A Caucasia y otros cinco municipios de Antioquia se les acabó la guachafita con las corralejas: se acabarán por decisión de la Corte
- Colombia
- septiembre 5, 2025
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Después de cientos de animales muertos, de incontable cantidad de personas heridas, de burlarse de las normativas, los impulsores de las corralejas en Antioquia tendrán que buscar qué hacer, pues la Corte Constitucional acaba de dejar en firme la prohibición no solo de las corridas de todos, sino que en una decisión coherente respecto al bienestar animal, amplió dicha restricción para otras actividades llamadas falazmente “tradiciones culturales”, como las corralejas, los coleos y las peleas de gallos.
Así se cierra una lucha durante décadas en las que hábilmente los propulsores de este tipo de brutales actividades contra animales lograron evadir la legislación para mantener vigentes las corridas de toros. Si bien en Antioquia no fueron necesarias leyes, pues desde hace años las plazas de toros quedaron olvidadas o fueron utilizadas para espectáculos completamente diferentes, cada año el departamento sí tiene el deshonroso honor de liderar las muertes de personas y animales en medio de corralejas.
Caucasia, El Bagre, Arboletes, Necoclí, Nechí y San Pedro de Urabá mantienen la vergonzosa tradición de las corralejas burlando de frente medidas departamentales como ordenanzas. El peor caso es Caucasia. En las recientes corralejas realizadas a finales de 2024 murieron allí siete caballos y 27 personas resultaron heridas. Las imágenes de caballos heridos de muerte, agonizando sin ayuda alguna tras ser atacados por toros estresados y maltratados por parte de cientos de personas se hicieron nuevamente virales. La respuesta de la administración municipal fue el silencio y el desinterés. Ni siquiera valieron las advertencias del comité de gestión del riesgo sobre una posible tragedia por cuenta de los entables mal diseñados y las evidentes fallas en el montaje ante la presencia de miles de espectadores.
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La misma Gobernación de Antioquia, a través de su gerencia de Protección Animal, denunció ante EL COLOMBIANO, tras la última corraleja, que el alcalde y sus funcionarios quisieron engañar a la administración departamental enviando reportes de que no se habían presentado muertos ni heridos, cuando las evidencias muestran todo lo contrario. Fueron tales los alcances, la impunidad con la que mandatarios locales y promotores de esta actividad se sintieron amparados ante la falta de leyes explícitas, que el alcalde de Caucasia Jefferson Sarmiento Ortiz no tuvo reparo en desatender la orden que había dado públicamente el presidente Gustavo Petro a los mandatarios de todo el país para suspender actos donde exista maltrato animal.
Tampoco tuvieron problemas en El Bagre, donde realizaron a mitad de año sus corralejas con decenas de vaquillas vulneradas, sometidas al estrés de las personas que las agredían y al incesante ruido de la pólvora. Ni en San Pedro de Urabá, donde también hicieron caso omiso.
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Por otro lado, en Arboletes, Nechí y Necoclí, donde en años anteriores las administraciones han entrado en razón y cancelado dichas actividades, volvieron a reactivarlas defendiendo supuestas medidas de seguridad y cumplimiento de bienestar animal. Ya la Corte acaba de expresar que no existe ninguna garantía en la naturaleza de estas actividades que esté en sintonía con la protección animal.
Así las cosas, la prohibición de corralejas, peleas de gallos y coleos entrarán en vigor en 2028. Las administraciones locales tienen dos caminos: o comienzan desde ya a dar paso a otro tipo de festividades que generen nuevos arraigos y faciliten la generación de empleo y el encuentro comunitario en torno a nuevos espacios; o insisten en la barbarie hasta que abruptamente en 2028 se queden sin fiestas tradicionales ni nada que las reemplace.