
De día y en siete minutos: ¿Cómo fue posible el robo de joyas napoleónicas en el Louvre?
- Cuba
- octubre 21, 2025
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El robo ocurrió a pocos pasos de obras maestras de la pintura como la ‘Mona Lisa’.
MIAMI, Estados Unidos. – El Museo del Louvre de París sufrió este domingo su atraco más sonado desde la desaparición de la Mona Lisa en 1911: una banda “claramente profesional” irrumpió en la Galería Apolo y, en menos de siete minutos, sustrajo ocho piezas del joyero histórico francés, entre ellas una tiara de la emperatriz Eugenia y la corona de la reina María Amelia.
El Ministerio de Cultura de Francia informó que las alarmas funcionaron y el personal aplicó el protocolo, pero el suceso reavivó dudas sobre la seguridad de las colecciones nacionales. “Somos muy conscientes de que los museos franceses son vulnerables”, afirmó el ministro del Interior, Laurent Nuñez.
De acuerdo con el relato oficial, los ladrones estacionaron en la calle un camión con una escalera extensible, ascendieron hasta el segundo piso y forzaron el acceso a la galería; dentro se dirigieron de forma directa a dos vitrinas con lo que queda de las joyas de la Corona francesa. Tras romper los expositores, huyeron con el botín. Ocho objetos —diademas, collares, pendientes y broches— fueron sustraídos durante la operación, ejecutada a pocos pasos de obras maestras como la Mona Lisa.
Entre las piezas robadas figuran el collar de María Luisa (esposa de Napoleón I) y un par de pendientes, además de una tiara que perteneció a la emperatriz Eugenia, consorte de Napoleón III. También se llevaron objetos utilizados por María Amelia, esposa del rey Luis Felipe I, y por la reina Hortensia de Holanda. La corona de María Amelia fue sustraída, mientras que una corona de la propia Eugenia apareció después cerca del museo, dañada, al parecer porque los ladrones la dejaron caer durante la huida.
El Ministerio de Cultura señaló en su comunicado que “las alarmas sonaron correctamente” y que cinco empleados del Louvre presentes en la zona “siguieron el protocolo: contactaron a las fuerzas de seguridad y protegieron a los visitantes”. Según la misma nota, los asaltantes intentaron incendiar el vehículo en el exterior, pero un trabajador del museo lo impidió.
De acuerdo con la misma entidad, la Policía investiga el caso, mientras las autoridades subrayan que los grupos criminales evitan pinturas célebres —imposibles de exhibir o vender— y prefieren joyas que pueden desarmarse y colocar por partes en el mercado informal.
El atraco encaja con una preocupante secuencia de golpes recientes en Francia. En septiembre, ladrones se llevaron oro en estado mineral del Museo de Historia Natural de París —valorado en unos 600.000 euros— y, ese mismo mes, porcelana por 6 millones de euros de un museo en Limoges. Para los investigadores no se descarta que el botín fuese por encargo de un comprador extranjero.
El Louvre, con 230 años de historia y medidas de seguridad estrictas, ha registrado relativamente pocos robos. El antecedente más reciente fue en 1998, cuando el paisaje Le Chemin de Sèvres, de Camille Corot, fue retirado de una pared “cuando nadie miraba” y nunca se recuperó.
Por otro lado, el episodio más famoso sigue siendo el de 1911: el ladrón pasó la noche escondido en un armario, por la mañana sacó la Gioconda del marco, la envolvió en su bata y salió con el cuadro bajo el brazo. Resultó ser un nacionalista italiano que quería “devolverla” a su país. La pintura apareció en Italia en 1914 y regresó al Louvre.
Los especialistas temen que, si no hay arrestos inminentes, el daño patrimonial sea irreparable: coronas y diademas se pueden desarmar y vender en fragmentos; incluso diamantes grandes y conocidos pueden tallarse de nuevo para hacerlos irreconocibles. Aunque el precio final por piezas sueltas no alcance el valor del conjunto, seguirá siendo “considerable”, advierten fuentes consultadas por la BBC.
El atraco del domingo dejó una última nota insólita: tuvo lugar en la Galería Apolo, un salón ricamente decorado concebido como escaparate de la monarquía francesa y situado a pocos pasos de la obra más vigilada del planeta. La sencillez del método —un camión con escalera, acceso directo a un balcón, ruptura rápida de vitrinas— contrasta con la magnitud de la pérdida cultural. Las autoridades aplican un plan nacional de refuerzo de la seguridad en museos, pero admiten que la amenaza se ha sofisticado.
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