Cero y van dos: presidente Petro volvió a desautorizar a Laura Sarabia, ¿por qué la brecha entre ambos se hace más grande?
- Colombia
- mayo 7, 2025
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La primera desconexión entre ambos se reveló luego de las elecciones en Ecuador. Esta vez, la Cancillería canceló cita de Comisión de Exteriores tras mensaje del presidente Gustavo Petro en el que aseguró que él tiene el control. El tema central era las relaciones con China. ¿Ya no se entienden?
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Laura Sarabia y Gustavo Petro han trabajado juntos desde 2022. Foto: Presidencia. -
Gustavo Petro y Laura Sarabia han estado muy unidos desde el comienzo del Gobierno, hasta ahora. Foto: Archivo EL COLOMBIANO. -
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A la izquierda, Díaz Balart. A la derecha, el presidente Petro. Foto: Presidencia. -
Armando Benedetti ha estado frente a distintas reuniones y pronunciamientos que le corresponderían a la canciller. Foto: COLPRENSA.
Es la segunda vez, en menos de un mes, que el presidente Gustavo Petro desautoriza a la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia. Primero lo hizo a través de una publicación en X, luego lo hizo en vivo, en directo, en persona, frente a cientos de aprendices del SENA que se paraban bajo la lluvia en la Plaza de Armas como muestra de apoyo a la consulta popular. Allí, el presidente aseguró que sería él, y solo él, quien decida el futuro de Colombia en los tratos comerciales con China.
“Citaron a la Comisión Asesora. No. El jefe de las relaciones exteriores de Colombia soy yo”, señaló el mandatario colombiano, con el ceño fruncido, un tono de voz alto y las manos en alto. Su reclamo, en medio de aquella plaza pública, se debió a la citación que hizo la canciller Sarabia con la Comisión de Exteriores para preguntarles sobre sus puntos de vista acerca de la próxima visita del presidente al país asiático ya mencionado.
“Es importante señalar que el tema previsto para dicha sesión –recoger opiniones y comentarios sobre la “Cooperación de la Franja Económica de la Ruta de la Seda”– no tiene carácter vinculante en relación con la decisión que adopte el Gobierno de Colombia”, precisó la Cancillería en su momento.
Aquella reunión ya fue cancelada, y el presidente aseguró que no le importa si hay tensiones comerciales o políticas entre Estados Unidos (uno de los principales aliados de Colombia) y China, dijo que él elegirá “la mejor propuesta comercial para Colombia”.
Desde la Casa de Nariño no ha habido una afrenta oficial o con nombre propio a la canciller, sin embargo, los cambios de planes han plantado la duda sobre si la relación entre el jefe del Ejecutivo y una de sus ministras más importantes pasa por una situación de crisis.
Por el momento, fuentes de la Casa de Nariño le aseguraron a EL COLOMBIANO que, a pesar de que se canceló la cita con la Comisión, sí escucharon opiniones sobre lo que debería, o no, hacer Colombia en cuanto a las relaciones con China: “se tuvieron dos reuniones previas, solo que asistieron pocos, fueron 4 de 32 miembros. Estuvieron Ernesto Samper, Julio Londoño, Jorge Enrique Valencia Jaramillo y Gloria Flórez”, afirmaron desde la sala de prensa, e insistieron en que, al volver de China, darán un informe.
Gustavo Petro y Laura Sarabia han estado muy unidos desde el comienzo del Gobierno, hasta ahora. Foto: Archivo EL COLOMBIANO.
En cuanto a la primera ruptura entre las opiniones de ambas partes del Ejecutivo, hay que remitirse a mediados de abril, cuando, después de haber hecho el conteo total de los votos, Ecuador anunció que su nuevo presidente era Daniel Noboa.
Un día después, el mandatario colombiano la desautorizó. “El gobierno (de ese país) debe entregar las actas de cada mesa para ser verificadas. Hasta el momento me expresaré oficialmente”, dijo.
David Castrillón Kerrigan, investigador del Centro de Investigaciones y Proyectos Especiales (CIPE), internacionalista con maestría en estudios asiáticos, exasesor del Departamento Administrativo para la Prosperidad Social (DPS) y exoficial de programa con el Departamento de Estado de EE. UU., le explico a EL COLOMBIANO cómo aquellas interacciones descoordinadas entre ambos funcionarios podrían afectar la imagen del país y las relaciones diplomáticas.
“La desconexión entre el presidente y la canciller no solo es una situación desafortunada que genera ruidos, sino que también mina la confianza que otros pueden tener en Colombia en conjunto como Estado”, explicó y añadió que “ya que hay más de una voz hablando por el país es difícil que otros sepan con quién hablar y quién habla por el país en el quehacer diplomático”.
El experto aseguró, además, que aquella inseguridad diplomática podría extenderse hasta que el país vuelva a tener una estabilidad entre las opiniones del jefe de Estado y su canciller: “course correction, diría uno en inglés”, dijo.
A pesar de esto, fuentes de la Casa de Nariño le afirmaron a EL COLOMBIANO que no hay ningún distanciamiento entre el presidente y la canciller; y que las preocupaciones no deberían estar puestas sobre si trabajan juntos o no, porque nunca han dejado de hacerlo: “a la vista está que el presidente y la jefe se han reunido ayer para trabajar y hoy toda la mañana con el embajador estadounidense (…) todo está tan normal como siempre”, aseguraron.
Sin embargo, otros episodios entre Petro y Sarabia siguen llenando el recuento de desacuerdos. Hace dos semanas, previo a la participación de la canciller en la presentación del informe trimestral sobre la implementación del acuerdo de paz en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el presidente aseguró que tuvo que pedirle a su ministra cambiar el discurso que iba a leer en Nueva York. “Me escribió ayer la canciller, con su discurso, le dije que lo cambiaron un tanto porque nosotros no vamos a contar cuentos en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas”.
Esto marca un precedente incierto para la visita del presidente a China, no solo por lo que sucedió con la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, sino porque esta vez, el presidente asistirá al Foro China-Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), donde no solo será ponente, sino también, presidente pro tempore.
Kerrigan le explicó a este diario que, llegar con rupturas en las opiniones del jefe de Estado y su canciller podría generar una sensación de inseguridad en otras naciones, afectando así posibles tratados económicos o políticos. Sobre todo ahora que el mandatario de Colombia está estudiando la posibilidad, o no, de firmar un tratado comercial con la potencia asiática.
“Estas cosas se suelen resolver mucho antes de la visita, no se resuelven en la visita. No, no suele pasar que un presidente visita otro país a ver si firma algo. Eso se decide con anterioridad porque de otra manera puede resultar muy humillante (…) ya el daño está hecho”, aseguró.
Sin embargo, el experto señaló que no es la primera vez que Colombia intenta entrar a la Ruta de la Seda, por lo que tampoco debería descartarse o tomarse como una amenaza inminente para las relaciones diplomáticas entre Colombia y Estados Unidos.
“No es que Colombia se esté aventando a los brazos de China, sino que Colombia tiene una estrategia de diversificación de las relaciones que lo acerca a muchos países, incluyendo a China. Esto se había intentado desde antes, con Santos e incluso Duque. No se trata de darle un cheque en blanco al otro país, sino de efectuar alianzas que podrían mejorar nuestra economía”, afirmó Kerrigan.
Tensiones con Estados Unidos
Lo que sí está saliendo mal, y podría traer retaliaciones, afirma Kerrigan, son las afirmaciones del presidente colombiano acerca de un presunto golpe de Estado en su contra, orquestado por el representante republicano, Mario Díaz-Balart. El internacionalista aseguró que, a pensar de que es importante manifestarse y dar declaraciones de carácter internacional, esto debe hacerse con cuidado y con pruebas.
En este caso, el presidente Gustavo Petro hizo una dura mención sobre el tema en medio de su discurso en la Plaza de Armas, pero no dio detalles del supuesto plan para sacarlo del poder. Primero, aseguró que el “plan” para sacarlo del poder inició desde que llegó a la presidencia, luego, añadió:
“Quien dirige la reunión no es un colombiano, es el senador (sic) de los Estados Unidos Díaz-Balart, de extrema derecha (…) Él es el jefe y lo que buscan es usar al Congreso (colombiano) para tumbar al presidente y si eso llegase a pasar debe estallar la revolución colombiana, porque es un infundio de los nazis en Estados Unidos. ¡Y no renuncio!”.
Para Kerrigan, esto no fue acertado. Explicó que, si bien algunos países como Canadá se han pronunciado públicamente en contra de algunas medidas del presidente Donald Trump, ninguna acusación ha sido como la del jefe de Estado colombiano, y seguramente habrá consecuencias.
“El comentario del presidente, la forma en la que lo hizo, el lenguaje que usó, las palabras, hablar de un golpe de Estado… eso no nos saldrá gratis. Díaz-Balart es una figura importante dentro del mundo MAGA (Make America Great Again), dentro del mundo Trump”, explicó el experto, quien añadió que el congresista estadounidense tiene la suficiente influencia para “influenciar la política exterior estadounidense para que se nos castigue”.
A la izquierda, Díaz Balart. A la derecha, el presidente Petro. Foto: Presidencia.
El experto espera tensiones, que no estarían relacionadas únicamente con Balart. Y es que, a pesar de que no es la primera vez que Colombia intenta acercarse a China, sí ha sido un acercamiento que ha causado molestia en altos cargos del Gobierno estadounidense.
Ayer, luego de las declaraciones del presidente Petro en la Plaza de Armas, Mauricio Claver-Carone, enviado especial del Departamento de Estado estadounidense para América Latina, lanzó una amenaza directa a Colombia. Aseguró: “El acercamiento del Presidente Petro con China es una gran oportunidad para las rosas de Ecuador y el café de Centroamérica”.
Esto prendió las alarmas del ministro del Interior, Armando Benedetti, quien no tardó en reaccionar ante la posibilidad de que Colombia pierda la oportunidad de exportar dos de sus principales y más famosos productos.
“Lo que dijo Estados Unidos es una amenaza y es algo que va contra la independencia y la autonomía del gobierno nacional y de los colombianos. Eso no se le hace a ningún país amigo ni a ningún país vecino”, declaró el ministro, e hizo énfasis en que Colombia desea mantener la buena relación con la potencia latinoamericana.
Para Kerrigan es un territorio diplomático difícil e impredecible, aseguró que “incluso Trump ha puesto de su parte para crear tensiones con Colombia”, y que, debido a esto, también debe pensarse una política diplomática que, sin sacrificar los principios del país, pueda dialogar con otras naciones.
Armando Benedetti ha estado frente a distintas reuniones y pronunciamientos que le corresponderían a la canciller. Foto: COLPRENSA.
Sin embargo, también ha llamado la atención que quien últimamente reacciona a las medidas estadounidenses es el ministro del Interior, no la canciller. Poniendo sobre la mesa, una vez más, el pulso entre Sarabia y Benedetti, quienes pasaron de ser muy unidos a estar enfrentados.
Sarabia está, actualmente, testificando contra el jefe de la cartera del Interior. Mientras que Benedetti ha hecho aseveraciones duras contra la canciller, llegando a decir incluso: “Laura, ¿quién es Laura?”, a pesar de que la funcionaria trabajó con él muchos años, siendo su mano derecha.
Por el momento, desde la Casa de Nariño le dijeron a EL COLOMBIANO que la canciller “está relajada”, y que ninguna de estas situaciones supone una ruptura o reemplazo de la funcionaria.
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