
Purgas de Murillo exhiben grietas, no fortaleza de la dictadura, según politóloga
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- octubre 15, 2025
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La serie de purgas y reestructuraciones dentro de la dictadura sandinista de Daniel Ortega y Rosario Murillo en los últimos años es “el germen de su propia destrucción”, según explicó en entrevista con Nicaragua Actual la politóloga y economista nicaragüense en el exilio, Edipcia Dubón.
Por otro lado, Dubón por esto mismo reconoce que “las purgas a los miembros del Frente Sandinista significan una oportunidad para todos los y las nicaragüenses“. Según la experta, lejos de fortalecer al régimen, las purgas revelan la fragilidad de un sistema construido sobre la opresión absoluta.
“Al final la evidencia histórica es que cuando vos oprimís de manera absoluta a las personas, las personas buscan la libertad porque la libertad es una condición inherente al ser humano“, agregó.
La sucesión dinástica que Ortega y Murillo pretenden orquestar complica aún más el panorama de estas purgas. Apostando por Laureano Ortega Murillo como heredero político, la co-dictadora buscaría “limpiar la cara” de su legado, pero Dubón nota que el presunto heredero carece del arraigo popular que una vez caracterizó a su padre.
“Al muchacho le gusta la ópera, le gusta andar bien vestido, le gusta la vida internacional, no [tiene] realmente una conexión con el pueblo, no tiene empatía con el pueblo“, señaló.
A diferencia de Ortega padre en sus años de grandes movilizaciones, cuando “iba a los territorios, la gente lo recibía, comía con la gente”, Laureano Ortega aparece como “una figura impuesta”.
Rosario, como madre y co-dictadora, pavimenta la ruta, pero la frágil salud de ambos líderes —”solo hay que verla para darse cuenta de que también tiene una edad en la que cualquier día puede no amanecer“, expresó Dubón— acelera la urgencia de reorganizar la estructura de poder para que la transición sea lo menos inestable posible.
Una oposición sin consenso
Pero esta situación no devendrá por sí sola, sino que habría de ser aprovechada por una oposición dinámica y activa. Dubón insiste en que la oposición, empujada al exilio por la represión de la dictadura, debe plantearse un “proceso de reocnstrucción, repensamiento y reestructuración” que permita un consenso, lo que a la fecha les ha eludido.
“No hay un escenario claro en términos de los actores políticos y las propuestas políticas“, admitió Dubón, notando que, en el contexto global “donde las ideologías se diluyen y los partidos pierden brillo”, aliados históricos como los gobiernos liberales o progresistas “no han apostado con claridad por una alternativa nicaragüense“.
En buena medida, la estrategia sandinista de expulsar a los opositores ha tenido éxito en tanto ha impedido, por medio de lo que Dubón describió como “barreras materiales y emocionales“, que surja una respuesta consolidada. La Nicaragua que ha surgido de la represión sandinista tras el estallido social de abril de 2018, con sus lazos profundos a Rusia, China e Irán, añade complejidades imprevisibles.
Aun así, Dubón confía en que “habrán espacios de diálogo” para forjar una alternativa democrática a la dictadura. Su esperanza es que la oposición nicaragüense sea capaz de emular las “plataformas unitarias al estilo venezolano“, si bien entiende que un proceso del estilo “tomará tiempo, años quizá” y es una consecuencia natural del quehacer democrático en contraposición al autoritarismo sandinista.
En ese sentido, Dubón dibujo paralelismos entre las dictaduras de extrema izquierda en Hispanoamérica —el chavismo en Venezuela y el castrismo en Cuba, además del sandinismo—, describiéndolas como “regímenes con mucha experiencia en términos de ser controladores sociales, en términos de la vigilancia, en el uso de tecnologías para vigilar, para reprimir“.
Entre esa triada, la experta reconoce a la China comunista como “el riesgo más insidioso” en el ecosistema de purgas y alianzas que ha creado el sandinismo. “China representa el riesgo en términos del desmantelamiento de los recursos naturales para el país“, posicionando a Nicaragua como “destino de mano de obra barata“, advirtió Dubón.
“Sin instituciones que limiten abusos, el deterioro ambiental y las violaciones a prestaciones sociales erosionan el tejido social“, mientras que la tecnología china no ha servido “para el desarrollo sino para la vigilancia, la de la persecución y la de la represión“, amplificando la capacidad represiva del Estado y al país en una base de operaciones para esa potencia en el continente.