Paro Nacional en Cuba: la hoja de ruta hacia la libertad

Paro Nacional en Cuba: la hoja de ruta hacia la libertad

  • Cuba
  • septiembre 24, 2025
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Si logra articularse de manera sostenida, podría convertirse en el detonante de un proceso de transición democrática en Cuba.

MADRID, España.- Un grupo de opositores cubanos presentó este mes el denominado “Plan de Salvación Nacional”, un documento detallado que propone un gobierno de transición, reformas económicas y sociales, y una estrategia de Paro Nacional como vía pacífica para alcanzar la libertad en Cuba.

El opositor Luis Zúñiga, miembro del Directorio Democrático Cubano, expuso en Miami los lineamientos de esta iniciativa, elaborada por la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC) con el respaldo de organizaciones históricas como la Brigada 2506, Alfa 66, el Movimiento 30 de Noviembre y varias asociaciones sindicales independientes.

La propuesta fue presentada en la conferencia “Salvar a Cuba”, dentro de una Comisión Especial denominada precisamente “Plan de Salvación Nacional”. Según sus impulsores, el documento busca dar respuesta a una de las preguntas más recurrentes entre los cubanos dentro y fuera de la Isla: “¿Qué pasará el día después de la dictadura?”. La intención es evitar la improvisación en un eventual proceso de transición democrática y delinear de manera organizada el camino hacia un país libre y reintegrado al escenario internacional.

Uno de los puntos centrales del plan es el Paro Nacional, concebido como herramienta de resistencia cívica para paralizar las estructuras de poder del régimen. El texto establece que la soberanía “es un principio que emana de Dios y su regalo a la naturaleza humana”, y que corresponde al pueblo defenderla frente a cualquier usurpación. Bajo esa premisa, se llama a los cubanos a sumarse a una estrategia organizada, que tiene como meta inmediata la no cooperación y, en una etapa superior, la huelga general que abra paso a un Gobierno de Salvación Nacional.

La estrategia del paro se presenta como un movimiento de base, no subordinado a una organización o figura política específica, sino inspirado en el propio sentir popular. El plan asegura que se trata de un mecanismo viable incluso frente al férreo control policial, al estar diseñado desde dentro de la Isla.

Estrategia de liberación: el Paro Nacional y la campaña “Tres por Tres”

La consigna que resume este esfuerzo es clara y directa: “Ya estamos en Paro nacional, ya yo tengo mis Tres. Tú busca tus Tres”. El llamado hace referencia a la estrategia “Tres por Tres”, que consiste en organizarse en pequeños núcleos que se expanden en cadena, una dinámica difícil de sofocar por la represión y que, según sus promotores, permitirá sostener el movimiento hasta lograr el cambio político.

El documento del Plan de Salvación Nacional enfatiza que los regímenes comunistas no entregan el poder voluntariamente. Por ello, la resistencia cívica se plantea como única vía viable, inspirada en experiencias históricas de otros países. El Paro Nacional se convierte en la pieza angular de este plan, una táctica que busca articular a la ciudadanía en torno a la desobediencia civil y la no cooperación.

La campaña “Tres por Tres” propone un mecanismo de organización horizontal: cada persona convence a tres más para sumarse al paro, quienes a su vez replican el proceso. El resultado esperado es una estructura en red, imposible de centralizar o desmantelar fácilmente por el aparato represivo del Estado.

Para Luis Zúñiga, esta estrategia no violenta constituye un método para paralizar gradualmente las estructuras del régimen. Una vez alcanzado ese punto, sostiene, se crearán las condiciones para la instauración de un Gobierno de Salvación Nacional que conduzca la transición hacia la democracia.

En palabras del manifiesto: “La ruta es una y ya está trazada: Una estrategia ‘Tres por Tres’ que aglutine a miles de cubanos, un proceso de Paro que articule, concientice y nos haga avanzar paralizando las estructuras del régimen y de ahí a una huelga general que de paso al ‘Gobierno de Salvación Nacional’ que nos lleve a reinsertar a nuestro país en el concierto de naciones libres y democráticas”.

El llamado al paro no se limita a una acción puntual, sino que se concibe como un proceso escalonado. Primero, la no cooperación con las instituciones oficiales; después, la movilización visible en calles y comunidades; y finalmente, la gran huelga general que, según los opositores, significaría el derrumbe definitivo del sistema.

El carácter autóctono de la estrategia es uno de los puntos más subrayados por sus impulsores. La iniciativa nació dentro de Cuba y se ha nutrido de la creatividad de activistas y ciudadanos que, pese a la represión, han encontrado formas de evadir el control estatal. Esto, señalan, le otorga legitimidad y viabilidad frente a otras propuestas percibidas como externas o dependientes del exilio.

Del 11J a 2025: antecedentes y evolución del Paro Nacional

La idea del Paro Nacional no surge en el vacío. Desde hace años, activistas, presos políticos y organizaciones de oposición en la Isla lo han impulsado como una herramienta de lucha.

Tras las protestas del 11 y 12 de julio de 2021 (11J), en las que miles de cubanos salieron a las calles y posteriormente 128 personas fueron condenadas por el régimen, la Asamblea de la Resistencia Cubana expresó en una carta pública su respaldo al llamado de activistas dentro de la Isla para convocar a un paro nacional. En ese documento se afirmaba: “Llegó el momento de no cooperar en lo más mínimo con el régimen, de salir a la calle en cada oportunidad y lugar que podamos para exigir nuestra libertad y después proceder, cuando estén las condiciones, a la gran huelga general”.

Ese mismo año, en noviembre, ciudadanos y activistas de 11 provincias convocaron a la Ola Amarilla, vistiendo de ese color —símbolo de la resistencia— para expresar apoyo al paro. Paralelamente, en el exilio se realizaron banderazos, caravanas y protestas para difundir la iniciativa y visibilizar la situación en la Isla.

En diciembre de 2021, diversas organizaciones opositoras desde el occidente hasta el oriente de Cuba se sumaron al Banderazo por la Libertad, exigiendo la liberación de presos políticos y respaldando el Paro Nacional.

A lo largo de 2022, aparecieron carteles en viviendas dentro de la Isla convocando al paro, mientras opositores desarrollaban vigilias y difundían videos en redes sociales con llamados a la no cooperación. Ese mismo año, el Frente Hemisférico por la Libertad (FHL), integrado por personalidades y parlamentarios de América Latina, declaró públicamente su apoyo al Paro Nacional en un acto en Miami.

En enero de 2023, pese a la crisis migratoria y económica, el Paro Nacional se mantenía vivo dentro de la Isla con acciones de grupos opositores en provincias como Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Villa Clara, Camagüey y Holguín, entre otras. Entre los impulsores figuraban el Movimiento por la Libertad de Cuba Coronel Vicente Méndez, la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales (FLAMUR), el Movimiento Opositor Juan Pablo II y la Liga Cívica de Campesinos Independientes.

En marzo de 2024, exiliados y activistas internacionales se congregaron en la sede de la Casa del Preso en Miami, convocados por la ARC, para expresar su respaldo al paro y a las protestas populares en la Isla. Durante el encuentro, el coordinador de la ARC, Orlando Gutiérrez Boronat, afirmó que el objetivo era “apoyar el paro nacional y a los hermanos y hermanas que están en las calles de Cuba en un movimiento popular no violento que se está extendiendo por todo el país”.

El desafío de un cambio posible

Estas acciones han ido configurando un movimiento sostenido en el tiempo, que ha sobrevivido a los embates represivos y que, con la presentación del “Plan de Salvación Nacional” en 2025, busca dar un paso más allá: convertir la táctica del paro en una estrategia articulada de liberación nacional.

El desafío, sin embargo, es grande. El régimen mantiene un control estricto sobre la vida social y económica del país, y la represión contra activistas continúa siendo intensa. No obstante, los promotores del paro insisten en que la resistencia cívica es el camino más viable y que el creciente descontento ciudadano, agravado por la crisis económica, energética y social, ofrece un terreno fértil para que la estrategia se expanda.

Si logra articularse de manera sostenida, podría convertirse en el detonante de un proceso de transición que responda a la pregunta que ha acompañado a generaciones de cubanos: ¿qué pasará el día después de la dictadura?

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