¿Y del ‘relevo histórico de la Revolución’ qué?

¿Le suena a alguien la frasecita «relevo histórico de la Revolución»? ¿Se acuerda alguien de ella? ¿Qué pasó con ese relevo? ¿Dónde está? ¿Qué se hizo de él?

Son estas preguntas las que debe responder Miguel Díaz-Canel, quien hace unos días soltó una fuerte arenga a estudiantes y profesores universitarios para «perfeccionar la labor ideológica de las universidades cubanas» y que estudiantes y profesores sean más revolucionarios y combativos, más comunistas.

Irónicamente fue ese el reconocimiento ya oficial de la segunda «Gran Estafa» comunista, esta vez en América. La «muela» ideológica (antes se le llamaba «teque» o «charla») en cuestión tuvo lugar recientemente en el Primer Taller de Trabajo Político-Ideológico de las Universidades Cubanas, en la ahora llamada Universidad del Partido Comunista de Cuba Ñico López, antigua Escuela Superior del PCC, meca del adoctrinamiento marxista y lavado de cerebro en la Isla.

El primer secretario formal del PCC y «presidente» (nominalmente lo es) de Cuba afirmó: «la labor político-ideológica debe ser tema de prioridad en las escuelas (…) para transformar la realidad y para hacer nuestra sociedad más justa y equitativa (…) Los estudiantes universitarios son los encargados de actuar como voceros en defensa de Cuba ante las calumnias infundadas por el Gobierno de los EEUU».

¿»Ahora sí vamos a construir el socialismo»?

Fue un déjà vu de la frase «Ahora sí vamos a construir el socialismo», pronunciada por Fidel Castro en diciembre de 1986, un cuarto de siglo después de que él mismo declaró el inicio de la construcción del socialismo en Cuba.

¿Supone alguien que Miguel Díaz-Canel cree en todo eso que dijo ahora en la Ñico López? ¿insiste en burlarse de los jóvenes cubanos de hoy? ¿No tiene medida para hacer el ridículo en público?

Sí, porque ojo, con este señor se da algo que no le ocurre a ningún otro jefe de Estado, que se sepa. Tiene la singular capacidad de burlarse de sus gobernados y al mismo tiempo ser el hazmerreír de ellos. Eso debiera ser registrado en el Libro Guinness de Récords Mundiales.

Todo esto nos obliga a resbalar atrás en el tiempo y ver al encantador de serpientes Fidel Castro en uno de sus encendidos discursos asegurando que la juventud cubana sería «el relevo histórico de la revolución», y que por eso su futuro estaba garantizado.

Y observamos al Che Guevara insistiendo en la necesidad de formar al «hombre nuevo» (típicamente nazi), una hibridación de hombres-corderos y a la vez «frías máquinas de matar», como él mismo definía al verdadero revolucionario.

Y a propósito del «hombre nuevo» repito aquí un incidente personal con el Che Guevara que ya he contado en una ocasión. En 1963, un grupo de jóvenes del Ministerio del Comercio Exterior (MINCEX) fuimos a un trabajo voluntario en unas tierras cercanas a la costa este de La Habana que eran un mar de diente de perro, a limpiarlas de marabú y malas yerbas. Era un trabajo inútil, agrícolamente hablando.

También fueron jóvenes del Ministerio de Industrias, y el Che Guevara con ellos. Terminada la jornada a las 11:30AM los del MINCEX nos sentamos a descansar. El Che seguía trabajando y alguien dijo que no era «correcto» irnos antes de que él terminara.

Al poco rato el ministro-comandante argentino dejó de machetear, y con la camisa abierta vino hacia nosotros y nos preguntó: «¿Qué tiempo llevan ustedes ahí sentados?». Le respondimos que nos habían dicho que el trabajo terminaba a las 11:30AM. Y nos reprochó: «Así no se forja el hombre nuevo, ojalá ustedes sean tan puntuales para entrar al trabajo como para salir», insinuando que debimos seguir macheteando después de hora. Y al ver que teníamos un solo camión nos dijo: «La próxima vez quiero ver que ustedes traen tres camiones llenos».

Pasaron muchos años y hoy los relevistas y «hombres nuevos» relevistas están desconectados de la «revolución». No soportan siquiera esa palabrita. Se ríen de ella, o se indignan al escucharla. Muchos están presos por «contrarrevolucionarios», casi ninguno va a nada convocado por el régimen. No solo se niegan a ingresar en la UJC y el PCC, sino que los miembros están abandonando sus filas. Emigran masivamente para vivir en el capitalismo, etc.

El Che no vivió lo suficiente para constatar la idiotez de su humanidad superior, pero el Mitómano en Jefe sí pudo constatar los resultados de semejante desconexión de la realidad.

De ahí lo absurdo de esta reciente payasada de Miguel Díaz-Canel. Con el país en ruinas, la gente con hambre, en la pobreza extrema, con apagones de 20 horas, sin medicamentos, ni transporte, todo a causa del socialismo, el jefe del PCC se dedica a impulsar la labor ideológica en las universidades para que amen más al socialismo. ¡Le zumba el mango!

El régimen insiste en formar al «hombre-masa»

Pero esto no debe sorprender a nadie. Los dos hermanos Castro y, en general, la elite político-militar que usurpa el poder en Cuba siempre ha tratado a los jóvenes y a todos los cubanos como subnormales a los que, contrariamente a lo que sostenía Abraham Lincoln, se les puede engañar todo el tiempo. Por irracional que parezca insisten en fabricar al «hombre-masa» de que hablaba José Ortega y Gasset, «cuya vida carece de proyectos y va a la deriva…y por eso no construye nada», y delega el ejercicio de pensar en sus líderes.

No importa que los jóvenes cubanos sepan de sobra que 33 países de los 35 países comunistas en el siglo XX tiraron a la basura ese sistema político-económico por inviable, retrógrado, y criminal.

Pero lo más destacable aquí es que eso del «relevo histórico» fue una gran engañifa, pues el núcleo duro que manda en Cuba es el mismo de siempre, el de los dinosaurios «históricos», hoy con Raúl Castro de jefe, quien en junio cumplirá 94 años de edad, 66 de ellos al frente del país, primero como vicedictador, y luego como dictador titular.

Es decir, en Cuba no ha habido relevo de mando alguno en dos tercios de siglo. La cúpula castrista se atornilló al poder y jamás pensó en un relevo. Fue todo puro teatro para ganar tiempo y aumentar al máximo la cantidad de «hombres-masa».

Lo que sí fue histórico, y en grande, fue que la apoteósica rebelión nacional el 11 de julio de 2021 en 56 ciudades cubanas fue protagonizada básicamente por jóvenes con gritos de «Abajo el comunismo», «Abajo la dictadura», «Abajo Raúl Castro», «Libertad», «Abajo Díaz-Canel», y hasta «asesino» le gritaron en su cara a Ramiro Valdés en Palma Soriano, y tuvo que huir protegido por sus escoltas.

Temor castrista al desgano «revolucionario» de la juventud

Esta nueva campaña político-ideológica la ha generado el temor creciente de la mafia gobernante a la apatía, indiferencia y el abrumador desgano «revolucionario» de la juventud cubana. Y es muy tonto, y estúpido, pretender hoy persuadir a nadie en Cuba de que se «supere ideológicamente». Ocurre todo lo contrario, el PCC y la UJC se están desinflando a un ritmo inusitado en toda la Isla.

Por otra parte, es ley de vida que los jóvenes no renuncian a sus propios sueños y aspiraciones para seguir por los caminos que les trazan los mayores, y mucho menos si son mafiosos y vividores. Los jóvenes quieren y necesitan crear, y transitar, por su propio camino.  

Desgraciadamente lo que sí produjo el proyecto fidelista-guevarista fue una insana subcultura de corte medieval. Muchos de los pioneritos que juraban ser como el Che hoy son ladrones, vándalos y asesinos que matan salvajemente a esposas, novias o amantes. O para robar cualquier cosa. Hasta por un teléfono descuartizan a cualquiera. Organizados en pandillas, asaltan viviendas y asesinan familias enteras. Trabajan lo menos posible, o no trabajan en absoluto, ni estudian.

La moraleja aquí es una imperiosa y curiosa ironía. Lo que necesitan hoy los cubanos es que la oligarquía dictatorial castrista entregue de veras el poder a su «relevo histórico», al legítimo, natural y único: ¡el pueblo! Viva Cuba libre.