, tuvo la desfachatez de mencionar (¡nada menos que en Cuba!) lo que él llamó… ¡“crisis multidimensional del capitalismo”!…
A continuación comenzó el desfile. Este, por cierto, al menos en la capital, no comenzó por la marcha demagógica de los jefes (quizás una muestra de deferencia hacia el General de Ejército, el doctor Machado Ventura y otros nonagenarios que ocuparon un lugar estacado en la celebración.
Para emplear una frase que refleje las características de la marcha, yo escogería “paso de jicotea”. Puedo mencionar, en ese contexto, el bloque inicial (el de los trabajadores de la Salud), el cual, según los cotorrones oficialistas, estaba compuesto por 40.000 miembros (cifra inflada, claro). Pues bien, él abrió el desfile sobre las siete y cuarto, y dejó el escenario al segundo bloque (el de la Educación)… ¡pasadas las siete y media! ¡Si eso no es lentitud!
El otro aspecto que yo resaltaría es la gran escasez de los pases a localidades del interior del país que permitieran ver el desarrollo del desfile. Solo los hubo a Santiago de Cuba, Camagüey, Santa Clara, Holguín y Nueva Gerona, ¡lo cual implica que no informaron sobre la mayoría de las capitales provinciales! ¡Por algo sería! Además, en el caso de las sí escogidas para esos pases, ello sucedió una sola vez con cada una, salvo en el caso de la segunda ciudad de la República.
En resumen, se puede comentar que, para ese viaje, no hacían falta tantas alforjas… Los resultados alcanzados no justifican, ni remotamente, los grandes esfuerzos realizados por el régimen. Y me estoy refiriendo al combustible empleado en los medios de transporte (que casi no existen para el traslado normal de los ciudadanos, pero sí aparecieron para este evento), a las meriendas y pulóveres distribuidos, etcétera.
Podríamos hablar de una victoria pírrica del régimen castrista. Pero eso no es noticia. Hace ya muchos años (¡lustros más bien!) que los únicos “triunfos” que logran exhibir los castrocomunistas son los que hacen recordar al famoso rey del Epiro —Pirro— y sus supuestos éxitos contraproducentes.