El Patía: gobernando entre las ruinas

El Patía: gobernando entre las ruinas

  • Colombia
  • septiembre 28, 2025
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¿El peor día de su paso por la Alcaldía? Lo tiene fresco en la memoria: “El 10 de junio de 2025”. Y de inmediato su mente se transporta a esa madrugada de zozobra, parado frente a las ruinas de la sede administrativa, destruida en un 70% por un carrobomba de las disidencias de las Farc.

El edificio en el que pasaba la mayor parte de sus días, en el que gestionaba, lideraba juntas y reía con su equipo de trabajo, era una triste mole grisácea a punto del desmayo, plagada de escombros, vidrio partido y paredes perforadas.

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A su alrededor, la subestación de Policía y 40 locales comerciales también fueron sacudidos por la onda explosiva, quedando al borde de la ruina.

Para cualquier mandatario de otra parte del planeta, esa visión sería devastadora. Pero a Jhon Jairo Fuentes Quinayas, el alcalde de El Patía, un pueblo enclavado en el centro de Cauca, el conflicto armado le ha formado en el espíritu una coraza dura de romper.

“La gobernabilidad en un contexto de confrontación es muy difícil. Por un lado tengo las sugerencias de la Policía, de que debería cercar la Alcaldía con vallas para evitar que se arrime otro carrobomba; y está la presión de los comerciantes que anteponen el interés económico, pidiendo que no se restrinja tanto la movilidad y el transporte a ese sector, que es históricamente de fuerte presencia del comercio”, relató Fuentes en su conversación con EL COLOMBIANO.

Un lugar estratégico

El Patía es un pueblo de unas 40.000 personas, de economía basada en la agricultura y relieve de valle y montañas.

Su ubicación geográfica lo convierte en un lugar deseado por los grupos criminales, y el alcalde Fuentes recita el porqué a letra corrida.

“Es un lugar geoestratégico, limita con seis municipios del sur del departamento, y a la vez está sobre la vía Panamericana (Popayán-Pasto); tiene el 50% del territorio en la Cordillera Occidental de los Andes y limita con el cañón del Micay, donde según la ONU hay un enclave del narcotráfico con más de 10.000 hectáreas de coca; y además, posee salida por la vía a Argelia hacia el océano Pacífico”, dijo.

El área ofrece múltiples ventajas de movilidad e ingresos ilícitos para las grupos armados, por eso en El Patía están el Estado Mayor Central de las Farc (EMC), por medio del frente Carlos Patiño; la Segunda Marquetalia; el ELN, y recientemente apareció un nuevo frente conocido como Andrés Patiño, al parecer desplegado por el EMC.

A esto se suma la explotación de yacimientos auríferos prohibidos en el río Patía, por parte de redes delincuenciales que vienen de otras regiones.

El resultado: violencia por doquier. En los últimos cuatro meses, para no hacer una lista interminable, los patianos han padecido el citado atentado con el carrobomba contra la Alcaldía y la subestación policial de El Bordo (cabecera municipal); y media docena de ataques con drones y ráfagas de fusil contra las subestaciones de El Estrecho y Piedra Sentada.

“Le dije directamente al ministro de Defensa, Pedro Sánchez, que cada vez que se recrudecía el conflicto en el cañón del Micay, por las operaciones militares allá, repercutía en El Patía, porque los grupos ilegales lo usan como refugio y desde aquí coordinan atentados”, expresó.

Infográfico

El Patía: gobernando entre las ruinas

Sin soluciones cercanas

En la historia del conflicto en El Patía hay hechos atroces, como la toma guerrillera del antiguo frente octavo de las Farc, el 7 de marzo del 2000, cuando los insurgentes usaron bombas para destruir la sede del Banco Agrario, el puesto de Policía y la zona comercial, robando y saqueando lo que quedara de valor.

En ese entonces, Jhon Fuentes era apenas un niño que comenzaba a entender la violencia que lo rodeaba. Hoy en día, con la investidura de mandatario municipal, está reviviendo aquella época de angustia con una nueva modalidad de terror: los drones.

“Esos aparatos hacen que la incertidumbre sea más grave, la gente vive con esa zozobra. A cada rato hay acordonamientos por carros sospechosos en la calle y vuelos de drones. Uno no sabe en qué momento vuelva a ocurrir un ataque”, manifestó Fuentes.

Es tal el grado de tensión, que por seguridad no puede andar solo por las calles y veredas de su pueblo, algo que en el pasado hacía a menudo. En lo urbano se mueve con escoltas de la UNP y de la Policía, y en lo rural tiene el respaldo de la Guardia Indígena.

“En El Bordo había un puesto de mando permanente del Ejército, pero por la Operación Perseo en Argelia se llevaron el pelotón para estar pendiente de la vía Panamericana. Al sacarlos del casco urbano, ha dado una percepción de inseguridad en la ciudadanía. Hemos pedido aumento de efectivos y por suerte nos enviaron un Goes (Grupo de Operaciones Especiales) de la Policía), que ha colaborado mucho en el tema de control”.

Hace unos días recibió en su despacho a una persona, cuya identidad reservó. “Me dijo que sabía de un plan para atentar contra mi vida”.

El alcalde no sabe si esas intenciones provienen de los actores armados tradicionales, o de quienes están explotando la minería en el río Patía, contra los cuales ha interpuesto múltiples denuncias.

Lo que sí es cierto es que no ve una salida cercana al conflicto que afecta a su gente. “La confrontación en el Cauca se sale de la capacidad de respuesta inmediata de la Fuerza Pública, soy consciente de que la modalidad de guerra ha cambiado. Lo que le pedimos desde aquí al Gobierno Nacional es que busque la manera de desescalar el conflicto, para que no afecte a la población civil ni recluten niños”.

Mientras eso ocurre, el mandatario hace lo mejor que puede con lo poco que tiene. Pensó en trasladar la Alcaldía para una casa alquilada, pero al final decidió poner a un lado las ruinas y trabajar allí, tal vez como un símbolo de rebeldía y resiliencia.

Tuvo que unificar varias oficinas, como la de Tránsito y la de Desarrollo Ambiental, estrechar mesas y enviar a teletrabajo a algunos empleados, al tiempo que adelantaba las reparaciones. Después de todo, eso significa vivir en el Cauca: persistir, en medio del desastre.

Cronología: los terroristas se ensañaron contra las subestaciones de la Policía

7 de julio de 2025. Un carrobomba explotó en inmediaciones de la subestación de Policía del corregimiento El Estrecho, en zona rural de El Patía. Además de graves destrozos materiales, la onda explosiva asesinó a una civil que estaba cerca al sitio y dejó heridos a tres policías.

31 de agosto de 2025. La subestación de Policía de El Bordo, en la cabecera municipal de El Patía, fue bombardeada con granadas de mortero artesanales arrojadas desde drones comerciales. En el hecho resultaron cuatro uniformados heridos, uno de ellos de gravedad, según las autoridades.

3 de septiembre de 2025. El frente Carlos Patiño de las disidencias de las Farc bombardeó la subestación de Policía de Piedra Sentada, lanzando artefactos explosivos improvisados desde drones. En el hecho murió el subintendente Yeiner Lucumí Caracas, de 34 años, y tres civiles quedaron lesionados.

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