Monseñor Silvio Báez: «el Señor está cerca y está viniendo a nosotros cada día»

“El Señor está cerca y está viniendo a nosotros cada día“, declaró el obispo auxiliar de Managua en el exilio, Silvio Báez, en su homilía dominical del 30 de noviembre, pronunciada en la parroquia de Santa Ágata en Miami, Florida. Advierte, sin embargo, que “podemos estar como adormecidos y no ser capaces de percibirlo“.

“Corremos el riesgo de que el Señor pase delante y no nos demos cuenta“, añadió.

Por ello, nos llama a la “vigilancia espiritual y social”, que implica estar despiertos para acoger su presencia, sanar nuestras heridas, resistir los antivalores del mundo, los cuales identifica como el egoísmo, el materialismo y la opresión, y nos llama a comprometernos en la construcción de una sociedad justa, con esperanza en la salvación que se acerca.

“Con la venida de Jesús, Dios ha venido para siempre, no se ha retirado del mundo y no nos ha dejado solos. San Pablo resumió este misterio en una frase: ‘El Señor está cerca’“, dijo el obispo, citando la carta a Filipenses.

La misa se dio el primer domingo de adviento, un periodo que en la tradición católica sirve de preparación espiritual para la Navidad, celebrada como el nacimiento de Jesucristo. En su mensaje, Báez enfatizó que el tiempo de Adviento es una invitación a renovar la fe en la cercanía constante de Cristo.

“En el tiempo de adviento renovamos la fe en la cercanía del Señor. Es un tiempo para serenarnos, recuperar fuerzas y ver el futuro con confianza“, dijo el obispo.

Esta reflexión es necesaria pues, de no pausar, el mundo se arriesga a no “ver más allá, distraído por mil ocupaciones” y, como la generación previo al diluvio descrito en Génesis, “cuando menos lo esperaban les sobrevino” el cataclismo. En este caso, la segunda venida de Cristo no debe —enseñó el obispo— encontrarnos desprevenidos.

“‘Velen, pues, y estén preparados’, nos dice hoy el Señor. El Señor nos está buscando: no dejemos que nuestro corazón se endurezca por las preocupaciones, el egoísmo o la tristeza“, concluyó Báez.