“Cuando esté el segundo Túnel de Oriente el tráfico podría subir a 50.000 carros diarios”

“Cuando esté el segundo Túnel de Oriente el tráfico podría subir a 50.000 carros diarios”

Entregar un proyecto de infraestructura vial cuatro meses antes de lo previsto no es una noticia común en Colombia. Mucho menos si se trata de una obra compleja como el intercambio vial del aeropuerto José María Córdova, clave para la movilidad en el Oriente antioqueño y una de las grandes apuestas para conectar con mayor eficiencia los valles de Aburrá y San Nicolás. Contra todo pronóstico —pese a las lluvias, los festivos y los retos logísticos—, la promesa de entregar la obra antes de lo presupuestado y con una inversión de $100.000 millones se cumplió con holgura.

Uno de los responsables de esa entrega anticipada es Mauricio Ossa, presidente de Odinsa, la firma concesionaria que lidera esta y otras obras estratégicas como la ampliación del Túnel de Oriente. Ossa habló del reto que supuso alinear a contratistas y firmas privadas alrededor de un propósito común. “¿Cuál es la enseñanza de este proyecto? Que en el momento cero de cualquier obra hay que establecer un objetivo común y alinear los intereses”, dijo.

En entrevista con EL COLOMBIANO, Ossa detalló por qué —según sus cálculos— el tráfico hacia el Oriente antioqueño crecerá en al menos 10.000 vehículos diarios una vez toda la red vial esté operativa. Además, reveló detalles sobre el avance de la segunda etapa del Túnel de Oriente, que ya tiene respaldo financiero y podría iniciar obra plena antes de que termine el año.

Odinsa también tiene en marcha otras iniciativas estratégicas que podrían redefinir el mapa de infraestructura en Colombia. Una de ellas es El Dorado Max, un plan para ampliar la capacidad del aeropuerto de Bogotá hasta los 75 millones de pasajeros al año. Esta intervención no solo contempla ajustes en las terminales y pistas, sino que traerá consigo mejoras en la movilidad urbana de la capital, con ampliaciones en la calle 26 y la avenida Mutis, y la incorporación de tecnología que agilizará la rotación de aeronaves.

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A esto se suma la propuesta de construir un nuevo aeropuerto en Bayunca, al norte de Cartagena, y la iniciativa IP Conexión Centro, que busca consolidar la doble calzada en el Eje Cafetero. Además, la compañía avanza en la creación de una nueva línea de negocio enfocada en el tratamiento y la desalinización de aguas en países como Colombia, México, Perú y Chile.

¿Cómo lograron poner a funcionar el intercambio vial del aeropuerto de Rionegro cuatro meses antes de lo esperado? Es poco usual que ocurra con obras de infraestructura en el país.

“Siempre nuestros cronogramas no solo respetan el alto rigor técnico y tecnológico, sino que además le ponemos una capa de presión adicional para que estén lo más rápido posible. Lo segundo, es que la Gobernación de Antioquia estaba bastante preocupada porque la Feria Aeronáutica, un evento multitudinario, pudiera contar con el sistema vial operativo, de tal suerte que no se generaran esos cuellos de botella que históricamente se han producido. Hicimos un plan que logramos cumplir. Es fuerte porque uno cuenta con que no llueva, no haya contratiempos; no paramos de trabajar sábados, domingos, festivos por la noche, siempre cuidando la seguridad industrial y la salud ocupacional de las más de 700 personas que trabajaron. En cualquier obra que acometemos ponemos como uno de los criterios la importancia de que la infraestructura realmente esté disponible”.

¿Qué enseñanzas deja esta obra para la infraestructura en Antioquia? Casi ningún proyecto se ejecuta cumpliendo los cronogramas iniciales.

“Hacer infraestructura es complejo, tiene muchas contingencias y muchos imponderables. No necesariamente los retrasos, reprocesos o contratiempos están asociados a mala gestión. Y hacer infraestructura en Antioquia es más complejo por la condición geográfica. ¿Cuál es la enseñanza? Primero, el propósito tiene que ser compartido. Segundo, la alineación de intereses. En esta obra fueron los de la Gobernación y las tantas compañías de ingeniería que trabajan con nosotros. Todo el mundo comparte el propósito y hay alguien liderando, haciendo seguimiento y hay articulación y un gerenciamiento permanente de los proyectos. En el momento cero de cualquier obra hay que establecer ese objetivo común y alinear los intereses”.

¿Qué impacto tendrá este intercambio vial para el Valle de San Nicolás en aumento de número de vehículos?

“Las obras de infraestructura tienen un estudio de tráfico. Ese pronóstico se hace utilizando una cantidad de modelos macroeconómicos y sociales, lo hacen compañías especializadas. Esos pronósticos a veces se cumplen por encima o por debajo; en este caso fue por encima, aunque esos pronósticos se van ajustando. El hecho de que se requiriera un segundo viaducto no era una percepción, un capricho. Viendo las proyecciones de tráfico y corrigiéndolas por el gran crecimiento acelerado vimos necesario actualizar los estudios de tráfico que dieron como consecuencia que había que aumentar al segundo viaducto. Este intercambiador obedece a ese mismo estudio de tráfico, hay una curva a 20 años que define cuál es el tamaño que ese viaducto debe tener.

¿Qué esperamos? Que ese estudio de tráfico se cumpla para que el sistema preste el servicio para el cual fue construido. Un cuello de botella que teníamos en la conexión se va a resolver. Creo que el tráfico ahora que ya el sistema está funcionando va a subir un poco. Estamos esperando que haya un crecimiento aproximadamente de 1.000 vehículos más por día o una cifra cercana”.

¿Cómo va la ampliación del Túnel de Oriente para que toda la conexión entre los dos valles quede en doble calzada?

“Va muy bien. Primero se debían tener estudios y diseños definitivos, lista la gestión predial y los permisos de las autoridades ambientales. Paralelo, se adelanta la gestión de un contrato de crédito. En ese proceso de la consecución del crédito se invitó prácticamente a todo el sistema financiero y casi todo el sistema participó y presentó ofertas. Estamos a punto de firmar un contrato de crédito por $1,8 billones. Muy seguramente van a concurrir cinco entidades financieras y para dar confianza a ese proceso le pedimos a Standard & Poor’s que hiciera una calificación crediticia del Túnel para el sistema completo; esa calificación crediticia nos acaba de llegar y es AA+, es una tremenda calificación y eso nos permite concretar con el sector financiero lo que espero firmemos al finalizar este mes o empezando agosto.

Una vez esté el contrato de crédito empiezan los desembolsos. La obra va a costar $1,3 billones. Se acaba de contratar la superestructura del puente de Sajonia, eso debería estar en ejecución en cuestión de semanas; y la vía industrial debería estar lista entre agosto y septiembre; hay dos puentes menores que ya están contratados. Nuestra expectativa es que cerrando el contrato de crédito, hacia el mes de noviembre tengamos full ejecución del proyecto en cada uno de sus frentes de trabajo”.

¿El plazo constructivo de la ampliación del Túnel de Oriente sigue siendo 2029?

“Estamos otra vez discutiendo con la Gobernación la realineación de intereses y de propósitos para ver cuál pudiera ser una nueva fecha en la medida que nosotros tengamos en el campo todo el despliegue de maquinaria y de contratistas para también hacer esa ampliación con la mayor celeridad posible, sin tomar riesgos de obra”.

¿Qué otras obras complementarias se presupuestan en la conexión entre los valles de Aburrá y San Nicolás?

“Con la segunda etapa del Túnel estaríamos agotando todo el sistema. Como compromisos tenemos que hacer estudios y diseños de tres proyectos, incluido un intercambio en el alto de Las Palmas.

La Gobernación de Antioquia hará sus análisis para su posterior contratación. Insistimos, a futuro, en que la obra de la que debiéramos empezar a hablar es una transversal oriental, una vía que esté sobre El Poblado y conecte con Las Palmas y que daría un mejor acceso para distribuir la demanda y para acceder a los sistemas que conectan con el Valle de San Nicolás”.

¿Qué cree que pasará en 5 años con el desarrollo de los dos valles cuando todas estas obras estén en operación?

“El desarrollo acelerado que ha tenido el Valle de San Nicolás, en la medida que los sistemas viales estén terminados, se volverá exponencial. No vemos que eso vaya a parar, ni la urbanización, ni la relocalización de las industrias, ni la ampliación del aeropuerto. Es un proceso que inició y no va a cambiar, que por el contrario va a seguir teniendo mayor presión porque es la verdadera fusión de los dos valles. Creo que Medellín va a empezar a usar parte de su espacio para zonas públicas, como espacio de recreación, como espacio para todas estas nuevas industrias emergentes; entonces Rionegro empezará a volverse la alternativa de relocalización de industrias que requieren un espacio mayor”.

¿Y qué pasará entonces con la movilidad del Oriente, está preparada para ese crecimiento adicional que se avecina?

“Hay que seguir considerando más accesos hacia el Oriente y hay que hacer una adecuada planificación vial. Por eso estamos estudiando el diseño de la vía Llanogrande-Canadá, la doble calzada El Carmen-La Ceja-Santo Domingo y la vía Belén-Aeropuerto, además, la Gobernación está pensando en hacer el anillo vial de Guatapé. Todos esos proyectos son estratégicos, no hay que hacerlos todos mañana, pero hay que empezarlos a estudiar desde hoy porque tienen que ir entrando gradualmente en el tiempo. Tampoco tenemos 15 años para hacerlos.

En cuestión de 5 años deberíamos tener otro sistema que nos permita distribuir mejor entre el tráfico en Oriente. ¿Qué va a pasar? Hoy tenemos 40.000 vehículos por la conexión. Según los estudios de tráfico, una vez esté el segundo túnel puede haber un crecimiento inmediato diario entre 5.000 y 7000 vehículos más. Redondeamos la cifra en 50.000 carros. Usted tiene 50.000 vehículos en la glorieta del intercambio del aeropuerto y si el aeropuerto se va a ampliar habrá que hacer también un circunvalar para que no tengamos a todos los carros yendo y viniendo y a toda la carga entrando por el mismo corredor. Hay que reconfigurar todo, pero estamos a tiempo y es el momento”.

¿Cómo va la autopista Pacífico 2 y qué impacto han tenido los problemas viales en Pacífico 1 y en el resto de vías del Suroeste durante la pasada temporada de lluvias?

“Lamentamos mucho que aún Pacífico 1 no esté aportando todo su servicio, sabemos que tenemos unos cuellos de botella naturales en unas zonas sensibles, pero también tenemos unos temas operativos delicados cuando se generan los trancones fuertes en el peaje. Nuestro corredor funciona tal y como estaba previsto, tenemos una zona de especial atención en la que estamos concentrados en Santa Bárbara por donde pasa la falla del Romeral.

Empezamos a notar una presión sobre una franja de la vía, advertimos inmediatamente a la ANI, le pasamos una propuesta porque lo que ahí debiéramos hacer es un puente de 200 metros, lo están estudiando. Está todo nuestro equipo técnico viendo cómo asegurar que eso se mantenga estable y no pierda su conectividad vial. No tenemos ningún otro tipo de problema en el resto de la vía”.

¿Cómo va la operación del aeropuerto El Dorado donde Odinsa es el concesionario?

“Va muy bien. Es el gran eje de la infraestructura aeronáutica del país, este año está teniendo un comportamiento de pasajeros relativamente plano, pero viene el año pasado de haber crecido mucho. Es un aeropuerto reconocido mundialmente por su tamaño de pasajeros, de carga y por su desempeño frente a los usuarios. Hay circulando una noticia reciente de unas ampliaciones que estamos haciendo: vamos a empezar trabajos para dar más área a la zona de migración por la alta frecuencia que tenemos de pasajeros internacionales. Estamos dentro de muy buenos estándares, pero estamos ampliando la plataforma para poder parquear algunos aviones adicionales y extras que nos permitirán un mayor flujo. Hay permanentes obras en el aeropuerto para atender esa creciente demanda que nos toca atender en este aeropuerto”.

¿Qué contempla el proyecto El Dorado Max y hasta cuántos pasajeros permitirá ampliar la capacidad del aeropuerto?

“Es El Dorado Máxima Capacidad, un proyecto enorme que amplía la capacidad del aeropuerto actual de 50 millones a 70, 75 millones de pasajeros. Para procesar todo ese volumen de pasajeros es importante hacer ampliaciones sobre la calle 26 y la avenida Mutis, lo cual mejorará el sistema de movilidad vial; tiene una suerte importante de intervenciones en las pistas.

Hay una pista que extiende su longitud, hay muchas más salidas rápidas, se invierte en tecnología para que los aviones tengan menos espacio entre sí y puedan puedan fluir con mayor velocidad y podamos lograr una rotación de aviones mucho más amplia. Eso tiene todo un desarrollo grande. Deberíamos estar cerrando la etapa de evaluación hacia finales de este año, principios del año entrante, de tal suerte que después de eso viene un tema de acuerdo de condiciones, que es una gestión que se negocia con el Ministerio de Hacienda y después de eso abre la licitación. Para Colombia es una buena noticia, con eso Bogotá quedaría como el hub más importante de América Latina”.

Hay también una propuesta de un aeropuerto nuevo en Cartagena, ¿en qué consiste y dónde se construiría?

“Colombia no tiene y necesita con urgencia un aeropuerto internacional y competitivo a nivel del mar. Eso es lo que estamos proponiendo nosotros, un aeropuerto en un sector que se llama Bayunca, al norte de Cartagena, a 20 minutos de la Torre del Reloj.

Se concibe con dos pistas, se va a hacer una y la terminal, pero queda el terreno y diseño para la segunda pista. Va a permitir llegar sin escalas y va a permitir el desarrollo del turismo de Cartagena en otro nivel; seguramente va a aumentar el flujo de cruceros que hoy en día se tiene y que va a complementar el puerto que tenemos en Cartagena, que es uno de los más importantes de América Latina. Debiera terminar en diciembre su etapa de evaluación y debiera ser un contrato de concesión en el año 2026”.

¿Y qué otros proyectos viales tienen en carpeta?

“Tenemos una carretera que llamamos IP Conexión Centro. En 2027 termina la concesión de Autopistas del Café y lo que le hemos dicho al Gobierno es que debiéramos utilizar esa huella para hacer un proyecto nuevo que tiene varios propósitos: el primero, completar la doble calzada Bogotá – Buenaventura en el sector de Calarcá – La Paila; segundo, que toda la conexión Armenia – Pereira – Manizales quede en doble calzada; lo tercero, que esa especificación de la vía sea para que los vehículos puedan transcurrir con una velocidad promedio mejor.

Es una iniciativa muy grande, un corredor bastante amplio de 257 kilómetros. Debería terminar su etapa de evaluación en septiembre y debería ser un contrato de concesión, si los tiempos fluyen, en el primer semestre del año entrante. Es una inversión, entre Capex (gastos de capital) y Opex (gastos operativos), cercana a los $6 billones.

Y tenemos una vía que conecta a Chía con Soacha, 51 kilómetros de vía y de ciclorruta, seis intercambiadores. Esa termina su etapa de evaluación en el mes de agosto y el propósito que establecimos conjuntamente con la Gobernación es que ojalá fuera un contrato de concesión al terminar este año o empezando el año entrante”.

¿Cómo es el proyecto para incursionar en el tratamiento de aguas? ¿Dónde sería?

“Odinsa Aguas es una nueva plataforma que se va a enfocar en el tratamiento para reuso y desalinización de agua. Vemos en el estrés hídrico una oportunidad. Creemos que en esos dos segmentos de mercado, que son todos relaciones con gobiernos o grandes consumidores, tenemos capacidades para lograrlo y hacerlo bien. Creemos que el perfil ambiental que tiene este grupo económico liderado por Argos entra a sumar en la ecuación cuando se tienen que buscar equilibrios en los sistemas de agua o aportar para reusarla. Hemos establecido un perímetro que es México, Perú, Chile y Colombia.

Y somos conscientes a la vez que hay unas capacidades técnicas y específicas de construcción de grandes plantas de desalinización o grandes plantas de potabilización y equipos técnicos que nos hacen falta y que estamos enfocados en nuestra primera fase, en tenerlos y allegar ese conocimiento. Es muy posible que lo hagamos a través de unas estrategias de compras, adquisiciones o de fusiones. Estamos actualmente llevando a cabo algunos procesos en ese sentido, pero no puedo anticipar ninguno todavía”.

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