Antioquia es un “imán” de rayos: en 15 años ya dejaron 121 muertos

11 de marzo de 2025

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En diciembre pasado, Yerar Smith Rojas Echavarría –de 10 años–, se convirtió en la última víctima de un rayo en Antioquia. Se estaba duchando en medio de una fuerte tormenta que caía sobre la vereda Rancho Quemado, de Segovia, cuando lo mató la descarga eléctrica después de dejarlo inconsciente.

Sus familiares lo llevaron al hospital San Juan de Dios de Segovia, pero a raíz de las heridas –que se extendían por gran parte de su cuerpo– se organizó un rápido traslado al Hospital San Vicente Fundación de Medellín. Sin embargo, el niño –conocido por su afición al fútbol y a nadar en los ríos– no resistió y falleció cuando la ambulancia apenas iba por Vegachí.

Once días antes, en la vereda El Real, de El Bagre, la muerte le cayó desde el cielo a Sebastián Rodríguez Valenzuela, de 24 años y también aficionado al fútbol. Rodríguez falleció al resguardarse de una tormenta eléctrica en un cambuche improvisado, utilizado comúnmente para trabajos de minería artesanal. Sus compañeros de trabajo intentaron auxiliarlo en medio de la tormentosa noche, lo llevaron al hospital de El Bagre, pero ya no tenía signos vitales cuando llegó.

Un año antes, otra tragedia similar ocurrió en la vereda Concepción, de Nechí, donde Luz Estela Álvarez, Jaime Galindo y Cecil Jiménez Ortiz, tres mineros que estaban barequeando y se resguardaron en otro cambuche en medio de una lluvia repentina fueron impactados por otro mortal rayo.

Y, en abril de 2020, un pelotón del Ejército fue impactado por otro rayo cuando estaba desplegado en la vereda El Blanco, de Tarazá. La mortal descarga afectó a cuatro soldados y mató al uniformado Fenival Castro Ducuara, oriundo de Algeciras, Huila.

Aunque estas tragedias pueden parecer “graneadas”, las cifras del Informe de Defunciones No Fatales del DANE indican que entre 2008 y 2023 en la ruralidad del departamento murieron 121 personas por rayos, es decir, un promedio de ocho por año.

Por otro lado, con 172 rayos, Cáceres aparece en los ránking especializados como el cuarto lugar del mundo donde más rayos caen a la tierra cada año dentro de un kilómetro cuadrado. Mención especial merece Turbo, en el puesto 25, con 105 rayos por kilómetro cuadrado al año.

La “tronadera” –que a veces parece más una andanada de artillería– también debería ser motivo de alerta en el área metropolitana. Según el Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá (Siata), entre 2018 y 2024, cayeron en los 10 municipios 22.573 rayos, es decir, 3.700 por año en promedio. No más en la tormenta del pasado 28 de febrero cayeron 229.

Cada vez que se toca el tema, sale a colación el estudio ‘Evaluación del riesgo por rayos para Colombia’, de la magíster en Ingeniería Eléctrica de la Universidad Nacional, Audrey Soley Cruz Bernal. Si bien el documento data de 2019 es una radiografía que se mantiene vigente sobre descargas eléctricas atmosféricas en el país y el departamento.

Según expertos, en esto influye lo montañoso del departamento por estar cruzado por la cordillera de los Andes, en donde terminan chocando las nubes cargadas de humedad que vienen, incluso, desde el mar. “En síntesis, esas dos condiciones hacen que tengamos un ambiente muy propenso a lo que llamamos en meteorología como ‘convección’, que es el fenómeno que da lugar a la formación de nubes, lluvias y descargas eléctricas o rayos”, explicó Yordan Arango integrante del equipo de Meteorología del Siata.

Por su parte, el profesor de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, Javier Herrera, dijo que aparte de los municipios montañosos en Antioquia, diferentes estudios evidencian que la mayor cantidad de rayos se da en la zona cercana al Magdalena Medio donde “pueden caer 50 rayos en un kilómetro cuadrado al año, mientras que incluso hay países donde apenas llegan a un rayo en todo un año”.

Según el Dagran, en 2019 le reportaron un fallecido por tormenta eléctrica en San Vicente; en 2021 tres personas heridas en Argelia; en 2022 un muerto en Cocorná; y en 2023 otro muerto en Frontino; mientras que en 2024 otras dos personas cayeron fulminadas por rayos en Ituango y El Bagre. ¿Qué tienen estos municipios en común? Su cercanía con el Magdalena Medio o tener sendas montañas.

De acuerdo con el estudio de Cruz, la mayoría de decesos se dieron durante las temporadas del Fenómeno de La Niña. Usando el recuento del DANE, entre 2008 y 2023, los meses más peligrosos fueron mayo, junio y julio, con 22, 21 y 13 casos, respectivamente. Por esto, según Cruz, Antioquia presenta un índice de casos de 1,98 casos de muertes por rayo por cada millón de habitantes, casi 20 veces más alta que a de Bogotá.

Aunque el Aburrá sea la subregión con mayor población, por fortuna no aparece registrada como la zona donde hay más víctimas. Esto podría deberse a que el territorio no alcanza niveles de rayos de municipios del Norte, Nordeste o Bajo Cauca. Sin embargo, una sola descarga bien “conectada” puede afectar gravemente a la ciudad, no más hay que recordar lo que ocurrió el 21 de octubre de 2024 cuando un rayo impactó una catenaria del Metro paralizando el sistema desde Caribe hasta Suramericana.

Ante los rayos en zonas rurales o abiertas, los expertos recomiendan primero evitar que las tormentas lo cojan a uno sin resguardo. Si ya el aguacero se le vino encima, lo mejor –de ser posible– es refugiarse en una casa o estructura ojalá de ladrillo, ya que las cabañas o refugios improvisados como cambuches no protegen. Resguardarse dentro de un vehículo cerrado también es una buena opción.