Cinco acontecimientos políticos que marcaron la semana del dos al seis de junio en Nicaragua – Nicaragua Investiga

Cinco acontecimientos políticos que marcaron la semana del dos al seis de junio en Nicaragua – Nicaragua Investiga

Nicaragua es un país que vive en permanente convulsión política a consecuencia del autoritarismo con el que dirigen la nación los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo. Aquí un recuento de cinco noticias que marcaron la semana del dos al seis de junio.

1. Ortega amenaza abiertamente al cuerpo diplomático acreditado en el país

El dictador Daniel Ortega escaló su retórica autoritaria al advertir directamente a los embajadores extranjeros que cualquier crítica a su gestión resultará en su expulsión inmediata del país. Durante un acto militar donde ascendió a dos generales, Ortega fue categórico: «el que se trata de entrometer: ¡afuera!», dirigiéndose específicamente a diplomáticos de Estados Unidos y la Unión Europea. Esta postura representa una clara ruptura con las normas diplomáticas internacionales y evidencia el creciente aislamiento del régimen.

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Las fuentes confirman que tanto Ortega como Murillo mantienen bajo vigilancia y amenaza constante al cuerpo diplomático acreditado, llegando incluso a prohibirles participar en eventos y exigirles detalles sobre sus discursos y agendas. La mayoría de embajadores permanecen en el país únicamente por directrices de sus gobiernos y para mantener programas de ayuda humanitaria, mientras el régimen se atribuye indebidamente el crédito de estas iniciativas internacionales.

2. Murillo rememora el 19 de abril como fecha que «nunca volverá»

La «copresidenta» Rosario Murillo reafirmó su posición intransigente respecto a las protestas de abril de 2018, declarando públicamente que «nunca olvidará» esa fecha y asegurando que «nunca volverá» a repetirse. Durante un anuncio sobre actividades policiales, Murillo combinó referencias institucionales con su retórica política característica, calificando el 19 de abril como una fecha «terrible» mientras honraba a los funcionarios policiales fallecidos como «héroes». Esta declaración mantiene la narrativa oficial que presenta las protestas como un «intento de golpe de Estado».

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El discurso de Murillo se enmarca en la estrategia comunicacional del régimen que combina lenguaje religioso y patriótico para legitimarse, mientras consolida el control sobre las instituciones de seguridad. La funcionaria anunció simultáneamente la graduación de 30 peritos en criminalística y la inauguración de una Comisaría de la Mujer, evidenciando cómo el régimen utiliza los anuncios institucionales como plataforma para reforzar su mensaje político de confrontación con la oposición.

3. Evidencias de tensión interna: Murillo marginada en ceremonia militar

Un hecho revelador sobre las dinámicas internas del poder sandinista se evidenció durante una ceremonia militar donde Rosario Murillo, quien se autodenomina «jefa suprema del Ejército», fue notoriamente excluida de momentos clave del protocolo. Pese a su autoproclamación como «copresidenta», Murillo no participó en la imposición de grados a dos altos mandos militares, acto que fue encabezado exclusivamente por Daniel Ortega junto al general Julio César Avilés Castillo. Su participación se limitó únicamente a la lectura de los decretos oficiales, evidenciando una posible marginación dentro de la estructura militar.

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La exclusión se hizo más evidente cuando Murillo no apareció en la portada de la Memoria Anual del Ejército 2024, documento que ella misma sostuvo pero donde solo figuran las imágenes de Ortega y Avilés. Este hecho sugiere que, pese a su protagonismo mediático y su papel central en el aparato propagandístico del régimen, la cúpula militar mantiene cierta reserva respecto a su autoridad real dentro de las estructuras de poder armado, lo que podría indicar tensiones internas en el núcleo duro del régimen.

4. Críticas religiosas desde el exilio: Fray Aragón cuestiona la coherencia del régimen

Desde su exilio en Costa Rica, el sacerdote dominico Rafael Aragón mantuvo viva su voz crítica contra el régimen, lanzando durante una homilía una pregunta que penetra en el corazón de las contradicciones sandinistas: «¿Cómo una mujer puede promover el odio y la venganza contra gente de su propio entorno y llenarse la boca de discursos de amor y paz todos los días?». La referencia inequívoca a Rosario Murillo ilustra la persistencia de la resistencia religiosa pese a la persecución sistemática. Fray Aragón, tras 19 meses de exilio forzado, representa la tragedia de miles de nicaragüenses privados de su derecho a pisar su propia tierra.

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El caso del dominico español nacionalizado nicaragüense se inscribe en el patrón más amplio de persecución religiosa que caracteriza al régimen, incluyendo la expulsión de sacerdotes, el cierre de medios católicos y la cancelación de organizaciones religiosas. Su testimonio desde el altar costarricense demuestra que el exilio no implica silencio, y que la denuncia profética trasciende las fronteras físicas, manteniendo viva la crítica moral al autoritarismo sandinista desde la diáspora forzada.

5. Nepotismo diplomático: Octava embajada para ex dirigente estudiantil

El régimen nicaragüense continuó con su práctica de nepotismo diplomático al otorgar una octava embajada a Mario José Armengol Campos, ex presidente de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN) hasta 2020. Sin carrera diplomática reconocida, Armengol fue designado embajador en Camboya, sumándose a sus representaciones simultáneas en Vietnam, Singapur, Malasia, Filipinas, Indonesia, Laos y Myanmar. Esta práctica evidencia cómo el régimen utiliza los cargos diplomáticos como sistema de recompensas para sus operadores políticos más que como herramienta de política exterior profesional.

Armengol Campos, conocido como «el brazo opresor del régimen dentro de las universidades» durante su gestión en UNEN, representa el perfil típico de los funcionarios que el sandinismo premia con posiciones diplomáticas: lealtad política por encima de competencia profesional. Su nombramiento refleja la lógica clientelar que permea todas las estructuras del Estado nicaragüense, donde los cargos se distribuyen según criterios de fidelidad partidaria rather que de mérito técnico, debilitando la capacidad institucional del país en el ámbito internacional.

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