Crisis de vivienda en Cuba: construir es imposible con salarios de miseria 

Crisis de vivienda en Cuba: construir es imposible con salarios de miseria 

  • Cuba
  • septiembre 23, 2025
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En la Isla, la construcción o restauración de una vivienda ha dejado de ser un propósito para convertirse en una quimera.

HOLGUÍN, Cuba. –  “En Cuba no se puede construir ni un cuartico. Con los salarios que tenemos los cubanos, apenas nos da para malcomer algo; así que hay que olvidarse de construir”. El holguinero Roberto Pérez, residente en el reparto Vista Alegre, retrata la realidad nacional: la esperanza de tener una vivienda digna no existe en medio de una crisis sistémica que mantiene a los cubanos entre salarios de subsistencia, la burocracia y un mercado de materiales inaccesible. 

La construcción o restauración de una vivienda ha dejado de ser un propósito para convertirse en una quimera, en un país donde el esfuerzo diario se concentra únicamente en asegurar la próxima comida.

Mientras el salario medio oficial oscila entre los 6.506 y 6.649 pesos cubanos mensuales, observatorios independientes como el Food Monitor Program (FMP) calculan que una dieta mínima saludable para solo dos adultos en Cuba requiere alrededor de 41.735 CUP mensuales.  

Un saco de cemento a la venta en Holguín
Un saco de cemento a la venta en Holguín (Foto: CubaNet)

Esta cifra equivale a casi 20 salarios mínimos o más de seis salarios medios; así que el salario de un trabajador estatal apenas cubre una fracción de sus necesidades alimentarias básicas.

La holguinera Caridad Romero Alemán coincide en que cualquier necesidad material se subordina a la necesidad de comer. “El salario es para comprar el arroz, los frijoles y, si acaso, un pedacito de algo más. Después de que una se las ingenia para poner un plato de comida en la mesa, en la cartera lo que queda es un hueco. ¿Construir? Qué va. Eso es un lujo de millonarios. Nosotros vivimos al día, resolviendo el hoy y con un mañana incierto”, asegura.

Lázaro Díaz Pérez, un maestro cuya vivienda está en pésimas condiciones, compara su salario mensual ―4.800 pesos― con el precio de un saco de cemento de 40 kilogramos ―casi 7.000 pesos―. “Para comprar solo un saco de cemento tengo que trabajar casi dos meses y no comer. La cuenta no da”, dice, sin necesidad de tener en cuenta el precio del resto de los materiales.

En medio de este panorama, la política gubernamental de subsidios para construcción y rehabilitación de casas es un enrevesado laberinto burocrático que no consigue casi nada. 

El 16 de enero de 2012 entró en vigor el reglamento para entregar subsidios, destinados a la construcción y rehabilitación de viviendas, a personas sin solvencia económica, con prioridad para familias afectadas por catástrofes y casos sociales críticos. 

La disposición, contenida en el Acuerdo 9072/2021, explica que el objetivo de este programa gubernamental es financiar materiales de construcción, mano de obra, transportación (desde los puntos de venta hasta las viviendas), documentación técnica y el derecho perpetuo de superficie del terreno.

También establece que el presupuesto para una célula básica habitacional (25 metros cuadrados) es de hasta 188.560 pesos cubanos.

Sin embargo, de los 3.069 subsidios previstos para 2025 en Cuba, con el objetivo de construir células básicas habitacionales, solo se culminó el 3%. La cifra representa el peor indicador del Programa de la Vivienda desde su comienzo, según se informó en la última sesión del V Periodo Ordinario de Sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en julio pasado. 

La experiencia de Yanelis Rodríguez, del reparto Alcides Pino, así lo demuestra. “A mí me dieron un subsidio para arreglar mi casa en el 2019 y todavía estoy en las mismas. Es como si se hubieran olvidado de todos los que estamos en esta situación”, relata. 

Sede de la Dirección Municipal de la Vivienda en Holguín
Sede de la Dirección Municipal de la Vivienda en Holguín (Foto: CubaNet)

El dinero, aunque asignado a Rodríguez, permanece intocable, bloqueado por un enredo de requisitos. “Le he tenido que pagar al albañil de mi bolsillo, porque del banco no he podido sacar ni un kilo. Me exigen que el albañil tenga una patente. Ahora tengo todo ese dinero trancado en el banco y tengo que buscarme a otro albañil que sí tenga la patente. Es un requisito tras otro; y ningún albañil quiere sacar patente y hacer esos trabajos, porque es mucho el impuesto”.

Este caso no es una excepción. En Holguín, de los más de 10.500 subsidios concedidos desde 2012, una parte considerable del dinero sigue sin llegar adonde debía. Datos oficiales indican un “problema crónico de lentitud y bajo porcentaje de ejecución, con solo un 13% de cumplimiento en algunas etapas evaluadas”.

Aunque autoridades como María Teresa Cruz Pérez, directora provincial de Vivienda en Holguín, y Yoanky Ultra González, director de Vivienda en La Habana admiten problemas objetivos como el déficit de materiales, las palabras del ministro de la Construcción, René Mesa Villafranca, apuntan a la necesidad de “controlar los recursos que se ponen en manos de la población e identificar a los verdaderos vulnerables”.

Aun quienes logran sortear estas dificultades burocráticas se encuentran con un mercado de materiales de la construcción afectado por la hiperinflación y la escasez. 

Un trabajador de la construcción
Un trabajador de la construcción (Foto: CubaNet)

Carlos Vega, vecino del reparto Nuevo Holguín, detalla los precios: “El metro de gravilla anda por los 6.500 , el polvo de piedra a 150 pesos la lata, el ladrillo está a 25 pesos la unidad y el metro cuadrado de repello a 500 pesos. Los apagones no dejan que los molinos trabajen con estabilidad y eso ha provocado escasez de arena y que su precio haya subido a 6.500 pesos”.

La escasez y los altos precios no son fenómenos aislados, sino el resultado directo del colapso productivo nacional. El plan de vivienda del Estado se cumple solo al 22% debido a efectos multifactoriales: la falta de insumos como cemento y acero, la crisis energética que paraliza las industrias y una tecnología obsoleta.

Reynolds Ramírez Vigaud, presidente de Grupo Empresarial de Materiales de Construcción (GEICON), reconoció que la falta de portadores energéticos provocó el desplome del 90% en la industria del cemento en 2024. 

La propia directora general de Vivienda del Ministerio de la Construcción (MICONS), Delilah Díaz Fernández, admite que “no se han logrado incrementar los niveles constructivos; la planificación es más baja que en años anteriores y aun así se incumple. El fondo no evoluciona y las necesidades superan por mucho a los planes aprobados”.

Holguín, con un déficit de 115.965 viviendas, es una de las provincias más afectadas

Mario Valdés González, de 68 años, resume el panorama: “Me he fajado trabajando desde que era un muchacho. ¿Y para qué? ¿Para llegar a viejo y tener miedo de que mi propia casa se me caiga encima?”.

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