Con atención al capital extranjero y desdén al sector privado cubano, el régimen inaugura su feria agroindustrial alimentaria

La XXVI Feria Internacional Agroindustrial Alimentaria (FIAFROP), el evento comercial y de negocios más importante del mermado sector de la producción de alimentos en Cuba, se desarrolla a lo largo de esta semana en el Recinto Ferial Rancho Boyeros, en La Habana, con un guiño permanente al capital extranjero, pero con muestras de desdén hacia el sector privado cubano, informó el periódico oficialista Trabajadores.

El evento, que culminará el próximo viernes, cuenta con la participación de diez empresas de ocho países, entre ellos España, Italia, Panamá, Chile y Brasil. De igual forma, unas 46 firmas de 20 países participan como visitantes y tienen previstas reuniones de negocios, de acuerdo con los organizadores.

En FIAGROP serán firmados 12 instrumentos jurídicos y será lanzada nuevamente, ante el escaso interés generado, la cartera de oportunidades del Ministerio de la Agricultura (MINAG). El evento incluye el encuentro de rodeo, las subastas y juzgamiento de ejemplares, así como una importante presencia de la Unión Agropecuaria Militar.

Uno de momentos de FIAGROP a los que el régimen presta especial atención es el I Foro Empresarial «Cubanos x el Desarrollo Agropecuario», con el que las autoridades gubernamentales del sector pretenden seducir a los cubanos emigrados para que inviertan en el depauperado campo de la Isla.

Este evento estará marcado por la intención de La Habana de convertir en ley el otorgamiento de tierras en usufructo a empresas y personas físicas extranjeras con residencia permanente en la Isla, según consta en el anteproyecto de Ley de propiedad, posesión y uso de la tierra presentado por el MINAG.

Sobre este asunto, el viceministro cubano del sector, Rodolfo Rodríguez Expósito, dijo a Trabajadores: «Nuestro país trabaja en el fortalecimiento e implementación de nuevas vías y mecanismos que permitan la participación ciudadana y un mayor desempeño participativo en las actividades agropecuarias«.

Sin embargo, el economista Pedro Monreal advirtió sobre el evento en su perfil de X: «Quienes principalmente deben opinar sobre producción agropecuaria de alimentos en Cuba no son los ‘empresarios nacionales’ (todos estatales) sino mayormente los productores privados que tienen prohibido ser empresarios».

«A pesar de tener un peso muy alto en la producción de alimentos cruciales, los productores agropecuarios privados cubanos (propietarios y usufructuarios) son obligados a funcionar como ‘personas naturales’. Ni siquiera les autorizan MIPYMES», agregó. Esta situación obstaculiza de forma fehaciente el desarrollo agrícola y es un escollo que el régimen ha mantenido firme durante años, pidiendo a los campesinos que produzcan más, pero sin darles incentivos para ello.

Recientemente, el propio Monreal afirmó que «la ruina agropecuaria es el componente más alarmante de la crisis estructural de Cuba, el fracaso más sonado de la política económica gubernamental, un factor crucial del empobrecimiento masivo y fermento de malestar político».

Mientras el régimen se afana en lograr inversiones de organismos internacionales, el economista lamentó que «se continúa ‘ninguneando’ a un sector privado que, siendo crucial, la burocracia no se atreve a darle el calificativo de ‘columna’ que aplica al ministerio y a empresas estatales», En opinión del analista, esto «es parte de la obcecación ideológica que explica la irrelevancia de la política agropecuaria».

«Si alguna actividad productiva en Cuba tiene capacidad para remontar la crisis acudiendo al fomento del sector privado y el mercado, es el sector agropecuario, pero la causa de la inacción oficial no es un enigma: el apego a un fracasado esquema de planificación centralizada», resumió.

En los últimos meses, a pesar de las recurrentes donaciones de la FAO, el consumo proteico y calórico de la población cubana ha disminuido de forma drástica y, en tal sentido, la Liga de Campesinos Independientes de Cuba alertó que los apagones están provocando serias afectaciones en la producción agrícola, un hecho que se traduce en el aumento de la inseguridad alimentaria.